lunes, 25 de febrero de 2019

Breve reseña taurina de la Ciudad Imperial.

Una de las grandes virtudes que tiene el toreo es que enseña, y enseña mucho; entre algunas de las cosas que más me gustado aprender es que la tauromaquia enseña historia, y el ejemplo es esa gran frase que dijo el gran Ortega y Gasset y que es de una verdad absoluta: La historia del toreo está ligada a la de España, tanto que sin conocer la primera, será imposible comprender la segunda.

Enseña geografía, si no hubiese indagado en el toreo nunca habría oído hablar de Aguascalientes, Dólar, Cebolla o Pepino. (si no se lo cree, busque en google y compruébelo usted mismo); enseña arquitectura, y aquí podríamos hablar brevemente de los anfiteatros romanos de Arlés y Nîmes, de la neoclásica plaza de Ronda, de la neomudéjar plaza de Las ventas, o las modernas Valdemorillo, Leganés, o Vistalegre que tienen un aspecto fúnebre y oscuro, pero gracias a sus cubiertas gustan a los toreros ya que protegen de las inclemencias meteorológicas.


Pues me acerqué a Toledo para desconectar de los Madriles y aunque no tenía fines taurinos, pasé por su plaza de toros y al verla abierta entré sin dudar. No la conocía y me encantó. Accedí por el patio de arrastre y entré en su ruedo. Según el Cossío mide 60 metros de diámetro y tiene 8530 localidades. El graderío se compone en quince filas de tendido y una pequeña sección bajo cubierta.



 

La historia de esta plaza manchega empieza el 18 de agosto de 1866 con un cartel compuesto por los matadores Cayetano Sanz y Antonio Sánchez "El Tato" para dar lidia y muerte a astados de Vicente Martínez y Felipe Gómez. Una plaza importante por la que han pasado todas las grandes figuras de cada época, desde Juan Belmonte, Domingo Ortega, El Viti, Paco Camino, hasta José Tomás y Morante de la Puebla.



Gracias a la amabilidad de Miguel, un empleado de dicho edificio y que hizo las veces de anfitrión, pude ver su pequeña sala de conferencias en la que la Peña El Trapío organiza charlas y tertulias. De igual modo visité su modesta enfermería y la capilla. 




También nos enseño los corrales. Están limpios, muy cuidados y sobre todo son grandes y espaciosos en los que los toros descansan tras el largo en viaje metidos en el camión. Se compone de cuatro corraletas, una manga con báscula y varios chiqueros interiores. 



Y hablando de gente del toro de esta región, Toledo ha sido provincia prolífica en todos los aspectos ya que siempre ha dado a todos los estamentos taurinos. En cuanto a los toreros de la tierra, el más destacado fue Domingo Ortega, nacido en Borox. Curtido en las capeas que en esta comarca se organizaban, fue aprendiendo y cogiendo oficio convirtiéndose en uno de los grandes matadores de su época. Otro grandioso torero fue Gregorio Sánchez, nacido en Santa Olalla y durante su carrera cruzó nueve veces la puerta grande de Madrid como matador y una como novillero. Su tarde más estelar tuvo lugar en Las Ventas el 19 de junio de 1960, cuando lidió en poco menos de hora y media, seis toros de Barcial y cortó siete orejas. Una vez retirado, fue durante muchos años profesor de la Escuela de tauromaquia de Madrid "Marcial Lalanda" y sin duda la gran figura que se curtió bajo su duro aprendizaje fue ni más ni menos que Julián López "El Juli".
Actualmente los dos toreros que llevan el nombre de Toledo allá donde torean son Eugenio de Mora, doctorado en esta misma plaza en el año 97 en un cartel de tronío, pues alternó con Curro Romero y José Tomás; en el extremo opuesto el joven Álvaro Lorenzo, recibió de manos de Julián López "El Juli" la alternativa en Nîmes hace tres años y lucha por llegar a ser figura del toreo. La última esperanza del toreo toledano es el joven novillero Tomás Rufo. Este año debe ser el de la consagración antes de pasar al escalafón de matadores.
Las ganaderías de renombre que pueblan el campo bravo toledano son unas cuantas, de prestigio y por citar a alguna de ellas podemos mencionar a Alcurrucén que ha dado innumerables triunfos en la plaza de Madrid; El Exmo Señor Conde de Mayalde, El Montecillo, El Ventorrillo y Fernando Peña, amén de otras más modestas en las que abunda una gran variedad de encastes. Por cierto, esta última es muy demandada en las novilladas picadas. 
Entre el empresariado toledano brillan por su sapiencia taurina, afición y conocimientos del toro bravo los Lozano: tres hermanos llamados Pablo, José Luis y Eduardo. En su época fueron matadores de toros; uno de ellos, Pablo junto a Domingo Dominguín creó el Certamen "La Oportunidad" de Vistalegre para buscar futuros toreros; regentaron con gran éxito la plaza de Madrid los tres desde 1990 hasta 2004; apoderaron a Palomo Linares y en la actualidad dirigen la mencionada vacada de Alcurrucén. 

(Fotos: el autor)

sábado, 23 de febrero de 2019

Emilio empieza fuerte.

Tras las ferias de Ajalvir y Valdemorillo, hoy se había programado un nuevo festejo en la Comunidad de Madrid, en este caso en el popular barrio de Carabanchel, en el llamado Palacio Vistalegre.
Un cartel con un torero en retirada y otro en renacimiento, El Cid y Emilio de Justo. Tras dos décadas de alternativa y grandes tardes en muchas plazas Manuel este año deja de torear. En el caso de Emilio, tras un parón en su carrera donde los pocos festejos que toreó estuvieron repartidos en pueblecitos de su Extremadura natal y Francia, volvió a resurgir el año pasado haciendo una temporada jalonada de triunfos culminada con una puerta grande en Madrid recordada sobretodo por dos estocadas sensacionales.
El ganado fue variado de encastes y de comportamientos: dos reses salmantinas de El Puerto de San Lorenzo, dos Albaserradas de Victorino Martín y dos toros de Parladé.

El Cid, vestido de azul y oro recibió una cariñosa ovación por parte de los aficionados madrileños.  Quiso pero no pudo, a su primero lo alanceó con gusto a la verónica y al tercero de la tarde, herrado con la A coronada no pudo con él, un gran toro; Morisco era su nombre, y aunque Manuel si que le sacó algunos derechazos ligados, tras unos desarmes se fue a por el acero. Escuchó una ovación y en sus otros dos toros del lote no dejó nada que merezca ser contado.
Emilio de Justo, con un terno blanco y oro inició la que muchos deseamos sea una temporada rotunda que afiance lo conseguido el año pasado y se consolide en el escalafón. Ha dejado una tarde importante, en la que ha destacado su toreo de capote y las dos caras mostradas ante dos toros de diferente embestida y comportamiento: su solidez y valor ante un exigente y muy difícil toro de Victorino al que le avisó varias veces y llegó a librarse de un percance, y el gusto y torería en el toro que cerraba la tarde. Tras varias tandas repletas de gusto, naturalidad y un torerísimo cierre con la mano izquierda de frente y a pies juntos rubricó con una soberbia estocada que hizo que la faena fuese premiada con dos orejas.

                         


                           (Foto: Arjona)


viernes, 22 de febrero de 2019

Bienvenido.

   Dicen que de toros no saben ni las vacas, yo no sé hasta qué punto es cierto eso o no, pues a lo largo de estos años compartiendo tertulias en los bares y localidad en diferentes plazas de toros he conocido a grandes aficionados de los que he aprendido muchas de las cosas que sé ahora y que tal vez desmientan ese popular dicho. Parafraseando al llorado Víctor Barrio, que dijo que la tauromaquia no hay que defenderla, hay que enseñarla; eso intentaré hacer, en este mi rincón de la red, contaré todo aquello que la tauromaquia me enseñó y sigue haciendo y seas o no aficionado, espero que disfrutes y aprendas con lo que escriba en este perfil. Intentaré hacerlo de un modo ameno y entretenido. Procuraré no aburrir.
Una vez leí que es más difícil ser un buen aficionado que un torero regular y ese es mi deseo: llegar a ser un buen aficionado.

Jacobo.