domingo, 22 de marzo de 2020

Los forcados.

Hoy os voy a contar un poquito sobre otro de los muchos ejemplos que existe en la inmensa variedad de tauromaquias populares: los forcados portugueses.

¿Qué son los forcados?

En primer lugar hay que explicar que los forcados eran aquella guardia que usaba la forca, es decir un utensilio similar a un bastón con dos puntas en un extremo que usaban con el fin de proteger en el palco a las autoridades en la corridas reales. De ahí que fuesen conocidos como forcados.
Junto al rejoneo es el mayor exponente de la tauromaquia de nuestra vecina Portugal. Hay que decir que se hacen llamar amadores: es decir, gente no profesional que lo hace por amor al toro. No cobran por ello y se juegan la vida igual que cualquier otro matador de toros. Los poco que reciben es para cubrir gastos y una posterior cena con amigos y familiares. La actuación de forcados data aproximadamente de 1836 durante el reinado de María II y hasta 1915, fecha en la que actuaban en solitario, comienzan a surgir los primeros grupos de amadores. Por mencionar a alguno podríamos hablar de los amadores de Santarém (el más antiguo), de Moita, Elvas, Portalegre, Coimbra, Moura, Vila Franca de Xira, Évora, Alcochete, Lisboa, Montemor-o-Novo... Debido a la emigración lusa hacia el nuevo mundo, es habitual ver grupos de amadores en Méjico y en los estados americanos fronterizos con éste.

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¿Cómo es una lidia de forcados?

Se denominan pegas. Un grupo de amadores se compone de ocho miembros y colocados en fila de a uno en el centro del ruedo provocando la embestida del toro: el Forcado de cara es el que expone más y corre mucho más riesgo, ya que como el nombre indica, es el primero en recibir el choque y primer encontronazo con el astado y su objetivo es lanzarse al cuello del animal y agarrarlo, quedando el forcado entre los pitones; el forcado de primera ayuda, muy importante porque tiene que sujetar al que ya está agarrado al toro; dos forcados de segunda ayuda, que sujetan a los anteriores; el rabillador, que se agarra a la cola, recostándose en ella con las piernas abiertas, frenando la embestida; y los tres forcados de tercera ayuda que culminan la operación. Así que el objetivo de esta tauromaquia es simple, ni más ni menos consiste en inmovilizar al animal. Como es costumbre en Portugal, los toros están enfundados para minimizar los percances. A pesar de ello, son habituales: las fracturas de huesos, golpes en la cara, boca, nariz, dientes, costillas... son las lesiones más frecuentes que sufren los forcados.


En cuanto a la vestimenta hay que decir que es la única variedad de toreo popular en la que sus protagonistas lucen un uniforme. Éste está compuesto por unas medias de hilo de color blanco, unos pantalones cortos a la altura de la rodilla de color camel rematados con una cinta de raso de color rojo, camisa blanca de manga larga, corbata roja, chaqueta y un fajín. La vestimenta se completa con unos zapatos y una barreta, que es el nombre que recibe el característico gorro que lucen y al igual que la montera en el vestido de luces, la barreta está considerado como lo más preciado por un forcado.

forcados

Hay que tener mucho valor para enfrentarse a un toro bravo. En general, el toreo popular consiste en saltar y evitar al animal usando el cuerpo para recortar y sortear sus embestidas. Estos hombres valientes hacen todo lo contrario. Van de cara a enfrentarse a un animal totémico; y se lanzan contra él aún a riesgo de su vida para derrotarle. Son un ejemplo de pundonor y vergüenza torera. Ser forcado es sinónimo de valentía y de amor al toro.

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