jueves, 31 de agosto de 2023

Suertes del toreo (III).


El pase natural. Así se llama la suerte fundamental del toreo de muleta porque al ser con la mano izquierda, la espada no se usa, por lo que el matador se ayuda con los flecos de la tela para embarcar la embestida del animal. La serie se remata con una serpentina y un kirikikí. 







domingo, 20 de agosto de 2023

Reverdecer laureles.

Una banda de música amenizará el festejo, así reza con frecuencia cualquier cartel de toros. Y así fue. La banda de música tocó brillantemente varios pasodobles a lo largo de todo un festejo que tuvo lugar en las faldas de la sierra de Guadarrama, en la plaza segoviana de El Espinar. En esta villa castellana se vivió un desafío entre dos hierros de encastes diferentes: los Albaserradas de Adolfo Martín (1º, 5º y 6º) y los Domecq de Pedraza de Yeltes (2º, 3º, y 4º). La terna estaba formada por tres toreros curtidos en mil lides: Antonio Ferrera (blanco y oro), El Cid (tabaco y oro) y Manuel Escribano (nazareno y oro). Fue una tarde soleada y calurosa. Destacaron por su buen juego el primero y el quinto, Sevillanito y Horquillón respectivamente. Y por su presencia, en general los tres Adolfos. Serios y muy rematados, acordes a una plaza como ésta la de El Espinar.

Reverdecer laureles. Eso hizo Manuel Jesús. Después de su fugaz retirada, este año el de Salteras no está gozando de muchos contratos, pero sin duda, por pocos que sean, estará disfrutando de volver a lucir el chispeante y seguir interpretando su tauromaquia. En la plaza espinariega demostró que sigue en plena forma. Obsequió al público segoviano dos faenas templadas y muy profundas. A su primero, un Pedraza flojo y boyante lo toreó con suavidad, pues así lo requería. Consiguió enjarretarle varias series con ambas manos y malogró la labor con la espada. Saludó una ovación. La obra cumbre de la tarde llegó en el quinto. Horquillón tuvo nobleza, fijeza y profundidad. Al son de un gran pasodoble, la faena se basó principalmente en la mano diestra. Los derechazos tuvieron mucha enjundia, y Manuel, asentadas las manoletinas y el cuerpo relajado, toreó a placer a aquel Albaserrada. De sobra es conocida su buena mano izquierda, así que con su muñeca y los vuelos de la muleta, obró un ramillete de naturales rematados con unos preciosos pases de pecho. La estocada fue fulminante y tras cortar las dos orejas, salió el sevillano por la puerta grande.

Manuel debutó en esta plaza. Quiso pero poco pudo. Le tocó en primer lugar un Pedraza que se arrancó de lejos al caballo con fijeza y alegría. Manuel siempre quiere agradar. Se adornó en un tercio de banderillas y poco pudo hacer en la faena de muleta. El toro perdió fuelle y Escribano, poco pudo hacer. Por su esfuerzo, la plaza le sacó a saludar una ovación. En el quinto se rozó la tragedia, pues tras un par de banderillas, Manuel resbaló y el toro le cogió feamente pero sin consecuencias. Aguerrido y enrazado, el de Gerena volvió a la cara del toro y clavó un par que puso a la plaza en pie. Tras un prometedor inicio por bajo, el cárdeno animal se echó y fue imposible levantarlo así que la faena quedó en agua de borrajas.

Incomprensiblemente Ferrera naufragó. Su primer toro tuvo casta y emoción. El extremeño empezó a enredar cual torerillo debutante en vez de ponerse firme y cuajar al animal, pues éste tenía mucho que torear. Mató de un bajonazo y saludó desde el callejón una ridícula y escasa petición de oreja. La tauromaquia de Antonio estos últimos ha ido cambiando como las estaciones o las fases de la luna. A veces asentado y en maestro, a veces extravagante… El cuarto fue noble y Ferrera, con recortes, variedad de molinetes y movimientos bruscos de muleta perdió el tiempo zarandeando la muleta con movimientos dignos de un leñador en vez del mimo y temple propios de un torero, por lo que fue pitado tras el arrastre del animal.

Así fue un festejo que tuvo verdad, emoción, entrega y toros para el recuerdo. Al acabar la tarde, como en tantos pueblos, el ruedo se llenó de niños que con sus chaquetas jugaban a ser toreros, imagino deseando imitar al Cid pero soñando que eran ellos los que toreaban a Horquillón…

Entre las cuadrillas destacaron con las banderillas João Ferreira y Ángel Otero. João se lució en el primero de la tarde por jugarse el tipo con un complicadísimo par por los adentros clavando en la cara del animal. Si uno fue por valentía y raza, Ángel puso garbo y mucha torería clavando al quinto un excelso par de banderillas.