domingo, 25 de diciembre de 2022

Feliz Navidad.


 Feliz Navidad.




       «Encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre»     
         (Lucas, 2, 12).


domingo, 4 de diciembre de 2022

¿Lo sabes?

1. Datos correctos de la alternativa de Dámaso Gómez.
A. Barcelona, 25 de mayo de 1953
B. Alicante, 24 de junio de 1955
C. Sevilla, 23 de abril de 1958

2. El Campeño fue un banderillero que cayó mortalmente herido en Madrid en 1988. ¿En qué cuadrilla actuó esa tarde?
A. Emilio Muñoz.
B. Curro Vázquez.
C. José Miguel Arroyo "Joselito".

3. ¿Cuál de estas ganaderías no es de encaste Santa Coloma?
A. Adolfo Rodríguez Montesinos.
B: Víctor Huertas.
C. Bernardino Piriz.

4. ¿Dónde se celebran las peligrosas corralejas?
A. Ecuador.
B. Colombia.
C. Venezuela.

5. En 1968 Diego Puerta cuajó en Sevilla a Gallineto una faena histórica y le cortó el rabo. ¿ A qué ganadería pertenecía ese toro?
A. Marqués de Domecq.
B. Murube.
C. Atanasio Fernández.

6. El pase del fusil es una suerte que se realiza con...
A. Capote.
B. Muleta.

7. ¿A qué rejoneador perteneció el mítico caballo Opus 72?
A. Ángel Peralta.
B. Simão da Veiga.
C. Álvaro Domecq.

8. ¿A qué rejoneador pertenece la finca El Hondillo?
A. Leonardo Hernández.
B. Sergio Galán.
C. Andy Cartagena.

9 ¿A qué famoso toro picó "El Rubio de Salamanca" en Las Ventas? 
A. Baratero de Victorino Martín.
B. Capitán de Hernández Plá.
C. Atrevido de Osborne.

10. ¿En qué localidad de Ciudad Real encontramos esta plaza hexagonal?
A. Viso del Marqués.
B. Montiel.
C. Almadén. 






1a, 2c, 3c, 4b, 5a, 6b, 7c, 8a, 9a, 10c



lunes, 14 de noviembre de 2022

Master and Commander.

No tenía ni idea de lo que me iba a encontrar una noche invernal de 2003 cuando entré en un cine de Madrid porque estrenaban Master and Commander

No tenía ni idea de quién era Jack Aubrey. Ni Stephen Maturin. Ni William Blakeney. Solo sabía que era la historia de una fragata británica. Desde el primer momento que empecé a oír el crujir de los cabos y las velas azotados por el viento y del casco rompiendo las olas, vi que iba a ser una película diferente.

Al alba de un día de abril de 1805 y frente a la costa brasileña, unos tañidos de campana rompen el silencio indicando que toca cambio de guardia. De repente, entre la bruma y cual aparición fantasma, un buque francés rompe la paz y ataca la fragata. La derrota es contundente. Es un enemigo infinitamente superior. Ponen nuestros amigos pies en polvorosa para huir de los franceses. Contar con el barlovento no es lo mismo que contar con la ayuda de los dioses. Aquí no mandan las supersticiones: el que tiene el control del viento, tiene el control del combate.

- ¡A los hombres hay que gobernarlos! - Sin respeto, la disciplina salta por la borda. Master and Commander es la vida misma. En un barco no hay lugar alguno para los rebeldes. A los que se pasan de la raya se les castiga para ejemplo del resto.

¡Pite a zafarrancho! En el día del Saludo beben vino en vez de grog. Juegan al cricket. Capturan iguanas y buscan pájaros no voladores. Tocan música. Las piezas barrocas de Corelli, Bach y Luigi Boccherini suenan para deleite del espectador. Luchan contra los franceses. Operan a los heridos en combate. Salvan el barco de hundirse en una tormenta. Rezan por el compañero caído.

La música nocturna de las calles de Madrid no deja de resonar en mis oídos. ¡Arriar en banda! Se aprende que sin ruedas, un cañón nunca podrá recargar pero ganará elevación; que es fundamental echar arena alrededor de la mesa de operaciones durante una intervención quirúrgica para no resbalarse con la sangre del paciente y que un fásmido en un insecto que adopta la apariencia de una rama para escapar de sus depredadores.

A pesar de todo, los que hemos visto Master and Commander desearíamos navegar en la Surprise y poder luchar con Jack en las costas del Brasil, en las Galápagos o en el fin del mundo si hace falta; descubrir la naturaleza con Maturin, aprender el oficio de soldado junto a los jóvenes guardiamarinas, cenar en la cámara de oficiales para cantar viejas canciones marineras recordando anécdotas de aventuras y batallas y por supuesto brindar por que nunca las esposas conozcan a las amadas.

¿Llegará a ser el señor Blakeney un gran marino y científico?¿Será Tom un gran capitán como Jack? No me cabe la menor duda.

Nunca querré ver una guillotina en Picadilly. Ni cantar la Marsellesa, ni llamar rey a Napoleón. Un barco es un hogar. Y la Surprise, aún al otro lado del mundo, no sólo es el hogar de unos soldados enrolados para una misión casi suicida. Es el hogar de todos aquellos que desearíamos alguna vez navegar en sus sollados, en el alcázar o en la cofa del vigía. Ese barco es, ni más ni menos, Inglaterra.

Master and Commander es una oda al mar, al patriotismo, a la valentía y a la amistad.

Han pasado diecinueve años. 





jueves, 20 de octubre de 2022

Cinco lustros absolutamente irrepetibles.

"Una licencia poética nos haría decir que el torero nació de la tierra porque la Puebla del Río es marismeña, y la misma es un territorio agreste donde vive el toro bravo, y antes, el uro. Luego, el arroz desplazó al toro a las dehesas serranas de la provincia, aunque como testimonio permanecen algunas vacadas: las de Peralta, la de los Moreno Santamaría, la de Escobar y, algo más lejos, en Villamanrique, los toros de Curro Campos. Además, Sevilla y su provincia es tierra de toreros: muy cerca de la Puebla, en Gelves, nació Joselito el Gallo; Camino, Romero, Julio Vito y tantos otros, en Camas; en Tomares, Bombita; en Gines Cortés y Cepeda; Jaime Ostos en Écija; Espartaco en Espartinas y en la capital una lista que se tornaría interminable: Belmonte, Cagancho, los Gitanillos, Chicuelo, Pepe Luis, Manolo González, Pepín, Diego Puerta..."   Álvaro Acevedo

Se cumplen cinco lustros de la alternativa de un torero absolutamente genial: José Antonio Morante Camacho. "Morante de la Puebla" en los carteles.

Nació nuestro protagonista el 2 de octubre de 1979 a orillas del río Guadalquivir en un pueblo a las afueras de Sevilla: La Puebla del Río. Con su primo Juan Carlos y sus amigos jugaba al fútbol, al escondite, al toro y a otros tantos juegos que cayeron en el olvido por culpa de tanta maquinita y otras modernas tecnologías. La niñez de Morante se limitaba a la calle Cervantes donde vivía y a las calles adyacentes. Durante su infancia, Morante solo tenía un sueño: ser torero. Por fin llegó el día en el que pudo ponerse delante de una becerrita. En la Vuelta del Cojo tentaba Manolo Vázquez, así que Rafael Morante se llevó al niño a lo de Pérez de la Concha y con apenas seis años consiguió dar un par de lances a la vaca. Sufrió un revolcón pero José Antonio estaba feliz, algo grande había ocurrido. A partir de ahí empezó a pulular por los tentaderos de los que se enteraba y recorría esa comarca marismeña buscando becerras que torear. Y por fin, con diez años, toreó en público en su pueblo en una fiesta que organizaron su padre y unos amigos. Un par de años más tarde, José Luis Peralta fue enseñando a José Antonio los misterios del toreo. Acabó encontrando a su primer mentor: Bizcocho. Era un taurino que se dedicaba a ayudar a los torerillos de La Puebla y localidades cercanas en sus primeras etapas así que ayudó a que nuestro protagonista lanzase su prometedora carrera. No fue Bizcocho un apoderado como tal ya que no hacía las funciones propias pero se las arregló y consiguió, un poco más tarde, que Leonardo, padre de Emilio Muñoz apoderase al joven sevillano.

Durante los primeros años de la década de los 90, José Antonio se curtió hasta su debut en el 94. Leonardo esperó y cuando vio que era el momento oportuno cerró en 1995 su presentación ante la cátedra venteña. No fue un debut estelar pero la afición madrileña vio que Morante era diferente. Que interpretaba el buen toreo. Siguió forjándose por las plazas españolas y en 1996 debutó en la Maestranza dejando una buena impresión y en Arnedo (La Rioja) ganó el prestigioso Zapato de Oro. En octubre de ese año, en el festival homenaje a José María Plaza cortó dos orejas y salió a hombros por la Puerta de Alcalá.

Al año siguiente se barruntaba la idea de que tomase la alternativa en en Sevilla pero vaivenes y desencuentros entre su nuevo apoderado, Miguel Flores y los empresarios maestrantes hicieron que Morante se doctorase allende Despeñaperros. Tuvo tiempo de torear esa primavera unas cuantas novilladas y a finales de junio, en tierras de El Cid, por fin se convirtió en doctor en tauromaquia acompañado de César Rincón y Fernando Cepeda. El mismo día de su presentación como matador en La Maestranza, cortó dos orejas a un toro de Victoriano del Río. Siguió toreando a lo largo y ancho de España y dos años después consiguió descerrajar la Puerta del Príncipe en abril de 1999. Aquel día toreó con "Litri" y "El Cordobés". Cortó tres orejas a un lote de Guadalest y cruzó ese umbral que da al Guadalquivir. Su temporada estaba más que lanzada pero en el mes de septiembre llegó un percance fortísimo: en la localidad madrileña de San Martín de Valdeiglesias un toro le partió varias vértebras. Tras cuatro meses en una cama se repuso y dejó durante las siguientes temporadas faenas absolutamente imborrables por toda la geografía taurina: Málaga, Bilbao, Nîmes, Madrid con un toro de Astolfi, Lima, Méjico D.F., Vistalegre, Leganés, Olivenza con los toros de Victorino, Alicante, Morón de la Frontera, Sevilla con toros de La Dehesilla, o las de San Sebastián a toros de El ToreroValdefresno, o Martín Arranz; las encerronas de El Puerto de Santa María y Jerez de la Frontera ... 


Pero por la cabeza de Morante rondaban mil cuestiones. Y también una enfermedad psíquica. Tras fallar estrepitosamente el Domingo de Resurrección de 2004 en la capital de España, Morante cortó su temporada y fue a tratarse a Estados Unidos. Reapareció una temporada después para seguir haciendo el toreo más bello: EspartinasJerez de la FronteraValencia, Málaga, San Sebastián, Salamanca, Granada, Huelva, Sanlúcar de Barrameda, Almería, Palencia, Valladolid, Barcelona, Bayona, Santander... 

A finales de 2006 surgió un bombazo que nadie se esperaba: José Antonio sería apoderado por el irrepetible diestro jerezano Rafael de Paula. En junio de 2007 volvió a retirarse no sin antes dejar obras como las de Jerez de la Frontera, las dos orejas en Sevilla, la Beneficencia en Madrid y en Granada por el Corpus con los toros de Gavira. Como regalo a los morantistas, volvió el día de Reyes de 2008 en la capital azteca, y toreando con "El Pana" demostró que estaba en plena forma. Entre sus hitos fue una oreja que cortó bajo el diluvio a un toro de Victoriano del Río en San Isidro y dos buenas faenas en Bilbao y San Sebastián, y entre sus fracasos mencionaré el petardo que pegó en solitario en Zaragoza. En 2009 mató Victorinos en Sevilla con "El Cid" y cuajó a Señorito, de Juan Pedro Domecq; en Madrid dejó una tarde para la historia: el toreo con el capote a otro toro de Juan Pedro Domecq. Absolutamente inolvidable. 

Entre 2010 y 2013 volvió a brillar con el capote en Madrid y salió a hombros en la exigente Bilbao tras un trasteo memorable a un toro de Núñez del Cuvillo. Cortó tres rabos: en Nîmes, Córdoba y en Cantalejo (Segovia). La media de Sevilla, la faena a un sobrero de Javier Molina también en Sevilla, la tarde de Valencia, Barcelona, Carabanchel, la encerrona en Ronda, mató Victorinos en Dax... por mencionar algunos recuerdos que dejó Morante aquellos años. Firmó pinceladas de enorme torería y también dio tardes ya olvidadas.  


Estos últimos años ha seguido demostrando que es un torero absolutamente genial: Illescas, Brihuega, las tardes en Salamanca con los toros de Galache, varias faenas de dos orejas en Sevilla (cada cual mejor que la anterior): a Dudosito de Cuvillo el 15 de abril de 2016, el 1 de octubre de 2021 y el 7 de mayo de 2022. Cortó un rabo en Linares (Jaén). Este pasado mes de septiembre también en Sevilla y ante los toros de García Jiménez hizo, una vez más, una obra inmensa marrada con la espada; en Pamplona por san Fermín bordó el toreo en el aniversario del centenario de dicha plaza, realizó dos faenones en Madrid ante toros de Alcurrucén y las verónicas a un toro de El Puerto de San Lorenzo el pasado 12 de octubre también en Madrid pusieron la plaza en pie.

Y tras el fallido intento de 2020, ha querido el sevillano cumplir la mítica cifra de cien festejos toreados (a falta de un festejo en Arenas de San Pedro).  Lejos quedan aquellos años locos de los noventa en los que Ponce, Jesulín o El Juli toreaban sin parar de febrero a octubre solo en Europa. Su predilección por el gran Joselito, hizo que en 2020, centenario de su muerte, quisiera José Antonio recordarle de diferentes pero por la pandemia, los planes se frustraron. Este 2022 ha cerrado su temporada con esa cifra tan redonda. 

Morante posee un concepto absolutamente innato. Ha ido imbuyéndose de todos aquellos que le han enseñado: Peralta en sus inicios, banderilleros con los que entrenaba de joven, de Rafael de Paula en su época de apoderamiento... Y por supuesto los vídeos. Grabaciones de todo tipo, imágenes antiguas... han ayudado a Morante a forjar una manera inigualable de lo que es torear.  

Capote: Si hay que hablar del toreo de capote, Morante está, sin lugar a dudas entre los grandes. Belmonte, Gaona, Curro Puya, Silverio Pérez, Pepe Luis Vázquez, Rafael de Paula, Fernando Domínguez, Fernando Cepeda... Morante tiene un hueco más que ganado en lo que el toreo de capa se refiere. Su repertorio es inmenso: las medias, los recortes, los galleos, las largas, las chicuelinas, los delantales... Y por supuesto las verónicas. El toreo fundamental de capa tiene en José Antonio uno de sus mejores exponentes. En alguna que otra ocasión, se ha ido de rodillas a la puerta de toriles. En su afán por investigar lances y suertes absolutamente olvidadas, estos últimos años ha recuperado suertes como la tijerilla, el recorte de Reverte y el galleo de El Bú. Y de su invención son dos quites: la morantina y la cigarrera, en honor a su pueblo y cuyo gentilicio es el nombre con el que ha bautizado esta suerte.


Banderillas: Morante tiene el aroma de los clásicos banderilleros. No es un torero al uso deportivo y explosivo. Lo suyo es la torería. Cita en corto, se deja ver y poco a poco arranca la carrera cuarteando hacia el animal. Clava en la cara y sale de la suerte con toda la gallardía posible. Un ejemplo, la goyesca de Jerez en 2003 con las antiguas banderillas de bullón, la Beneficencia de Madrid en 2007 o Valladolid en 2021.

Muleta: Si el repertorio de capote es inmenso, con la muleta no se queda atrás. Sus inicios de faena son una delicia. Si el toro exige suavidad y temple, Morante inicia por unos ayudados por alto y remata con el kirikikí. Si el toro tiene poder y fuerza, Morante se dobla con él por bajo. Si el animal tiene clase y recorrido, Morante improvisa una fantasía enorme de lances como por ejemplo el pase de la firma, hace un molinete, o pega un pase cambiado como en Madrid en la reciente feria de Otoño. O recuerda a Pepe Luis y su famoso Cartucho de pescado. Los naturales tienen la gracia del toreo sevillano. Tanto a pies juntos como cerrados, ya sea con la ayuda o no de la espada, Morante obra el mejor toreo. Los cierres también son sorprendentes: remates, cambios de mano, giraldillas, serpentinas, trincherazos, trincherillas, abaniqueos... Y cuando llega el toro exigente, Morante se faja con él y le puede. Ya sea en una faena de poder o espantar las moscas a un toro manso, brilla la torería en sus faenas. 


Espada: Morante procura ejecutar la suerte con pureza y pulcritud. Se perfila y va detrás de la espada. No pega saltos ni hace ademanes raros. No es un estoqueador contundente, y muchas veces, la espada le ha dado disgustos ya fueran tras faenas absolutamente insulsas o de cante grande. Pero cuando mata, mata de verdad.

El toro: Ha abierto estas últimas tres temporadas, tras muchos años encasillado prácticamente en los mismos hierros (cosa que es muy de agradecer), los encastes a lidiar. Por ejemplo, ha lidiado toros de ganaderías legendarias como la de Miura en Linares y La Maestranza, los "patasblancas" de Galache en Salamanca y Ciudad Rodrigo, los "santa colomas" de La Quinta en varias plazas del norte y de Francia, Atanasios en Madrid, los de Samuel Flores en Albacete, la frustrada encerrona en El Puerto con los jaboneros toros de Prieto de la Cal, Torrestrella etc. Por sus manos han pasado "ibanes", "veraguas", "albaserradas", "núñez", "domecq"...

Los vestidos: Su mejor imagen. Ojalá poner fotos de todos ellos. Ha lucido todos los colores tanto en oro, plata como en azabache. Sus bordados son únicos. Busca y consigue marcar diferencias con el resto. No suele usar pañoleta, sino un pañuelo. Y remata su imagen con coletas de pelo natural. Si tuviese que elegir un par de vestidos me quedaría con el sangre y oro de Madrid en 2007, un blanco y azabache usado un año antes en Jerez o Alicante, un verde y oro en Sevilla en Resurrección en 2010 o más recientemente un tabaco e hilo blanco. 


"Morante es el crisol donde se funden los mejores toreros del pasado. Cuando se dobla con un toro parece Joselito El Gallo. Cuando hace los recortes se parece a "Chicuelo" y su toreo a pies juntos también. Carga la suerte como Pepe Luis Vázquez. De Juan Belmonte recuerdan sus medias verónicas, en echar la pata "p´lante" y hundir el mentón en el pecho. En Morante se funde todo lo bueno, y además con una enorme torería. Es un compendio del toreo sevillano". Domingo Delgado

Veinticinco años dan para muchísimo y he intentado hacer un breve resumen. Estadísticamente, quedarían así sus datos más significativos:
Debuta como novillero el 16 de abril de 1994 en Guillena (Sevilla).
Alternativa: Burgos, 29 de junio de 1997. Toreó con César Rincón y Fernando Cepeda.
Confirmación en Madrid: 14 de mayo de 1998. Toreó con Julio Aparicio y "El Cordobés" un encierro de Sepúlveda.

Tardes como único espada: 
- 15 de agosto de 2002 en El Puerto de Santa María. Toros de Santiago Domecq, Torrestrella, Marqués de Domecq, Jandilla y El Torreón. Cortó una oreja.
- 12 de octubre de 2003 en Jerez de la Frontera. Toros de El Pilar, Gavira, Núñez del Cuvillo, Santiago Domecq, Carmen Lorenzo y El Torero. Cortó tres orejas y un rabo. 
- 11 de abril de 2004 en Madrid. Toros de Astolfi, Domingo Hernández, Alcurrucén, Hermanos Lozano, Martín Arranz y Núñez del Cuvillo. 
- 6 de junio de 2007 en Madrid. Toros de Gavira, Román Sorando, Ana María Bohórquez, Rosario Osborne y Núñez del Cuvillo. Herido en el quinto y oreja en el sexto. 
- 12 de octubre de 2008 en Zaragoza. Toros de Daniel Ruiz, La Campana, Fuente Ymbro, El Pilar, Zalduendo y Núñez del Cuvillo.
- 7 de septiembre de 2013 en Ronda. Toros de Juan Pedro Domecq y Parladé. Cortó tres orejas.
- 3 de diciembre de 2015 en Quito (Ecuador). Toros de Huagrahuasi y Triana (sin muerte).
- 30 de junio de 2016 en Lisboa. Toros de Zalduendo (corrida a la portuguesa). 
- 7 de agosto de 2021 en El Puerto de Santa María. Toros de Prieto de la Cal.

Nunca ha sido José Antonio un torero de cifras y récords. Sin contar este 2022, la temporada que más toreó fue el año 2000. Trenzó 78 paseíllos, estoqueó 155 toros, cortó 44 orejas y 1 rabo. Las plazas que más ha pisado han sido La Maestranza y Las Ventas, en ambas ha toreado en torno a la media centena de tardes

En mayo de 2018 cumplió su festejo número mil. Los compañeros con los que más ha toreado han sido El Juli, José María Manzanares y Enrique Ponce. Y entre sus ganaderías predilectas están, por reses lidiadas Núñez del Cuvillo, Juan Pedro Domecq y Zalduendo. Ha doctorado a veinte matadores y ha sufrido trece percances de diferente consideración entre los que destacan por su gravedad el ya citado de San Martín de Valdeiglesias de 1999 y la cornada en Huesca en 2013. 

Torero único y genial. Siempre sorprende y siempre da que hablar. Ya fuera por aquel "Tour del arte" en 2013, o por coger la manguera y explicarle a un arenero dónde y cuánto hay que regar, darse un "respiro" por no estar de acuerdo con las decisiones que toman los equipos veterinarios de las plazas de toros o cómo esta temporada se trasladaba a la plaza en un carruaje para asombro de viandantes como ya hicieran los toreros hasta principios del XX o por su compromiso en estos últimos años tan difíciles para la tauromaquia. Por todo eso, y tantas cosas más, a José Antonio hay que seguirle. No es un torero de registros y de enorme regularidad como otras figuras. A estos genios estas cosas poco les importan. Aún queda Morante para rato. Ojalá siga abriendo encastes, ojalá siga desempolvando viejas suertes del toreo y haciendo de los vestidos de torear auténticas obras maestras. Morante da disgustos y alegrías a partes iguales, pero nunca deja indiferente a nadie. Morante es diferente. Un torero absolutamente irrepetible. 





jueves, 13 de octubre de 2022

Un suspenso general y un triunfalista fin de temporada.

En la víspera de la Virgen de El Pilar se celebró la tradicional final del certamen "Camino hacia Las Ventas" que este año cumple su décima edición. El martes 11 se lidio una gran novillada de Lorenzo Rodríguez Espioja, de Ledesma (Salamanca) para Pepe Luis Cirugeda (botella y oro, Escuela de Navas del Rey), Alejandro Chicharro (blanco y oro, escuela de Colmenar Viejo) y Joel Ramírez (marino y oro, escuela de Tauromaquia de Madrid). 

La gran noticia fue la cantidad de gente que asistió. Trece mil personas según la empresa. ¡Más de media plaza! A punto estaba de salir el primer eral y aún seguían entrando espectadores por las bocanas de los tendidos altos de sombra como si de una tarde de figuras se tratare. Y mucha gente joven, muchísima. A la vista está que se dejó de hacer el festejo en horario matinal y se quitó a un novillero con caballos que aumentaba el festejo en dos animales más y salió bien. Era infumable tragarse ocho toros una mañana, salir pitando a comer y volver corriendo a la plaza para asistir al festejo vespertino con el café y el postre aún en el gaznate. 

Me aburrieron los muchachos. Mecánicos, iguales, sin personalidad... Mismos quites, mismas formas,  mismos inicios. Cortados por el mismo patrón. El que se llevó el premio, porque decir triunfador no sería justo, fue Cirugeda. Dio una vuelta en el primero y cortó una oreja al cuarto. Por mí, el trofeo habría quedado desierto. Me acuerdo del buen toreo de David González en la primera edición, de las puertas grandes de Carlos Ochoa en 2015, de Francisco de Manuel en 2016 y de Álvaro Burdiel en 2019, de la raza y actitud de Isaac Fonseca un año antes... Todos ellos dejaron un gran sabor de boca con lo que salió por toriles pero este martes es que no hubo por dónde cogerlo. Una novillada enclasada y que dio enormes opciones de triunfo, pero no fue aprovechada por tres chicos que a medida que toreaban, parecía cada uno un calco del anterior. Son chavales que empiezan, por lo tanto no hay que tener la misma exigencia que con un veterano matador, pero me consta que algunos de ellos ya llevan tiempo toreando por los pueblos y cogiendo experiencia. Por lo tanto un toque de atención sí hay que darles. Así se las ponían a Felipe II. Y así se las pusieron a tres novilleros que torearon ante la cátedra madrileña y suspendieron un examen ante una novillada que garantizó una matrícula de honor. 


Fueron muy aplaudidos los buenos pares de Raúl Ruiz al segundo. 


Se acabó la temporada. El miércoles 12 fue el único día que se abarrotó la plaza. Ni los sevillanos el viernes ni Morante el sábado consiguieron vender todo el papel. Madrid se llenó para ver al torero del momento: Andrés Roca Rey. La terna la completaron Alejandro Talavante y Francisco de Manuel. Los toros lucieron hierro y cintas de Victoriano del Río. En segundo lugar tuvieron que salir hasta dos sobreros del mismo hierro y la corrida en conjunto fue noble y boyante. 

La última vez que Madrid vio salir a dos matadores de toros juntos fue en 2016, en aquella Beneficencia José María Manzanares y Alberto López Simón salieron tras cortar dos orejas cada uno. Este día del Pilar Andrés y Francisco cortaron dos y tres orejas respectivamente. La plaza volvió a ser un manicomio. Roca cortó dos orejas al segundo. Fue una faena en la que el peruano tiró de su habitual repertorio. Los habituales inicios cambiados por la espalda citando de lejos al animal, unos derechazos muy profundos y unos naturales que no fueron redondos del todo. El peruano consiguió sacar todo lo que tenía aquel "victoriano" y cerró la faena con unas desiguales bernadinas. La faena fue buena pero no como para tal premio. Así un manicomio enloquecido pidió una exagerada segunda oreja haciendo de ella el salvoconducto para abrir la puerta grande, así pues tras las de 2016 y 2019, Andrés salió a hombros de Madrid por tercera vez. Ante un vulgarote sexto, RR fue silenciado.

El otro triunfador fue Francisco de Manuel. Cortó un total de tres orejas. También fue un premio demasiado excesivo, ni la primera faena era de oreja ni la segunda de dos. Lo más sensato hubiera sido un balance total de vuelta al ruedo y oreja. Quiso buscar la colocación y torear bien. Comenzó de rodillas. Citó de lejos y pegó un ramillete de derechazos para calentar al público. Ya de pie, el joven toricantano recetó una nueva y rotunda serie por derechazos pero al coger la mano izquierda la intensidad de la faena bajó mucho. El toro se acabó rajando y la estocada no fue perfecta. Como Roca sufrió un corte en la mano izquierda, Francisco toreó al quinto mientras Padrós y su equipo atendían a RR en la enfermería, así se corrió turno para que éste se enfrentase al último del festejo. Y cortó dos orejas. En este quinto bordó Fran un quite por chicuelinas: mecidas, de mano baja, muy lentas... Después de ese éxtasis con el capote, Madrid clamó con un manojo de naturales al ralentí. Imposible torear más despacio. La faena fue buena. Hay ganas, actitud y buenas formas. Aquí hay torero. Cerró el trasteo con una estocada de mala ejecución que debió lastrar el trofeo pero ni por esas, de nuevo, un público ávido de triunfalismo le premió con las dos orejas. Así pues Francisco y Andrés, cruzaron en loor de multitudes cruzaron ese arco mudéjar que da a la calle de Alcalá.


Talavante cerró pésimamente su temporada más gris. Salió derrotado de Las Ventas. Apático y desganado, se dejó vivo al cuarto toro. Año absolutamente en blanco del extremeño.

Los toreros vistieron respectivamente de burdeos y oro, corinto y oro y blanco y oro. Entre los de plata destacó Miguelín Murillo banderilleando al primero y en el sexto la lidia de Juan Carlos Rey y un par de Fernando Sánchez.



(Fotos: Ana Escribano y Andrew Moore )




miércoles, 12 de octubre de 2022

Un toro de bandera y la clase de Uceda Leal.

El sábado 1 de octubre se anunciaron en mano a mano dos novilleros que esta primavera han logrado cruzar ese arco mudéjar que es la Puerta de Madrid: Víctor Hernández (blanco y oro) y Álvaro Alarcón (verde y oro).  Una vez  más, y ya he perdido la cuenta, trajo desde San José del Valle Ricardo Gallardo una novillada. La factoría Fuente Ymbro es como la SEAT. Produce toros en cantidades industriales. Si no me fallan las cuentas, a falta de la corrida del próximo domingo 9, desde Los Romerales han salido con destino la plaza de Madrid en torno al medio centenar de animales. Salvo el primer cornúpeta que tuvo clase y nobleza, lo demás fue un rosario de animales sosainas. El sexto debió ser devuelto. 
Si hay algo que destacar en esta novillada, fue el certero uso de las espadas. Se agradece. Salvo Álvaro en los dos últimos que falló, en los cuatro restantes se vieron buenos espadazos.

Víctor saludó una ovación en el primero. Toreó con mucha profundidad a un novillo noblote pero al que le faltó fuerza. Ante el tercero saludó otra ovación y cortó una oreja al cuarto de la tarde. Sus mejores pasajes fueron sus series con la mano izquierda y la estocada fue sensacional. En su primero hubo una tímida petición de oreja y en este, con una clara mayoría, el madrileño consiguió el primer trofeo de la feria. 


Alarcón sufrió en el segundo de la tarde una cornada de quince centímetros pero aguantó en el ruedo hasta dar muerte al animal. Pasó a la enfermería y volvió a la arena para enfrentarse a los dos últimos novillos. Herido, mellado de facultades y unido a un lote que apenas dio opciones, poco pudo hacer el toledano.  

El sobresaliente fue Adrián Henche (marino y oro). Destacó la brega de Víctor García ‘El Víctor’ en el cuarto y Gómez Escorial en el quinto. Y con banderillas saludaron Marcos Prieto en el cuarto y Andrés Revuelta en el quinto.


El domingo 2 actuaron Adrián de Torres, Román y Ángel Sánchez. Curioso detalle pues los tres vinieron de blanco pero en las tres variedades que ofrecen los sastres taurinos: en oro Adrián, de plata Román y en azabache Ángel Sánchez. El encierro de Adolfo trajo un segundo toro muy bien presentado y un sexto que fue una alimaña. Áspero y exigente animal que mandó al de Colmenar a la enfermería.  Los demás pecaron de falta de casta. 

Adrián de Torres a pesar de haber cumplido una década como matador de toros, no había venido a Madrid en todos estos años, así pues en este dominical festejo confirmó su doctorado. Y pasó sin suerte. Se ganó su actuación en esta feria otoñal por sus buenas actuaciones en los festejos veraniegos pero la suerte no le acompañó en el ruedo madrileño. Aguantó las sosas embestidas del primero pero lo hacía atropelladamente, como si tuviera prisa. En el cuarto se llevó una bronca. Tuvo altibajos el trasteo. Llegó a pegar algunos naturales muy sentidos que alegraron a la concurrencia. Por hacer una faena pasada de tiempo, el Adolfo se complicó y puso las cosas muy difíciles para la suerte suprema. El de Jaén se atascó con la espada y a punto estuvo de sonar el tercer aviso. Temiéndose lo peor, tiró de descabello para aligerar y pegó un sainete. "¡Se mata con la espada!", se escuchaba y con razón por los tendidos. Debut para olvidar del de Jaén en la Villa y Corte. 

Román se lució en el saludo de capa. Con el mentón hundido y jugando los brazos con majeza, consiguió enjarretar al cárdeno un animal un manojo de buenas verónicas. Tuvo cierta emoción emoción el animal. En una faena que no de terminó de redondear el valenciano, llegó a dejar instantes de mucho mérito. El quinto fue muy protestado y la gente pidió su devolución pero don Víctor Oliver no quiso sacar el pañuelo verde dejando a Román sin la opción de poder tener un toro en condiciones.

Cerró terna Ángel Sánchez. Su primer toro fue a menos y acabó aplomado. Durante el tercio de varas, se picó en quites con Adrián. Éste toreó por gaoneras y el madrileño se ajustó al toro con unas ceñidísimas chicuelinas. El duro sexto le mandó a la enfermería y Adrián despachó al animal con un eficaz golpe de descabello.


Iván García brilló por su brega al primero y por sus pares de banderillas al cuarto. Curro Javier banderilleó estupendamente al tercero y lidió con mucha eficacia al sexto. 


El jueves 8 se lidió la segunda novillada del ciclo. Desde una provincia con tan poca tradición en lo que a la crianza del toro bravo se refiere como es la de León, se corrieron los santacolomeños animales de Valdellán para el francés Yon Lamothe, el madrileño Diego García y el murciano Jorge Martínez. La corrida se remendó con dos novillos de la ganadería de López Gibaja (quinto y sexto).

Tarde insípida y larga, ya que en el sexto toro, salieron hasta dos sobreros. Francés y madrileño estuvieron apáticos. Toreaban sin alma, como para pasar el trámite. El triunfador fue el levantino. Jorge dio una vuelta al ruedo en el tercero. Fue el de Murcia uno de los novilleros triunfadores de mayo y se le esperaba con ilusión. Volvió a dejar un gran sabor de boca. Quiere hacer las cosas bien y torea con gusto y personalidad. Lo más lucido de su trasteo fueron los finales para cerrar la faena de muleta. Como queda dicho antes, hasta tres toros salieron por toriles para cerrar la novillada, cada uno más inválido que el anterior así que el murciano no tuvo ninguna opción.


Yon Lamothe vistió de verde oliva y oro (se presentó en Las Ventas), Diego García de blanco y oro y  Jorge Martínez de nazareno y oro. Entre las cuadrillas destacó Víctor Pérez banderilleando al primero.


El viernes 7 se derrumbaron los Pilares. No los de la plaza sino los toros salmantinos de Don Moisés Fraile. Inválidos y flojos. El quinto tuvo una presentación indigna para Madrid. Cuando no hay mucho que contar, no merece la pena alargarse sin sentido. Después de lidiar dos corridas exigentes, duras y que hicieron sudar en 2019 y el pasado mayo en esta plaza a los toreros modestos que se enfrentaron a ellas, este día 7 con tres figuras de postín la corrida fue una auténtica catástrofe. Unos breves apuntes es lo que se puede desgranar de esta tarde. 

Las esperanzas se perdían a medida que avanzaba la tarde. Diego Urdiales (verde y oro) atesora un toreo exquisito pero no terminó de verlo claro. En el primero dejó destellos con capa y muleta y cerró la faena con una buena estocada. Y poco pudo hacer el de Arnedo con el cuarto. Un grandón toro que se paró mediada la faena de muleta ante la desesperación de Urdiales. 


Por su parte, Juan Ortega (botella y oro) se lució en un precioso saludo al segundo de la tarde. Con esas verónicas me quedaré. Al quinto, le pegó un ramillete de ayudados que fueron inmensos: por bajo, a media altura y por alto. Cerró con un molinete y un pase de la firma. El resto de la faena fue un toreo templado a aquel "pilar". Los derechazos fueron siempre a media altura, pues exigir al toro supondría que se viniese abajo. La tanda fue pausada, siempre dando sitio y dejando al animal a su aire. Dio el sevillano una clamorosa vuelta al ruedo. 


Cerró la tarde otro sevillano: Pablo Aguado (lirio y oro). Sus pasajes con el capote fueron emocionantes. No terminó de redondear las series pero dejó muletazos de toreo caro. Fue ovacionado en el tercero y silenciado en el sexto.


Al romper el paseíllo se recordó al matador de toros Luis Alfonso Garcés fallecido horas antes. 


El sábado 8 se anunció un cartel de campanillas: dos veteranos como Uceda Leal y Morante de la Puebla flanquearon en el paseíllo al gran triunfador de San Isidro: Ángel Téllez. Si el día anterior lidió Moisés, hoy tocaba otro encierro de la familia Fraile: Lorenzo; hermano de Moisés y propietario de una vacada que se anuncia con el nombre de El Puerto de San Lorenzo. En cuarto lugar salió un sobrero de José Vázquez. Variopintos y de diversa condición, destacó el gran tercero, de nombre Langosto. 

La corrida tenía que haber concluido en el tercero. Los tres restantes fueron sosos y anodinos. De teja y oro llegó Uceda Leal. Estuvo sensacional en el primero. Clasicismo y torería madrileña. El de Canillejas lo bordó con capote, ya que replicó por chicuelinas un rotundo toreo a la verónica de Morante, y con la muleta porque toreó a placer a aquel toro, y antes, de salida, meció con suavidad la capa dirigiendo las embestidas de aquella res. José Ignacio dio una rotunda vuelta al ruedo. Hubo cierta petición pero no hubo oreja. Si José María Manzanares sigue con el síndrome Peter Pan y no quiere asumir que ya no es un muchacho recién doctorado, sino un matador con diecinueve años de alternativa y sigue sin abrir carteles aunque sea a base de meter rejoneadores o dar alternativas, aquí tiene a un pedazo de torero para que le abra cartel tarde sí y tarde también. Además mata, y muy bien.  


En una feria que giró en torno al recuerdo del gran Antonio Bienvenida, Morante quiso homenajearle de diferentes maneras. Una de ellas fue el vestido. Un verde manzana y oro, color que últimamente apenas se usa. Y otra fue el pase cambiado. Salvando esos detalles y las monumentales verónicas al primero de la tarde, José Antonio fue silenciado. En los últimos coletazos de la temporada, Morante va a cumplir los cien festejos. Si no me equivoco, le quedan dos festejos para redondear tal apabullante cifra. 


Ángel Téllez vistió de burdeos y oro. En tercer lugar salió el ya gran Langosto y vendió cara su vida. Tenía nobleza y fijeza, pero también tenía casta y poder. Un toro de bandera. Ángel lo hizo todo mal. ¿No hubo nadie aconsejando al muchacho? Se ve que no. Cuando el toro requería muletazos de uno en uno, Ángel quería series continuas de muletazos. Cuando el toro requería Téllez mando y dominio, Ángel toreaba como si ya el animal estuviera programado para embestir... En fin, un cúmulo de despropósitos. Fue ganas e ilusión pero también fue juventud e inexperiencia. A su favor diré que tiene apenas tres años de alternativa, así que con más motivo necesitaba tener a alguien que le diera el oportuno consejo. Y no llevó mala cuadrilla así que con más razón para que este toledano diese un nuevo golpe en la mesa para afianzar su posición en el escalafón. 


Entre las cuadrillas destacaron Rafael Vioti lidiando y un buen par de Juan Navazo, ambos al tercero.
 

Cerramos el domingo 9 la Feria de Otoño 2022 con los animales de Ricardo Gallardo. Los toros de Fuente Ymbro dieron opciones en la muleta. La corrida fue remendada con un toro de El Puerto de San Lorenzo, que salió en sexto lugar.

Miguel Ángel Perera vistió de marfil y oro. Fue exigido y se le protestó la colocación toda la faena. Saludó una ovación tras una faena en la que abundaron los enganchones. Tras varias tandas simplonas despachó al animal con una estocada desprendida. Su segundo toro estuvo inválido ya que mostraba cojera en la mano derecha y aún así el presidente no lo devolvió a pesar de la insistente petición por parte de la parroquia venteña. 

Los toros que se lidiaron en segundo y quinto lugar le tocaron en suerte al galo Juan Leal que vistió de verde y oro. ¿No hubo nadie en el callejón que le dijera a Juan que sus toros tenían más opciones de las que él pensaba? Mostrar valor y pasarse a un toro a milímetros de los muslos a mí me admira, pero no me llena, no me levanta del asiento. Ahogó a ambos animales y él mismo lo echó a perder. Horrorosa tarde del francés. 

Un precioso lirio y oro lució Álvaro Lorenzo. Insípida tarde del toledano. Toreo moderno y periférico fue el que desarrolló este joven manchego. Metiendo pico y tirando líneas, no terminó de aprovechar ni la boyantía del tercero ni la nobleza del sexto.

Entre las cuadrillas destacaron Curro Javier bregando al primero, un buen par de Javier Ambel también en este toro. Otro excelente par de Andrés Revuelta al tercero, el gran puyazo de Vicente González al quinto. En el sexto se lució la cuadrilla al completo de Lorenzo: Andrés Revuelta con el capote y Fernando Sánchez e Iván García con banderillas.



(Fotos: Andrew Moore y Ana Escribano)



jueves, 6 de octubre de 2022

Cantinillo honró al encaste Atanasio.

Torear en Madrid y cruzar su puerta grande es el sueño de todos los toreros. Empresa difícil pues es algo que no está al alcance de muchos. Son muchos los factores que deben reunirse para poder conseguirlo. Así le sucedió al protagonista de nuestro capítulo de hoy: Juan Bautista. Matador de toros francés que saboreó un triunfo en Las Ventas hace ya quince otoños. Retirado del toreo y actualmente empresario de algunas plazas allende los Pirineos y apoderado, goza del siguiente historial en la Villa y Corte: casi una treintena de tardes en las que consiguió un total de cuatro puertas grandes siendo una de ellas en su presentación de novillero en junio de 1999.

Juan Bautista

Su tarde más rotunda y es la que hoy nos ocupa fue su primera salida a hombros como matador de toros. Ha llovido, ya que nos vamos a remontar al año 2007. En una fresca tarde otoñal toreó con Miguel Abellán y Miguel Ángel Perera ante un encierro de El Puerto de San Lorenzo. 

Hablar de esta ganadería salmantina es hablar de un hierro que es clásico en Las Ventas. Su antigüedad data de abril de 1982. Suele lidiar varios encierros en esta plaza durante una misma temporada y los aficionados más avezados recordarán toros muy importantes. El que hoy quiero desempolvar se llamó Cantinillo.

Cantinillo fue un toro hondo, con mucha caja y muy serio, como es habitual en el encaste Atanasio-Lisardo. Salió en quinto lugar y en los primeros instantes de la lidia acusó las características de esta sangre. Huido y difícil, no se dejó torear con el capote. Los primeros lances de tanteo demostraron los primeros esbozos de la gran clase que atesoraba Cantinillo, pero claro, se requería un torero capaz de conseguir que el animal sacase esas virtudes. Ahí estaba Juan Bautista preparado para tal desafío. Y en los medios del platillo, este torero de Arlés toreó a la verónica y a cada pase el animal metía humillaba y buscaba con tesón los vuelos de la capa. Durante los primeros tercios no ocurrió nada reseñable.

Juan Bautista. Media

Pero la cosa cambió en el último tercio, vaya si cambió. Una vez que JB cogió muleta y espada, el toro lució su extraordinario comportamiento. Fue a más desde el primer muletazo. Pronto y repetidor, hizo que el francés emocionara a Madrid con su toreo. Lo citaba de largo y cual Talgo, el toro salmantino acudía a las telas del matador. Éste, encajado y asentado en la arena, crujió Madrid con varias tandas por cada pitón. Una de esas tandas con la mano izquierda fue soberbia. Madrid estaba en pie. Aquel animal no se cansaba de embestir. Cada serie de muletazos era rematada con diferentes suertes que el francés  realizaba con muchísima personalidad: los pases de trinchera, el desdén, el de la firma... Fue un trasteo breve, muy intenso y lleno de torería. Juan estuvo a la altura de tan gran toro. Templaba y mandaba sometiendo al animal con los vuelos de su muleta.

 Lo cuajó, como se dice en el argot. Quedaba el cierre, o sea, rubricar, completar la obra. Si José María Manzanares está catalogado como un soberbio estoqueador y un especialista en la suerte de recibir, Juan era otro cañón con la espada. Sus estocadas eran certeras. Y también era otro matador que la suerte de recibir la realizaba con una sensacional efectividad. Y así cerró el trasteo. Dejó la espada en lo alto y la hundió hasta la roja empuñadura. En cuanto el toro dobló, veinticuatro mil almas flamearon sus pañuelos. La dos orejas fueron rotundas. Por segunda vez en la historia de Las Ventas, un francés cruzó a hombros ese umbral mudéjar tras la que consiguió su paisano Sebastián Castella ese mismo año en el mes de mayo. Y no sólo fue premiado JB. Cantinillo fue despedido con una fortísima ovación mientras era arrastrado por las mulillas. Un toro para el recuerdo junto un bravo francés que supo lidiar con la casta de aquel Lisardo y rellenaron juntos otra página de oro en la historia de Las Ventas.


Juan Bautista. Natural


                                (Fotos: Juan Pelegrín)



lunes, 26 de septiembre de 2022

Un faenón de Fernando Robleño, las ganas de Luis Gerpe y el capote de Gómez del Pilar.

 El domingo 4  en Las Ventas se celebró la novillada concurso de ganaderías. El orden fue el siguiente: Los Bayones, Alejandro Vázquez, Montealto, Toros de Brazuelas, Quintas y Pablo Mayoral para Rubén Fernández, Alejandro Adame y Fernando Plaza. 

Tarde aburrida y descafeinada. Ni los novillos dieron el juego esperado, ni los novilleros se tomaron en serio la concurso. Abrió plaza un novillo de Los Bayones. Ni toro ni torero. Rúben llegaba a Madrid con tres costillas rotas de su anterior actuación en Francia. Le tocó en primer lugar un novillo absolutamente inválido del que se pidió con insistencia el sobrero, cosa que el presidente hizo caso omiso. Inseguro y desconfiado anduvo el muchacho. Dos avisos recibió en el cuarto. De nuevo pechó con otro animal vulgarote y dio el de Arganda del Rey un sainete con el descabello. Desafortunada presentación de Rubén. 

El segundo de la tarde fue un escurrido animal de Alejandro Vázquez. Se ve que Alejandro está placeado. El tener dos hermanos mayores toreros ayuda mucho. Mostró oficio pero sin alma ni alegría. Una faena que fue a menos y la rubricada con una espada que cayó baja. Aún así se dio el mejicano una vuelta al ruedo sin que nadie la pidiera. En quinto lugar salió un toro berrendo de Quintas, encaste Martínez. Bonito de lámina y correcto de presencia. El toro se paró en la faena de muleta así que Alejandro abrevió. También el descabello le hizo pasar un mal trago y llegó a ser pitado. Excesivo el trato que reciben los Adame en Madrid. Exigidos con dureza sin sentido. 


Cerró cartel Fernando Plaza. Lo mejor de la faena a su primero toro fue un buen inicio en la faena de muleta. Rodilla en tierra, le recetó varios doblones por bajo. Tuvo nobleza y humillación el novillo, condiciones que no terminaron de ser aprovechadas por el madrileño. En sexto lugar salió un precioso novillo de Pablo Mayoral. Fue devuelto y salió un novillo de Rekagorri. Otra soporífera faena para cerrar una soporífera tarde fue la que hizo Fernando a este toro. 

Los chicos vistieron de verde y oro, malva y oro y lila y oro. Aburrida, larga y tediosa tarde. Ni los chicos hicieron todo lo posible por lucir a los animales, ni éstos tuvieron la casta para aguantar un festejo concurso. Ni hace falta decir que los premios habituales en estos festejos, es decir, mejor toro, mejor picador y mejor brega, quedaron desiertos. 


El lunes 5 me fui a El Álamo. Cartel más que interesante: estaban anunciados Morante de la Puebla, Curro Díaz y Gómez del Pilar. Se lidiaron tres toros de Castillejo de Huebra (1º, 2º y 6º) y tres de Carlos Núñez; dos encastes diferentes: Murube y Núñez respectivamente. Morante sigue su periplo de torear cien tardes esta temporada. El último matador en torear la centena de tardes o superarla, fue El Fandi en 2008. El granadino acabó aquel año con 111 actuaciones. Muy lejos quedan aquellos años locos de festejos por doquier y matadores haciendo dobletes de tarde y noche. Según el portal Mundotoro, con la actuación en este pueblo madrileño, José Antonio lleva 71 festejos. Sin casta ni bravura no hay emoción. Al igual que en Las Ventas, el ganado fue desrazado. De Morante siempre se esperan cositas y ese lunes desplegó su tauromaquia: un inicio por largas y unas garbosas chicuelinas en su primero y otro inicio basado en recortes con medio capote al cuarto de la tarde. Saludó una ovación en su primero y fue injustamente pitado en el cuarto. Ante un toro que no dio ninguna opción, Morante, con lógica, optó por abreviar y parece que no gustó. Cuando un toro no vale, se abrevia en vez de estar aburriendo al personal y alargando faenas sin sentido. Morante pasó sin pena ni gloria por esta localidad. El siguiente matador era un torero de Linares que tiene muchísima personalidad: Curro Díaz. Cuando torea desmayado, con la muleta plana y ligando las series de muletazos, es una delicia, pero cuando hace lo mismo pero haciéndolo descoyuntado y poniendo la pata atrás, es completamente antiestético. A mi juicio es un torero que tiene ligazón y consigue bien hilvanar las series de muletazos pero con esos modos tan feos, la faena queda deconstruida cual receta de chef moderno. Mató bien y cortó una oreja. El quinto pegaba gañafones y enganchó la muleta de Curro en cada pase. Curro estuvo mal y fue silenciado. El que triunfó fue el diestro madrileño. Mientras los dos andaluces salían a pie al finalizar el festejo, Noé cortó dos orejas al tercero. Otro toro mansito de comportamiento y Noé procuró hacerlo todo a favor del animal. Su labor tuvo premio. Cerró la tarde con un animal brusco de embestida y que tampoco quería saber mucho de la muleta de Noé. Intentó sacar alguna tanda pero como el de Castillejo de Huebra se cerró en banda Noé, al igual que Morante, se fue a por la espada para concluir la faena. Cerró el trasteo con una buena estocada y salió en volandas por la puerta grande. 

Los toreros vistieron de lirio y azabache, verde y oro y gris perla y oro con remates negros respectivamente. En banderillas destacaron Juan José Trujillo en el cuarto, Candelas en el tercero y Ángel Otero en el sexto. Con la capa se lució Candelas en el sexto. 


El domingo 11 lidiaron dos ganadería que son sinónimo de emoción y que ambas tienen un importante historial en Madrid: Palha (1º y 3º), de Portugal y Saltillo (2º y 4º), de Andalucía. Y de Andalucía vinieron los toreros: De Cádiz Octavio Chacón; de Sevilla Pepe Moral y de Jaén el joven José Carlos Venegas.

Los que no fueron se ahorraron un petardo. Tarde decepcionante. Y larga. Un sobrero de Pereda (5º) permitió a Moral hacer un toreo moderno y circular pero que apenas tuvo eco en los tendidos y otro de Torrealta (6º) que salió simplón y que le tocó a Venegas. Antes en el tercero, el de Jaén dio una intrascendente vuelta tras una gran estocada. Lo más decente fue el interesante juego en la muleta del toro de Pereda y la pelea en el caballo de los toros de Saltillo. El veterano Chacón pechó en primer lugar con un toro que se vino arriba en la faena de muleta y que previamente empujó con fuerza en el segundo puyazo.  El cuarto fue un toro que debió ser devuelto pero, aún con toda la gente pidiéndolo, el Usía hizo caso omiso y la faena quedó en nada.

Los toreros vistieron de celeste y oro con remates negros Octavio Chacón, de canela y oro Pepe Moral y de fucsia y oro Venegas. Juan Melgar picó con tino al sexto. 


El desafío del domingo 18 estuvo compuesto por las siguientes ganaderías castellanas: la salmantina Hoyo de la Gitana (1°, 2° y 3°) y la abulense José Escolar (4°, 5° y 6°). Para mi gusto un cartel muy interesante: el veterano Fernando Robleño (oliva y oro) y dos toreros jóvenes: Miguel Tendero (azul pastel y oro) y Luis Gerpe (marino y oro) que se confirmó la alternativa. Salvo el cuarto, lo demás fue un rosario de toros descastados y sin emoción. 

Por dejar lo mejor para el final, diré que el garbanzo negro le tocó a Miguel. El de Albacete pechó con un lote que fue totalmente nulo. No tuvo Miguel ninguna sola opción. 

En segundo lugar hablaré de Luis Gerpe. Un torero nacido en Madrid y que estos años ha contado con muy pocas oportunidades. Ha estado cruzando el océano estas temporadas cuando aquí escaseaban los contratos. Poco a poco consiguió hacerse un hueco en las ferias de los pueblos y a base de sudor y mucho esfuerzo, ha entrado (y triunfado, que no es poco) en el circuito de las plazas portátiles viéndose las caras con toracos de imponente tamaño: los pueblos de Madrid, Ávila, Toledo, Segovia, Cuenca, Guadalajara... han sido testigos del crecimiento de este torero. No sólo ha aprendido y mejorado su técnica con el paso del tiempo si no que además tiene gusto y sabe manejar los trastos de torear. Tuvo una oportunidad de oro y no la desaprovechó. Sus toros fueron devueltos y por ello, hasta en cinco ocasiones demostró su toreo con el capote. Dejó destellos de buen toreo y pegó varias verónicas preciosas. En su primero toreó con primor al natural y rubricó la obra con un espadazo soberbio. Hubo cierta petición de oreja pero como no fue mayoritaria, Luis dio una vuelta al ruedo. El sexto, un toro de Couto de Fornilhos al que incomprensiblemente el presidente devolvió sin motivo alguno. Un toro cuajado y muy serio. Mostró fijeza y recorrido en su comportamiento... Un toro con el que Luis seguramente habría hecho algo importante. Salió un flojo toro de Montealto y Gerpe hizo un esfuerzo más. Madrid lo reconoció y dio otra vuelta al ruedo.

Y cerraré con la actuación de Robleño. Sin espada no hay paraíso. Fernando tendrá pesadillas esa noche. De no ser por el acero, habría abierto la puerta grande. Sería la tercera de su carrera. Su primer toro blandeó al principio y durante la faena de muleta puso mil y una complicaciones. Fernando fue todo paciencia y valor. Mató mal y dio una vuelta al ruedo. La obra cumbre llegó en el cuarto: Camionero de nombre y del hierro de José Escolar. Madrid rugió. Fernando tiene el poso y la madurez de los toreros veteranos. Aplicó lo que siempre pido en estos artículos: brevedad. La faena fue perfecta. Tuvo un prólogo, un desarrollo pero faltó el epílogo. Un manojo de doblones por bajo, un puñado de muletazos hondos y profundos con cada mano y tras un vistoso cierre faltaba matar.  Los olés roncos y secos resonaron en todo el edificio. Madrid estaba en pie. Y estaba expectante. Pero falló. Hundió la espada tras dos pinchazos y toda posibilidad de salir a hombros se desvaneció. ¡Torero! ¡Torero! Madrid aclamó a Fernando y éste, agradecido, dio dos clamorosas vueltas al ruedo. Inolvidable. Camionero fue grande e imponente. Tuvo nobleza y fijeza en las telas.

Tres vueltas de Fernando y dos de Luis. Situación poco habitual y menos en Madrid. En una noche de derbi madrileño y la Selección arrasando en la final de baloncesto, todos aquellos aficionados que eligieron ver un partido de baloncesto o de balompié, se perdieron una de las faenas más toreras y apasionantes de esta temporada. Hay que ir a la plaza. Por aquello de "que no te lo cuenten". 

Los picadores estuvieron mal y entre las cuadrillas destacaron Fernando Sánchez, Iván García y José Pedro da Silva. 



El domingo 25 se cerró el verano en Madrid con una corrida concurso de ganaderías. Este fue el orden de lidia: Juan Luis Fraile, Fermín Bohórquez, Pallarés, José Escolar, La Palmosilla y Sobral para Javier Castaño, Rubén Pinar y Gómez del Pilar (respectivamente caldero y oro, celeste y oro y sangre y oro respectivamente). Sin duda por su trapío y presentación, los dos toros más imponentes fueron el de Escolar y el de Sobral. Y por comportamiento el toro ganador del concurso fue el de La Palmosilla. 

Lo más destacado lo hizo Gómez el Pilar. El madrileño lo bordó con el toro de Pallarés. Con el capote estuvo sensacional. Su toreo a la verónica puso Madrid en pie. El desastre llegó en el tercio de varas. Recibió un criminal puyazo en un costillar que lo lesionó. Madrid montó en cólera con el desafortunado picador. Con la poca fuerza que le quedaba al animal, y aún con la boca cerrada, embistió con mucha clase a la muleta de Noé. Cerró la tarde con un precioso toro del hierro luso de Sobral. Deslucido el animal y el torero sin verlo claro, nada pasó en este último capítulo. Aún así Noé vuelve a dar un toque de atención y demuestra que es un torero a tener en cuenta.

Javier Castaño pechó en primer lugar con un áspero animal que siempre iba con la cabeza por las nubes. Sin casta y midiendo las embestidas, Javier pasó un calvario con aquel Fraile. Y de nuevo pasó el salmantino las de Caín en el cuarto. Un toro dificilísimo y peligroso hizo que el salmantino sudase la gota gorda. Sin pena ni gloria pasó Castaño por Madrid.

El albaceteño mató al segundo de una gran estocada. El toro de Fermín tuvo nobleza pero le faltó fuerza. Lo más vistoso de aquel trasteo fueron algunos naturales sueltos. En quinto lugar anduvo con el gran toro de La Palmosilla. Un toro de lío y para hacer algo importante pero Rubén se perdió en un toreo moderno y circular y en vez de aprovechar la calidad de aquel animal pegó pases por doquier que nadie se acordaba cuando acabó el festejo. El animal fue ovacionado fuertemente en el arrastre. 

En cuanto a las cuadrillas destacaron en banderillas Juan Sierra en el 2º y Ángel Otero y Pedro José Cebadera en el 3º.


Los toros para la inminente feria de Otoño estarán expuestos al público en los corrales de la Venta de El Batán, en la casa de Campo de Madrid. Desde mañana martes 27, los toros de Fuente Ymbro y Adolfo Martín desde las 10 hasta las 19 horas. Entrada gratuita. 


lunes, 29 de agosto de 2022

Santana Claros, Pablo Aguado, Callejón y el gusto de Alejandro Mora.

El domingo 21 volví una tarde más a pasarme por Alcalá 237. Un encierro de la ganadería sevillana de Villamarta (que sustituyó a uno de El Risco) para Antonio Santana Claros (blanco y oro con remates negros), José Rojo (obispo y oro) y el colombiano Leandro Gutiérrez (marfil y azabache) que se presentaba ante la cátedra madrileña. La novillada en general estuvo muy bien presentada y fue complicada. 

A pesar de que hizo viento y puso las cosas difíciles a nuestros protagonistas, el sol apretó y por ello, en una grada de sombra presencié el devenir de la tarde. Lo más destacado lo hizo el torero malagueño. Busca torear limpio y hacer las cosas bien. Tiene aires agitanados. Me gustaron sus formas. Tiene un concepto que puede calar en la exigente afición venteña. Su primer novillo pecó de poca presentación. Vareado de carnes y pequeño. En este primer toro fue cuando más arreció el viento. Marró con la espada una faena intrascendente. El fuerte aire sumado a un novillo mansurrón, quedó en silencio este primer capítulo. Todo lo contrario en el cuarto. U novillo serio, con cuajo y con trapío para la plaza madrileña. Se lució el andaluz con unas vistosas verónicas y estuvo variado en las diferentes remates y lances. La faena prometía. Cargando la suerte y con torería empezó la obra con unos ayudados por alto. Cuando la faena empezaba a coger son, el toro se paró y todo quedó en agua de borrajas. Aún así pudo Antonio dejar retazos de su personal forma de interpretar el toreo. Volvió a fallar con la espada y de nuevo un silencio se escuchó en la plaza tras la muerte del novillo. Las fotos de Ana Escribano atestiguan del toreo caro del novillero malagueño. 

Inicialmente estaba anunciado el sevillano Jaime González Écija, pero al igual que días antes en Perales de Tajuña volvió a ser sustituido por José Rojo. Si apenas me convenció este extremeño en aquel pueblo, volvió a estar vulgar y simplón. Quiso hacer un toreo moderno y estuvo acelerado toda la tarde. Mató de una buena estocada a su primero y en el quinto, ante una irrisoria petición de oreja, se dio por su cuenta una vuelta al ruedo. 

Poca fortuna tuvo Leandro en su primer paseíllo en el ruedo capitalino.  Aguantó estoicamente los mil y un problemas que presentó el tercer novillo al que despachó de una estocada caída y levemente delantera y vio como el sexto toro fue devuelto a los corrales. Salió un sobrero de Chamaco que le volteó fuertemente en los primeros compases de la lidia y el caleño acabó en manos del buen equipo médico que dirige García Padrós. Fue trasladado al hospital y ni veinte horas pasó en él. Le dieron el alta y pudo cumplir sus inminentes compromisos: Collado Mediano y Cerceda. A este animal lo lidió, sin mucha historia, Santana Claros. 

Entre las cuadrillas se desmonteró Víctor del Pozo tras un airoso par de banderillas en el cuarto.









El lunes 22 me fui a una ciudad en la que he estado varias veces pero nunca en su plaza: Cuenca. El cartel era sensacional: los cárdenos toros de Rehuelga esperaban en corrales para ser lidiados por Morante de la Puebla (rosa y azabache), Emilio de Justo (azul rey y oro) y Pablo Aguado (catafalco y plata). 

Lo mejor de la tarde fueron tres cosas: la gran presentación del encierro que trajo Rafael Buendía, la vuelta a los ruedos de Emilio de Justo y el deslumbrante toreo al natural de Pablo Aguado al sexto de la tarde.

Abrió cartel el genio de La Puebla del Río. José Antonio se estrelló en su primer toro. Un animal desrazado con el apenas pudo hacer algo. Algún que otro pito sonó ya que Morante anduvo un poco apático. Mejoró la cosa en el cuarto, pues cortó una oreja. Ante otro animal soso y bobalicón, hizo el sevillano una faena suave y medida que tuvo premio. Tiró de su habitual repertorio y encandiló a la afición conquense. 

Si antes he mencionado que Emilio volvía a los ruedos, es porque lleva sin torear desde el 10 de abril. Aquel Domingo de Ramos, en su primer toro sufrió una espantosa voltereta que le causó una lesión de vértebras. Tras unos meses convaleciente sin moverse debido a la gravísima lesión y una posterior rehabilitación, volvía el de Torrejoncillo a lucir el chispeante. Su vuelta no fue en esta plaza. Realmente lo hizo el día antes en Almería. Tras abrir la puerta grande, cruzó toda la meseta sur hasta llegar a esta capital manchega. Y de nuevo, lo hizo con triunfo. Cortó dos orejas al segundo y abrió la puerta grande. Lo más rotundo de su faena fue el toreo al natural. Templó las embestidas de aquel cárdeno animal y puso a la plaza en pie. El quinto se aplomó así que Emilio abrevió.

Otro sevillano cerró cartel. Pablo bordó el toreo con el sexto, de nombre Callejón. Fijeza, clase, codicia... fue un gran toro, pero, a mi juicio, ni de lejos era de indulto. Las tandas con la mano diestra fueron muy buenas pero con la izquierda fueron mejores. Dicen que el toreo que hace ganar dinero es el que se hace con la mano izquierda. Ver torear bien al natural es de las cosas más bellas que existen. Pablo entendió perfectamente a este animal y lo bordó. Los naturales de Emilio fueron la pera, pero los de Pablo es que fueron alucinantes. Con suavidad, con majeza, con torería... los ramilletes de naturales de Pablo jamás se me olvidarán. La gente pidió el indulto pero el presidente, con criterio no accedió. Pablo escuchó dos avisos porque el tiempo pasaba y cuando vio que no se iba a cumplir la petición de indulto y tras escuchar dos avisos, mató de una estocada tras pinchazo. 

Fue silenciado en su primero. En cambio, en este no terminó de verlo claro y creo que hizo todo lo que toro no pedía. Quitando la gran faena del sexto, lo mejor de Pablo llegó en dos verónicas y una media durante el tercio de varas del segundo y los dos poderosos inicios por bajo que recetó a los toros de su lote.




El segundo y el sexto fueron premiados con la vuelta al ruedo en el arrastre. Entre las cuadrillas destacó Iván García con capote en el tercero y con banderillas en el sexto. En general se picó en exceso. Sobre todo al sexto. En vez de medir y calibrar, se picó muy duro.


El domingo 28, se recordó al gran torero cordobés, Manuel Rodríguez "Manolete" en el 75 aniversario de su muerte. Ese domingo en Las Ventas hubo póker de presentaciones: La divisa salmantina de Campo Cerrado tomaba antigüedad y debutaban en Madrid los siguientes novilleros: Rafael Reyes (blanco y plata), Alejandro Mora (rioja y oro) y Jesús García (negro y oro). 

Mala y descastada novillada que lidió en Madrid este hierro charro. Correctos de presentación pero sin fuerzas. Dos silencios escuchó Rafael Reyes ante un lote que no dio posibilidad alguna. Lo intentó en su primero y ante el cuarto, un toro que fue a menos, la faena quedó en nada. Alejandro Mora, dio una vuelta al ruedo en el quinto. Hubo escasa petición y el extremeño, dio una vuelta al anillo sin que nadie la pidiera. El toro titular fue devuelto y salió un sobrero de Chamaco. Quizá estuvo Alejandro un poco acelerado y durante la faena hubo unos cuantos enganchones. Surgieron varios destellos como unos naturales preciosos y varios torerísimos remates como los pases de la firma y los kikirikíes. Cerró terna el madrileño. Jesús también fue silenciado. Hay que destacar su toreo a la verónica: cargando la suerte, echando los vuelos del capote... se gustó Jesús en varios lances del toreo fundamental de capa. En general los tres muchachos estuvieron desacertados con la espada.



Entre las cuadrillas hay que comentar que en general los puyazos fueron desastrosos y dos banderilleros fueron aplaudidos tras dos pares pero sin ser excepcionales.  

Durísimo domingo. En la segoviana Cuéllar Manuel Diosleguarde cayó herido de mucha gravedad. En Saint Perdon (Francia) Rubén Fernández sufrió la fractura de tres costillas. Ya queda dicho más arriba que Leandro Gutiérrez cayó herido en Madrid el pasado día 21 y recibió el alta horas después. Actuó en dos pueblos madrileños, el viernes 26 en Cerceda y este domingo en Collado Mediano pero volvió a caer herido: recibió una fuerte cornada en el Triángulo de Scarpa. El murciano Jorge Martínez también sufrió una cornada pero de menos gravedad en Collado Villalba. ¡Ánimo Toreros!


Estos son los festejos que cierran la temporada en Madrid. Todos a las seis en punto de la tarde.

Domingo 4 de septiembre. Novillos de Los Bayones, Alejandro Vázquez, Montealto, Toros de Brazuelas, Pablo Mayoral y Hermanos Quintas para Rubén Fernández (presentación), Fernando Plaza y Alejandro Adame. 

Domingo 11. Toros de Palha y Saltillo para Octavio Chacón, Pepe Moral y José Carlos Venegas. 

Domingo 18. Toros de José Escolar y Hoyo de la Gitana para Fernando Robleño, Miguel Tendero y Luis Gerpe, que confirmará alternativa.

Domingo 25. Toros de Juan Luis Fraile, Fermín Bohórquez, Pallarés, José Escolar, La Palmosilla y Sobral para Javier Castaño, Rubén Pinar y Gómez del Pilar. 

Sábado 1 de octubre. Novillos de Fuente Ymbro para Víctor Hernández y Álvaro Alarcón.

Domingo 2. Toros de Adolfo Martín para Adrián de Torres (confirmación de alternativa), Román y Ángel Sánchez.

Jueves 6. Novillos de Valdellán para Yon Lamothe (presentación en Madrid), Diego García y Jorge Martínez.

Viernes 7. Toros de El Pilar para Diego Urdiales, Juan Ortega y Pablo Aguado.

Sábado 8. Toros de El Puerto de San Lorenzo para Uceda Leal, Morante de la Puebla y Ángel Téllez.

Domingo 9. Toros de Fuente Ymbro para Miguel Ángel Perera, Juan Leal y Álvaro Lorenzo. 

Martes 11. Novillada sin caballos. Final del certamen de escuelas taurinas.

Miércoles 12. Toros de Victoriano del Río para Alejandro Talavante, Roca Rey y Francisco de Manuel.



(Fotos: Las Ventas y Ana Escribano).