domingo, 26 de mayo de 2019

Se va "El Cid" y llega David de Miranda. Roca arrasa con dos orejas.

Comenzó la segunda semana de la feria con una novillada de El Conde de Mayalde para Rafael González (gris plomo y plata), Marcos (verde y oro) y Fernando Plaza (malva y oro). 16.810 espectadores. Al acabar el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria de D. Fernando Domecq.
La novillada estuvo muy desaprovechada por los tres chavales. Tuvo nobleza y buena condición y el primero tuvo algo más de gas respecto a sus hermanos.
Rafael movió la capa con soltura en el primero de la tarde. Sin apenas ser picado, al llegar a la muleta el torero pegó varias tandas sin ajuste. Cerró con unas bernadinas. En el cuarto, sin transmisión ni conectar con el tendido, dio el joven novillero varias tandas ligadas de buen trazo y tras finalizar la serie con unas manoletinas, cortó una insulsa oreja.
Marcos, que pasó por San Isidro sin hambre ni ambición, aún así en el segundo hizo un vistoso y variado quite con el capote. En el tercio de varas realizó un templado lance por tafalleras Fernando Plaza.
Completó el cartel Fernando, el cual tuvo como primer toro a un animal flojo y desrazado, le agobió toda la faena sin darle sitio ni espacio. Cerró la tarde con un toreo templado y con unas maneras muy personales. Tras brindar a "El Fundi" y Rafael de Julia, toreó con la izquierda varias tandas rematando cada serie con pases de pecho que gustaron a los asistentes. Palmas de despedida.
De las cuadrillas, sobresalió Miguel Martín en el tercio de banderillas.

                          



El martes 21 empezó caliente la tarde. Presidía D. Gonzalo De Villa, el mismo que le abrió a Miguel Ángel Perera la puerta grande días atrás. El público protestó contra el usía y se mostraron pancartas en el Tendido 7. Acto seguido aparecieron varios miembros del Cuerpo Nacional de Policía, imagino que con el fin de requisar dichas pancartas. La plaza entera estalló contra esta situación. Ya en el tema estrictamente taurino, lidiaron seis reses de El Pilar el salmantino Juan del Álamo (caña y oro), el extremeño José Garrido (azul noche y oro) y el madrileño Gonzalo Caballero (grana y oro). 14.666 espectadores. El encierro que mandó desde Salamanca la familia Fraile encantó a los asistentes. Complicados y exigentes, no se lo pusieron nada fácil a estos muchachos. Destacó por su presentación y trapío el sexto de la tarde. Juan y José recibieron dos duras volteretas y Gonzalo, herido en el 3º, no pudo acabar el festejo.
Del Álamo dio una vuelta tras petición de oreja en su primero que fue un toro que exigía mando y firmeza. Mató el sexto toro en lugar de Gonzalo al que toreó bien con el capote.
Garrido por su parte mostró interés y ganas. Uno de sus mejores momentos fueron unas verónicas muy cadenciosas al último del festejo.
Gonzalo Caballero que sólo pudo lidiar una res por caer herido, toreó con suavidad al tercero de la tarde con la capa. En la muleta se quedó muy quieto en unos ajustados estatuarios y trasteó con gusto y mucha naturalidad. Buscaba siempre la colocación, detalle que siempre agradece el estricto público venteño. Se le notaba tranquilo y muy seguro. De las veces que mejor le he visto en Madrid. Se tiró a matar y recibió una grave cornada en la parte exterior de la pierna izquierda.


                    


                   


El miércoles 22 la plaza se abarrotó para ver un cartel con varios alicientes. La despedida de Manuel Jesús "El Cid", un torero respetado en Madrid que de no haber sido por sus muchos fallos con los aceros podríamos hablar de un matador que tendría en su palmarés siete u ocho puertas grandes en vez de las dos que ha conseguido. Trasteos para la memoria como los de Guitarrero, un bravísimo toro de Hernández Pla en la Isidrada de 2002; sus puertas grandes en 2005 y 2006 con toros de Victorino y Alcurrucén respectivamente. En 2008 un trasteo con la mano izquierda a un toro de El Pilar. Esa misma feria, otra faena a un toro de Victorino en un día de lluvía y frío. Tres años después a un toro de El Puerto de San Lorenzo. En 2013 un faenón cimentado en el toreo al natural a un toro de Victoriano del Río llamado Verbenero... Busquen esas faenas y disfrútenlas. Los otros matadores fueron López Simón que el año pasado salió a hombros y la máxima figura, Andrés Roca Rey. Los toros vinieron desde La Goa, finca portuguesa donde pastan los toros de Parladé.
Manuel, que vestido de azul pavo y oro se enfrentó a un lote soso y noble. Estuvo correcto el diestro sevillano en dos faenas en las que aplicó a ambas reses lo que necesitaban. A su altura, sin exigirles ni obligarles. Los madrileños deseábamos una última vez, ver volar esa muleta con la mano izquierda como en las grandes tardes de antaño. Pero no pudo ser. La Tizona no funcionó y fue silenciado. Madrid le brindó una cariñosa ovación de despedida.
López Simón vistió de negro y oro en su primer paseíllo en esta feria. Cortó una oreja en el segundo de la tarde al que comenzó con unos estatuarios muy ceñidos. Le dio distancia y el toro repetía en sus embestidas con nobleza y prontitud. Mató de una estocada delantera. En el quinto, un mansazo que se defendía, le hizo una faena en los bajos del 7. Se pegó un arrimón y el público aplaudió su labor.
De canela y oro llegó Andrés. Ajustado con la hora, tuvo que bajarse de la furgoneta y cruzar a toda velocidad la explanada de la plaza. En su primero estuvo horroroso. Lo recibió con unas gaoneras y el toro le propinó una tremenda paliza llegando a herirle. Andrés se mantuvo en el ruedo. Un sobrero de El Conde de Mayalde que apenas fue picado. Abundaron los enganchones y mató de un infame bajonazo. Silencio. En el sexto la cosa cambió. El peruano fue poco a poco haciendo él al toro. Comenzó el trasteo con sus habituales pases cambiados y siguieron varias tandas muy profundas, donde hubo ligazón y una mano muy baja en la que arrastraba los flecos de la muleta por la arena. Al natural sacó unas tandas muy rotundas. El toro embestía noble y largo por ambos pitones. Madrid rugía. Finalizó su labor con unas bernadinas. Espadazo y dos incontestables orejas.



                         


                         

                         


Tras la apoteosis del peruano, el jueves 23 se lidió una corrida de Jandilla para Sebastián Castella (lila y oro), Emilio de Justo (grana y oro) y confirmaba alternativa Ángel Téllez (tabaco y oro). 22.000 espectadores en tarde ventosa. La corrida que trajo desde Don Tello Borja Domecq, defraudó.
Sebastián Castella inició al primero de su lote con unos doblones. Manso de condición, Castella lo intentó por ambos pitones. Trató el galo de dar un poco de sitio para que el toro fuese un poco más a su aire. Estocada honda y silencio para el de Béziers. En el cuarto, comenzó su faena con su característico pase cambiado que emocionó por su justeza y riesgo. Complicado este toro, la faena bajó de intensidad tras varias series de derechazos aplaudidas por el público. Por el pitón izquierdo no hubo nada que reseñar. Se atascó con los aceros y fue silenciado.
Emilio de Justo se mostró firme y dispuesto en el tercero a pesar de las dificultades de esta res. Destacaron varios lances con la franela. Con la espada no estuvo acertado y también fue silenciado. Soso y rajado el quinto toro, poco pudo hacer el extremeño.
Confirmó la alternativa Ángel Téllez. Le vi un poco sobrepasado ante este exigente examen madrileño. El primero fue un toro manso y que salía suelto tras cada lance. Intentó una y otra vez pero poco pudo hacer. Pinchó dos veces antes de cobrar una estocada. Desbordado ante el encastado que cerró la tarde, se llevó un susto tras comenzar la faena citando al animal a treinta metros de distancia. Silencio en sus dos toros.


                         



                          




                          


(Fotos: Las Ventas)

El viernes 23 se agotó el papel un día mas para ver a "El Juli" (tabaco y oro) a Paco Ureña (malva y oro) y a David de Miranda (blanco y oro). Paco volvía a Madrid tras su percance en Albacete al final del verano y David se presentaba como matador de toros ante la afición venteña tras muchos meses postrado en una cama a causa de una grave lesión producida por un toro. Desde la finca "Lo Álvaro", trajo Juan Pedro Domecq un encierro flojo e inválido. Destacó el 6º de nombre Despreciado. El viento sopló con fuerza toda la tarde.
"El Juli" pasó inédito en su primera comparecencia madrileña, al no tener opciones ante un lote absolutamente inválido. En el cuarto, un toro al que se pedía con insistencia su devolución, el presidente lo mantuvo en el ruedo y bien avanzada la faena de muleta, Julián miraba tras cada serie de muletazos al palco a ver que hacía el usía. El presidente asomó el pañuelo verde autorizando a cambiar al toro y empezar de nuevo. Una vez más, Las Ventas estalló. Costumbre es que sólo se puede cambiar un toro hasta banderillas y si se devolviese el toro, el matador no tiene derecho a un sobrero. Indignación monumental en los tendidos de la plaza. De poco sirvió pues el sobrero fue igual de pésimo que el toro al que sustituyó.
Paco Ureña saludó una gran ovación al romper el paseíllo. Torero querido en Madrid, hacía ilusión volver a verle torear en la Villa y Corte. Comenzó bien a la verónica y muy torero fue el inicio por doblones. En esta faena destacaron varios naturales varios largos y profundos. Con la derecha buscaba siempre la colocación. Mostró muchas ganas el lorquino en su reencuentro con Madrid. La estocada se fue baja y dio una vuelta al anillo. En el quinto, cortó una oreja a un toro desclasado e incierto. La estocada cayó bajísima. Madrid estuvo muy cariñosa y premió al murciano con un trofeo.
El onubense David de Miranda, saboreó la gloria de lo que es cruzar una Puerta Grande en Madrid. Tapado y por el que pocos apostaban, en el toro de su confirmación se las vio con un animal flojo y desrazado. Se lució en un quite por saltilleras e inició por estatuarios. Cerró la tarde ante Despreciado, el único toro interesante del festejo. Picado en demasía, aún tuvo gas para aguantar la faena de muleta. Fue un toro con un gran pitón derecho. Comenzó el trasteo citando al toro a treinta metros de distancia. El viento arreciaba y David estuvo muy firme. Ligó varias tandas por ambos pitones y lo fulminó de una gran estocada. Dos orejas y en volandas se lo llevaron camino de la calle de Alcalá. Apunten a este torero y no le pierdan de vista.
Tengo que dedicar unos renglones para hablar de una puerta grande. Salir a hombros en Madrid es una paliza para cualquier matador. La falta de respeto y de educación por parte de los aficionados es intolerable. Absolutamente vergonzoso. Ver pasar a un torero a hombros por ese arco múdejar y admirarle es algo imposible en Madrid. La gente se lanza a arrancarle los machos, las hombreras... Se lo hicieron a Esplá en su despedida en 2009, a Talavante en 2013, a Perera en 2014, a Álvaro Lorenzo en abril y a Diego Urdiales en octubre del año pasado... A Andrés, que llevaba una cornada en el muslo, le llegaron a tirar al suelo. Después de jugarse la vida ante dos bichos de media tonelada, tienen que vérselas ante cientos de animales desesperados por conseguir unos míseros alamares. David tampoco se salvó. Llegaron a tirar de la castañeta al joven onubense. Toda esa gente que suele recriminar a aquellos que protestan durante las faenas y que piden respeto, son esos que luego se jactan de haber conseguido unos hilos del vestido a costa de empujones y tirones. Se deben tomar medidas drásticas.


                         







             


(Fotos: Las Ventas, Pablo Cobos y Adrián Alonso)



El sábado 25 vino desde el campo charro un encierro de la ganadería de Pedraza de Yeltes. Hierro que en otros sitios, véase el sur de Francia o el norte de España siempre le suelen salir las cosas pero en Madrid no termina de romper. En cuanto al juego de las reses, cumplieron en el caballo y de la presentación hay que decir que vino muy justita. Nobles y sosos para la faena de muleta. Pedraza defraudó. Los matadores que torearon este día fueron Octavio Chacón (verde y oro), Javier Cortés (blanco y oro) y Juan Leal (blanco y oro). 16.472 espectadores.
Juan Leal destacó en el segundo de la tarde al que dio distancia en varias series de muletazos. A medida que avanzaba la faena se fue arrimando y ahogando al animal. Acortaba distancia en un toreo muy encimista. El toro le avisó y Juan siguió. Tras una tanda más, el burel acertó y le hundió el pitón 25 centímetros. El diestro francés aguantó unos minutos más. La estocada tuvo mala colocación pero a pesar de ello, Madrid le dio una oreja que a juicio de muchos, fue muy barata.



                       

                       

                       


El domingo 26, en un cartel de seis rejoneadores se cortaron tres orejas a cargo de los caballeros Martín Burgos, João Moura y João Telles. Un festejo que duró dos horas largas.
Finalizada la segunda semana, arrancaremos el lunes con un encierro de La Quinta y la actuación de Ángel Jiménez, un chaval de Écija en el que tengo mucha ilusión. El plato fuerte de esta semana será sin duda el homenaje al encaste Albaserrada en el que el día grande será el jueves, ya que Roca Rey se verá las caras por primera vez con estos toros ásperos y encastados. Que haya suerte.

martes, 21 de mayo de 2019

Un paseo por la eternidad.

Tras el tercio de varas, se espera que los toreros correspondientes ejerzan su derecho al quite siempre y cuando el toro permita el lucimiento de los mismos. Cada vez es menos frecuente y llevando varios años asistiendo prácticamente a la totalidad de los festejos que tienen lugar en Las Ventas y viendo todos los festejos que puedo por televisión, me doy cuenta que el toreo de capa a pesar de ser muy amplio, los toreros apenas varían el repertorio. Las habituales gaoneras, caleserinas, tafalleras, talaveranas, lopecinas y pare usted de contar se ven día tras día tras el tercio de varas. A veces oigo que si el espada de turno hace un airoso quite, la gente pide que se toree a la verónica porque es el lance más bello a la par que complicado, ya que hay que saber coordinar ambos brazos y jugar con la bamba del capote; y si torea a la verónica se pide que varíe. Cuando el matador de turno coge el capote y sale a los medios, me ilusiono con el deseo que desempolve algún quite en desuso. Siempre me llevo un chasco.
Por eso quiero rememorar como un nublado día de mayo de hace diez años, Las Ventas llenó sus tendidos para ver una corrida de toros. Estaba anunciado Morante de la Puebla, no hace falta decir más. Los toros pertenecían al hierro sevillano de Juan Pedro Domecq.
La tarde era anodina, a medida que avanzaba se intuía que nada interesante acontecería. Iba cayendo el festejo en picado hasta que se abrió el portón de los sustos por cuarta vez y salió Alboroto, sólo el nombre auguraba que algo podía ocurrir.
En el saludo con la capa salió abanto y el presidente cambio el tercio. Morante se fue a los medios y lo tanteó con varios capotazos. Tras verlo claro, se colocó y comenzó el concierto: con la suerte cargada y el mentón hundido recitó cuatro verónicas y dos medias. La plaza empezaba a hervir. Con el caballo ya en suerte se dispuso el sevillano a gallear al toro por chicuelinas, fueron cuatro y de nuevo cerró con la media verónica. Tras el puyazo, volvió el de La Puebla a seguir su recital. Quitó nuevamente con otras tantas verónicas y remató otra vez con la media. Fueron éstas inmensas, colosales, largas, profundas... Toreaban los hombros, las muñecas, las manos, la cintura. Cogiendo el capote muy cortito, jugó con los vuelos de la tela y meciendo los brazos con suavidad embarcaba la embestida del Juanpedro. La mano de dentro acompasaba, la de fuera conducía la trayectoria de la res. La gente quería más, estaba presenciando algo grandioso. Las Ventas no hervía, bullía. Y para cerrar la sinfonía, Morante hizo de una tanda de chicuelinas algo más que una obra de arte: jugaba con el toro recordando a Chicuelo, a Pepín... La cadencia en sus lances era precisa, exacta. Al entrar en jurisdicción el animal, giraba el cuerpo con esa gracia y duende que sólo poseen algunos privilegiados. Ese giro era más que una danza y la torería de José Antonio llenaba la escena. Madrid era un clamor cuando Morante se marchó al burladero.
Tras brindar al abuelo de Paz Vega, inició con la franela unos ayudados por alto y cimentó la faena con la mano derecha. Alboroto empezó a apagarse y José Antonio abrevió. La oreja que cortó fue lo de menos. Hace cincuenta o sesenta años, aún sin cortar orejas, la afición le habría llevado a hombros hasta Manuel Becerra.
Gracias a Dios que el sorteo nos deparó esta unión. Morante se paseó por la eternidad con su capote. Y quiso que los madrileños fuéramos testigos de ellos.
Una página de oro en la historia del toreo.


                         


          (Foto: Botán)

lunes, 20 de mayo de 2019

Una puerta grande vergonzosa, un toro de triunfo y el toreo de Aguado.

Inició el ciclo Isidril del 2019 el martes 14 mayo. El cartel lo conformaron Rubén Pinar (canela y oro),  Javier Cortés (azul pavo y oro) y Thomas Duffau (azul marino y oro). El encierro fue de La Quinta.
La plaza registró media entrada. Sin fuerzas y complicado el 1º al que el manchego Pinar poco pudo hacer. El 2º estaba bien presentado al que Duffau le hizo un buen quite por chicuelinas. Javier Cortés bregó con él buscando la colocación y sacando alguna decorosa tanda con la mano izquierda. Saludó el madrileño tras una estocada caída. Salió el tercero para el francés Duffau. Mal picado y muy bien lidiado por Marco Leal. El toro en la muleta se complicó, nunca humillaba. Tenía y genio y Thomas hizo lo que pudo. En la segunda parte del festejo podríamos contar que Pinar sacó algún muletazo suelto en una faena de escaso brillo, Marco Leal brilló con las banderillas y ya en la muleta de Duffau fue manso y soso. El momento más álgido de la tarde llegó en el tercio de varas del quinto. Un gran puyazo y sonora ovación a Juan Francisco Peña. ¡Por fin, desde el 24 de marzo que empezó la temporada, vimos picar, aleluya!

                   

                   

(Fotos: Las Ventas y Andrew Moore).

Castizo y chulo fue el 15 de mayo. El día del patrón y con las cámaras de Telemadrid, hicieron el paseo Finito de Córdoba (obispo y oro), Diego Urdiales (marino y oro) y Miguel Ángel Perera (botella y oro). Los toros pertenecían al hierro gaditano de Fuente Ymbro. Las taquillas agotaron el papel.
Pues tras una gran comida y una agradable sobremesa con los amigos, coincidimos todos en que esta feria era para disfrutarla tranquilamente y sin protestar en demasía las cosas que no nos gustasen, algo que ya hicimos en ferias pasadas. Hete aquí que la primera pelotera del serial, la tuvimos con el señor Gonzalo de Villa Parro en el tercero de la tarde. Este señor debería dejar de inmediato el palco de Madrid. Esta plaza es de 1º categoría y no se pueden cometer estos fallos. Perera lidió con poderío y temple a un toro con la mano derecha pero la faena bajó muchísimo por el pitón izquierdo. La estocada fue de todo menos buena y empezaron a ondear los pañuelos. Tras la primera oreja y una ínfima petición de la segunda, el señor De Villa concedió un trofeo más, indicando que autorizaba al extremeño salir a hombros por la Puerta de Madrid. La plaza estalló de ira. ¿Cómo se pueden dar dos orejas sin petición total del público, sin una faena rotunda y sin una gran estocada? Para dar una segunda oreja, la plaza tiene que estar cubierta por un manto blanco de pañuelos y ayer no se dio esa circunstancia. El "tuitendido" debatía una vez acabado el festejo, que el toro era de vuelta al ruedo. En mi opinión, no lo fue. Perera salió a hombros haciendo gestos a una parte de la plaza. Feísimo detalle que ya hizo en su día Juan José Padilla que le acarreó estar varios años sin pisar el ruedo de Madrid.
Finito pasó sin pena ni gloria y Urdiales que tampoco brilló, dejó un gran inicio ante el quinto toreando con unos doblones por bajo.

                 
                





(Fotos: Las Ventas y Ana Escribano)

El Jueves 16 se lidió una corrida de Valdefresno para los matadores David Galván (obispo y oro), Juan Ortega (verde y azabache) y Joaquín Galdós (caña y oro). Día para olvidar en el que vimos detallitos de buen gusto de Juan y un buen par de banderillas de Juan José Trujillo. El encierro salmantino no dio muchas opciones a esta joven terna. La corrida tuvo nobleza pero mucha falta de fuerza y casta.

                         

                         
     

                           

(Fotos: Las Ventas y Rafael Villar).

El viernes 17 Joselito Adame (gris y oro), Román (gris marengo y oro) y Álvaro Lorenzo (canela y oro). 17.344 asistentes. Un día más como todos los de esta semana, el vendaval sopló con fuerza desde la M 30. Los toros estaban herrados con los símbolos de dos ganaderías, El Tajo y La Reina. Ambas propiedad de  D. José Miguel Arroyo Delgado.
Román hizo lo más destacado de la tarde ante un sobrero de Torrealta, no por la calidad de su toreo sino por su disposición y valor, justo cuando más viento hizo. Dio distancia al toro y lo lució. Cerró con unas ajustadas manoletinas en la que se jugó con una estocada recibiendo. La espada se le fue un poco y a pesar de una petición de oreja no concedida, agradeció el apoyo de Madrid con una vuelta al ruedo. Por su parte, Lorenzo en el sexto hizo un buen inicio con el capote llevando al toro por verónicas. Con la muleta empezó con unos ajustados estatuarios. Siguió con la mano derecha con unas tandas muy ligadas y llevando al toro cosido a la muleta. al cambiar la franela a la mano izquierda, la faena decayó y el toro se acabó rajando. El toledano cerró con unas bernadinas y saludó una ovación de despedida. Destacaron entre los de plata Raúl Martí con el capote.


                        

El ventoso sábado 18, torearon Ginés Marín (marino y oro), Luis David (malva y oro) y Pablo Aguado (marfil y oro). Los toros eran de Salamanca, de la ganadería de Montalvo. Destacó el gran segundo llamado Enviado. 21.150 espectadores.
Festejo interesante en el que hubo muchos detalles. Ginés brilló con el primero, al que mató de una gran estocada. A pesar del viento, el jerezano toreó muy bien con la mano izquierda. Cerró con unas escalofriantes bernadinas y cortó una oreja. Ante un toro inválido que hizo cuarto, alargó la faena y fue silenciado.
Luis David que con el capote se lució y con la muleta manejó muy bien los vuelos en el toreo al natural, dejó ir al toro de la feria, llamado Enviado. Un toro para cortarle las orejas y consagrarse. A este toro lo picó muy bien Óscar Bernal. Pablo Aguado le hizo un gran quite a la verónica y fue replicado por el mejicano en un quite por lopecinas. Adame dio una vuelta con algunas protestas y nada que destacar en el quinto.
Pablo, que llegaba a Madrid tras arrasar en Sevilla, estuvo muy valiente ante el tercero. Dejó varios detallitos muy toreros y recibió una voltereta que le dejó mermado. Con la espada estuvo muy mal en los dos toros de su lote. Cerró la tarde con un toro de poca fuerza pero al que dejó auténticos carteles de toros. Aquí tienen un fragmento de su faena. Se hizo el silencio y se oía hasta el respirar del animal. Madrid rugió. Saludó una ovación y empezó la cuenta atrás para volver a verle al final del serial.
Aquí acaba la primera semana de la feria. El domingo 19 hubo corrida de rejones y se cortaron dos orejas, pero no asistí. Estos días llegan las figuras: Castella, "El Juli", la despedida de "El Cid", el regreso de Ureña tras su espantoso percance... y os lo contaré.

¡Un saludo!


                     



                     


(Fotos: Las Ventas)


lunes, 13 de mayo de 2019

Tres chavales destacan en vísperas de San Isidro.

En estas novilladas previas a San Isidro os cuento que en general, el viento condicionó las faenas de los chavales. Ignacio Olmos, Fernando Plaza y Cristian Pérez han sido los nombre propios de estas novilladas.

El 28 de abril, trenzaron el paseíllo Kevin de Luis (Rioja y oro), Lagartijo (blanco y oro) e Ignacio Olmos (tabaco y oro) para enfrentarse a un muy interesante encierro de Julio García. El mayoral de la ganadería saludó una ovación pedida por los espectadores en premio al juego de las reses al finalizar el festejo. Kevin e Ignacio debutaron en Madrid. 6.187 personas.
Pues de esta tarde me quedo sin duda con la grata presentación de Olmos. Con el poco rodaje que lleva, el joven toledano vino a Madrid a por todas. En su primero lidió con un novillo complicado que le llegó a herir. Dio una vuelta ruedo y se puso en manos de los médicos. En el sexto volvió al ruedo para cerra la tarde. Templó muy bien con la izquierda y pudo disfrutar de esos olés secos y roncos madrileños que indican que ahí abajo está pasando algo grande. Interesante combate entre Igancio e Iluminado que fue ovacionado en el arrastre. De no haber fallado con la Tizona, habría conseguido una oreja. Merece otra oportunidad.
Lagartijo toreó con soltura a la verónica a su primer novillo. Y poco dijo en la muleta, muchos pases de los que ya no me acuerdo. Por su parte, Kevin de Luis toreó en los terrenos de tablas a un novillo con querencia y en su segundo dejó una buena tanda con la derecha en medio de una faena de larga duración pero de escaso brillo.
Rafael González, Víctor Cañas y Curro Robles destacaron entre las cuadrillas.

                          

                          


Molesto y pesado el dios Eolo, volvió a ser un espectador más en la plaza de Madrid. Declarado non grato en la Fiesta de los toros, sigue acudiendo aún cuando nadie reclama su presencia. Este primero de mayo, le puso las cosas muy difíciles a Pablo Mora (verde y oro), al mejicano Diego San Román (gris perla y oro) y a Fernando Plaza (lila y oro). Diego y Fernando debutaron en Madrid. La ganadería era la madrileña de Montealto. La corrida estuvo bien presentada y dio un juego variado con varios toros mal aprovechados. 4.874 personas.
Pablo fue silenciado en sus dos toros. De Diego comentaré que estas Navidades se graduó en su Querétaro natal en Derecho y Administración de Empresas. Lo único destacable fue la fulminante estocada al quinto y los momentos más lucidos llevaron la firma de Fernando Plaza. Este chaval toreó con gusto y un concepto muy personal. En su primero llevó a cabo varias tandas muy ligadas, mostrando naturalidad y muchas ganas de agradar al exigente público madrileño. En el último, inició de rodillas la faena aguantando las complicaciones de la res y la faena estuvo basada en el poderío y el mando sobre el animal. Petición de oreja en el tercero y vuelta al ruedo en el sexto. No pierdan de vista a este novillero.


                          



El 5 de mayo llegaron a Las Ventas dos novilleros para presentarse ante la Villa y Corte: Juan Carlos Benítez (manzana y oro) y Cristian Pérez (obispo y oro). Adrián Henche (botella y oro) cerró la terna y la ganadería lucía el hierro y la divisa de Gabriel Rojas. 5.133 personas.

De Adrián comentaré que recibió a su primer utrero con unos vistosos lances a la verónica y en la muleta bregó con una embestida brusca y descompuesta. En el cuarto, un toro inválido que debió ser devuelto, el presidente hizo caso omiso de la petición del público y poco pudo hacer el joven torero. Fue silenciado en sus dos toros.
Juan Carlos Benítez, toreo muy relajado y asentado con la mano derecha al segundo de la tarde que fue un novillo con recorrido y nobleza. El novillo pedía mando en la embestida y el joven malagueño dominó la acometida de la res. Con la izquierda pegó otros tantos naturales aplaudidos por los aficionados. Ya en el quinto, tuvo que demostrar sus conocimientos ya que salía suelto y no prestaba atención a los capotes de los toreros. Empujó en el caballo. Un toro muy faltos de fuerzas que no permitió hacer faena. Mató de un bajonazo.
El lote de la tarde se lo llevó sin dudas el manchego Cristian Pérez. Con el capote alanceó por bajo a su primer novillo. En la muleta se quedaba corto el novillo. Empezó la faena con unos ayudados por altoy ligó varias tandas con la mano derecha. Por el pitón izquierdo el toro iba mejor yendo largo y con nobleza. Volvió a dar otra serie de muletazos con la mano derecha bajando y corriendo la mano. Fulminó al toro con una estocada contraria y sonó un aviso. Saludó una ovación el torero y palmas en el arrastre al burel. Cerró la tarde un novillo que iba de largo y con alegría a los trastos del albaceteño. Se ajustó al toro en varias tandas muy ligadas y se llevó un volteretón cuando cerraba la faena con unas bernadinas. Dolido y mellado aguantó hasta matarlo. Tras un bajonazo absolutamente infame, miró al público pidiendo perdón pero luego dio una vuelta al ruedo cuando nadie la solicitó.

                 
                      


Este último domingo día 12,  previo a la maratoniana feria que nos espera, Sergio Felipe (Rioja y oro), Héctor Gutiérrez (Azul pavo y oro) y Alfonso Ortiz (Malva y oro) dieron cuenta a una floja novillada de El Pilar. Pasaron por taquilla 6.153 espectadores.
Comentaba con mis amigos de asiento tras la muerte del sexto, sobre qué es lo que se puede comentar de un festejo tan aburrido e insulso como fue esta novillada. ¿Qué pondrán los críticos en sus crónicas? No hubo nada que merezca la pena contar. Con el capote los tres chavales estuvieron aseados y poco que decir de las faenas de muleta. Tras morir el sexto toro, Alfonso dio una vuelta al ruedo sin que nadie la pidiera. Entre la cuadrillas se lucieron con las banderillas Javier Perea, Marcos Ortiz, Roque Vega y Jesús Aguado.


             
                            



                          

(fotos: Las Ventas)


viernes, 10 de mayo de 2019

Aguado, Príncipe de Sevilla.

Tarde para la historia la vivida este viernes 10 de mayo en la que un chaval sevillano licenciado en Administración de Empresas por La Universidad Hispalense de Sevilla crujió los cimientos de la Real Maestranza de Caballería. Pablo Aguado toreaba en su ciudad natal con dos figurones como son Morante de la Puebla y Roca Rey. La ganadería llevaba el nombre de Jandilla.


                         


Atisbamos los aficionados las buenas maneras del joven Pablo hace un tiempo en una novillada matinal en la localidad extremeña de Olivenza. Poco después, se presentó ante la cátedra venteña y confirmó aquello que demostró en la plaza oliventina. A partir de ahí fue creciendo como torero y puliendo su concepto hasta llegar a su alternativa en Sevilla y una posterior confirmación como matador de toros el pasado Otoño en Madrid en una faena de raza y valor ante los toros de Victoriano del Río. A lo largo de estos años ha embelesado a los aficionados más exigentes con ese toreo clásico y puro que no pasa de moda.
Llegó Aguado al Baratillo sabiendo que era una tarde excepcional y no podía fallar. Y no falló. Desde que abrió los vuelos de la capa, dictó una lección magistral de cómo se debe torear. Manejaba las telas con precisión y suavidad. Mecía la embestida llevando al toro cosido en la bamba del capote. La suerte cargada y el mentón hundido. La media verónica fue un monumento. Luego se entretuvo en torear por chicuelinas. La mano a media altura guiaba la acometida de la res y al salir el toro de la jurisdicción de su capote, giraba con esa gracia sevillana que pocos matadores poseen. Una vez cambiado el tercio, con la espada y la muleta se dispuso a empezar su obra. El inicio de la faena fue precioso. Fueron unos doblones a media altura con mucha torería. Siguieron unas tandas muy asentado y relajado. Con los flecos de la franela se ajustó al toro en un trasteo ceñido y muy ligado.


                         

Guiaba la embestida del Jandilla cargando la pierna y llevando al toro hasta detrás de la cadera, donde moría el muletazo. Y en uno de los remates surgió un trincherazo de una belleza inigualable. Pablo tiene el gran don de torear muy bien de frente. Y quiso que lo paladeáramos. Rubricó sus dos obras con otras tantas estocadas. ¡Torero! ¡Torero! exclamaba la Maestranza cuando cruzó a hombros ese umbral llamado Puerta del Príncipe que da al río Guadalquivir con cuatro orejas en su esportón. Algo que no ocurría desde 2012 cuando lo consiguió José María Manzanares, y antes, en 2006 otro sevillano llamado Salvador Cortés logró tan impresionante proeza. Y los sevillanos salieron de la plaza toreando hacia el Real.

Breve y corta ha sido esta crónica, como la faena de Pablo. ¿Por qué? Porque no hacen faltan faenas de veinte minutos cuando con treinta muletazos puedes emocionar a doce mil almas. Eso es lo difícil de hacer y Aguado lo sabe hacer, y muy bien.

Pd: Pablo torea el 18 de mayo en Madrid. No se lo pierdan.

Un saludo a mis lectores.


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                (Fotos: Sara de la Fuente y Pagés)


sábado, 4 de mayo de 2019

Brilla la torería de Emilio de Justo.

Empezó en mayo la feria de Abril de Sevilla y como expliqué en "preguntas y respuestas" se debe a que la temporada taurina va ligada al calendario litúrgico. Es costumbre en Sevilla que su tradicional feria empiece dos semanas después del Domingo de Resurrección. Tras el tardío Domingo de Gloria, la feria taurina sevillana comenzó hace escasos días.

En esos días destacaron varios toros importantes de Torrestrella, el sublime toreo de capote de Morante de la Puebla, una discutida puerta grande de "El Juli" y una gran faena de Roca Rey. Este primer sábado de mayo la empresa juntó en un cartel a tres toreros que saben de sobra lo que es enfrentarse a los toros de Victorino Martín. La plaza registró una gran entrada y el viento molestó toda la tarde.

Hablar de Victorino en Sevilla es hablar de un idilio que lleva dando éxitos practicante desde que se presentó en la capital andaluza este hierro madrileño. Veraniego, Borgoñés, Gallareto, Platino, Mecanizado... la lista es larga hasta llegar al bravo y fiero Cobradiezmos indultado el 13 de abril de 2016. En cuanto a los toreros podríamos nombrar a "El Tato", "El Cid", Pepín Liria, Paco Ureña, Morante... Los toreros contratados para este día fueron Antonio Ferrera, que recién llegado de Méjico pechó con el mejor lote de la corrida, Manuel Escribano y Emilio de Justo que dejó los momentos de más torería y gusto. Dos horas largas de festejo que se hicieron más llevaderas gracias al interés que propició el encierro. La corrida no decepcionó.

Antonio Ferrera que vestido de grana y oro saludó con la capa al primero, llamado Paquetillo. Fueron unos lances de mando y sometimiento. Éste fue un gran toro encastado y exigente. Acudió con fijeza y empujó al peto de Antonio Prieto. Javier Valdeoro y Fernando Sánchez se lucieron en banderillas. Ya en en el último tercio, Antonio le sacó muletazos por ambos pitones a media altura cuando quizá habría que haber exigido más al toro bajando la muleta para someterle. Saludó una ovación. En el cuarto ligó varias tandas con la muleta corriendo la mano y haciendo las cosas muy bien. Llegó a sonar la música. La fijeza y casta de Petrolero en las telas de Ferrera fueron intensas pero fueron bajando a medida que avanzaba la faena. Le cortó la única oreja de la tarde.

Manuel Escribano que lució un terno gris plomo y oro tragó de rodillas delante de la puerta de toriles ante dos toros muy inciertos. Ante ellos realizó su habitual repertorio en banderillas. Su primero fue complicado y se orientaba muy rápido. Lanceó con gusto un ramillete de buenas verónicas. Ya en la muleta, aceptó varios pases hasta que dijo basta y buscaba al torero al salir de cada muletazo. Saludó una ovación. En el quinto, que fue un toro que obedecía con nobleza le dio muchos pases en varias tandas limpias y ligadas. Mató de una buena estocada.

Tras muchos años sin pisar el albero maestrante, Emilio de Justo eligió un vestido negro y oro para tal ocasión. Al tercero, que fue un toro áspero y difícil se dobló con él por bajo y siguieron unas tandas cadenciosas por el lado derecho. Por el pitón izquierdo se gustó en varios naturales aplaudidos por el público hispalense. Antes de matar, remató la faena con unos naturales de frente. Una gran faena que hubiese sido premiada de no haber fallado con la espada. Ya en el sexto comenzó con un soberbio saludo con la capa y remató con la media verónica. A pesar de la mala lidia por parte de su cuadrilla, durante toda la faena fue haciendo él al toro y pudo robarle unos naturales muy templados. Recetó un espadazo como cierre y recibió una ovación de despedida.

(Foto: Arjona)


                        

viernes, 3 de mayo de 2019

Corrida Goyesca

Como es habitual cada dos de mayo en Madrid, se celebra la Corrida Goyesca en la Plaza de las Ventas en la que los toreros y el personal de plaza, visten a la usanza de la época del gran pintor de Fuendetodos. Un día festivo en el que la empresa conseguía cerrar carteles muy interesantes en los que hasta las principales figuras y las ganaderías más señeras han sido anunciadas en este día tan especial para los madrileños. Pues las últimas temporadas la tónica de esta programación ha sido al contrario: carteles flojitos con toreros emergentes y ganaderías sin alicientes.
Las Ventas vio ayer en una tarde calurosa un cartel compuesto por los toros andaluces de José Luis Pereda para Cristian Escribano, Francisco José Espada y Ángel Sánchez. 8.400 espectadores nos sentamos en sus tendidos de granito.
Fue una corrida bien presentada y aunque faltó casta hubo algunos que fueron de menos a más. El primero fue despedido con palmas y ovacionado fue el cuarto. Francisco de Goya, genial pintor, solía tomar apuntes y luego dibujarlos ¿Qué habría hecho ayer? Pues yo creo que dibujar algún natural muy encajado de Ángel, las chicuelinas y la gran estocada de Escribano al cuarto de la tarde que fue un toro que acudía de largo y humillaba y varios pares de banderillas de Iván García y Paco Cervantes. Sobre el fuenlabreño Espada, puedo deciros que cortó una oreja en el tercero del festejo al que mató de una estocada. Inició en el tercio con unos ayudados y un cambio por la espalda. Durante la faena estuvo muy encima del toro en vez de darle un poco más de espacio. La nota curiosa de la tarde y algo que jamás hemos visto, fue ver como el primer toro al embestir al caballo perdió las manos quedando debajo de éste. Cuando se incorporó levantó también al jaco y al tener que salir por el otro costado del toro.
Y poco más puedo contar. Quedan dos novilladas hasta que comience el maratoniano ciclo isidril que nos espera.

Saludos a los aficionados.

(Fotos: Ana Escribano y las Ventas)