sábado, 4 de mayo de 2019

Brilla la torería de Emilio de Justo.

Empezó en mayo la feria de Abril de Sevilla y como expliqué en "preguntas y respuestas" se debe a que la temporada taurina va ligada al calendario litúrgico. Es costumbre en Sevilla que su tradicional feria empiece dos semanas después del Domingo de Resurrección. Tras el tardío Domingo de Gloria, la feria taurina sevillana comenzó hace escasos días.

En esos días destacaron varios toros importantes de Torrestrella, el sublime toreo de capote de Morante de la Puebla, una discutida puerta grande de "El Juli" y una gran faena de Roca Rey. Este primer sábado de mayo la empresa juntó en un cartel a tres toreros que saben de sobra lo que es enfrentarse a los toros de Victorino Martín. La plaza registró una gran entrada y el viento molestó toda la tarde.

Hablar de Victorino en Sevilla es hablar de un idilio que lleva dando éxitos practicante desde que se presentó en la capital andaluza este hierro madrileño. Veraniego, Borgoñés, Gallareto, Platino, Mecanizado... la lista es larga hasta llegar al bravo y fiero Cobradiezmos indultado el 13 de abril de 2016. En cuanto a los toreros podríamos nombrar a "El Tato", "El Cid", Pepín Liria, Paco Ureña, Morante... Los toreros contratados para este día fueron Antonio Ferrera, que recién llegado de Méjico pechó con el mejor lote de la corrida, Manuel Escribano y Emilio de Justo que dejó los momentos de más torería y gusto. Dos horas largas de festejo que se hicieron más llevaderas gracias al interés que propició el encierro. La corrida no decepcionó.

Antonio Ferrera que vestido de grana y oro saludó con la capa al primero, llamado Paquetillo. Fueron unos lances de mando y sometimiento. Éste fue un gran toro encastado y exigente. Acudió con fijeza y empujó al peto de Antonio Prieto. Javier Valdeoro y Fernando Sánchez se lucieron en banderillas. Ya en en el último tercio, Antonio le sacó muletazos por ambos pitones a media altura cuando quizá habría que haber exigido más al toro bajando la muleta para someterle. Saludó una ovación. En el cuarto ligó varias tandas con la muleta corriendo la mano y haciendo las cosas muy bien. Llegó a sonar la música. La fijeza y casta de Petrolero en las telas de Ferrera fueron intensas pero fueron bajando a medida que avanzaba la faena. Le cortó la única oreja de la tarde.

Manuel Escribano que lució un terno gris plomo y oro tragó de rodillas delante de la puerta de toriles ante dos toros muy inciertos. Ante ellos realizó su habitual repertorio en banderillas. Su primero fue complicado y se orientaba muy rápido. Lanceó con gusto un ramillete de buenas verónicas. Ya en la muleta, aceptó varios pases hasta que dijo basta y buscaba al torero al salir de cada muletazo. Saludó una ovación. En el quinto, que fue un toro que obedecía con nobleza le dio muchos pases en varias tandas limpias y ligadas. Mató de una buena estocada.

Tras muchos años sin pisar el albero maestrante, Emilio de Justo eligió un vestido negro y oro para tal ocasión. Al tercero, que fue un toro áspero y difícil se dobló con él por bajo y siguieron unas tandas cadenciosas por el lado derecho. Por el pitón izquierdo se gustó en varios naturales aplaudidos por el público hispalense. Antes de matar, remató la faena con unos naturales de frente. Una gran faena que hubiese sido premiada de no haber fallado con la espada. Ya en el sexto comenzó con un soberbio saludo con la capa y remató con la media verónica. A pesar de la mala lidia por parte de su cuadrilla, durante toda la faena fue haciendo él al toro y pudo robarle unos naturales muy templados. Recetó un espadazo como cierre y recibió una ovación de despedida.

(Foto: Arjona)


                        

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