lunes, 16 de marzo de 2020

Una trayectoria sin final.

Un 9 de marzo pero de 1988 en el patio de cuadrillas de la plaza de toros de Castellón, un matrimonio enredaba por el patio de cuadrillas y de pronto la mujer le dijo a su marido: -Mira, un niño disfrazado de torero. Y su marido, que sabía cómo estaba alborotando el cotarro taurino aquel crío contestó: no, es un torero disfrazado de niño. Aquel infante era ni más mi menos que Enrique Ponce Martínez, preparado para debutar con caballos. Al mundo vino en Chiva (Valencia) el 8 de diciembre de 1971, pero al toreo nació en Navas de San Juan (Jaén), que es tierra de olivos y ganaderías bravas. Un año antes y como las grandes figuras, empezó su carrera con doblete pues debutó en público en Sabiote el 26 de agosto del 85 y esa misma noche toreó en Linares. El 10 de agosto del 86 luciendo un vestido blanco y plata hacía el paseíllo en la plaza de Baeza para debutar con el chispeante y empezar una más que prometedora carrera taurina. Enrique Jiménez Mena, Juan Ruiz Palomares, José Fuentes  acompañados de otros taurinos de Navas de San Juan apostaron por este valenciano para encumbrarle en lo más alto del toreo.


Su trayectoria novilleril fue meteórica y cada tarde que actuaba daba argumentos para demostrar que él no era uno más. Toreó 33 festejos en 1988 y su logro más importante fue ganar el prestigioso Zapato de Oro que se celebra en la localidad riojana de Arnedo. En 1989 actuó en 65 festejos y cortó 68 orejas. Un año después en Valencia y acartelado con José Miguel Arroyo "Joselito" y Miguel Baéz "Litri" tomó la alternativa en su tierra. El 16 de marzo del 90 se doctoró con Talentoso de Puerta Hermanos. Al igual que muchos matadores, que surjan contratos tras la alternativa es difícil y Enrique no toreó. Sólo actuó dos días más en dicha plaza y en la madrileña Cadalso de los Vidrios. El 28 de julio vuelve a estar anunciado en un cartel y lo hace en la feria de San Jaime de la capital valenciana acompañado de Roberto Domínguez y "El Soro". La ganadería elegida en un principio fue la de Paco Galache pero en la finca cuando embarcan dicho encierro en el camión, un animal muere y otros dos se lesionan. Esas tres reses son sustituidas por otras tantas de El Toril e inexplicablemente, las dos figuras presentan partes médicos y se caen del cartel. Ponce en un gesto de valor se ofrece a la empresa y mata él solo aquel encierro. Cortó dos orejas al primero y una al último. Eso fue lo de menos porque su capacidad y su arrojo fueron determinantes. Ese triunfo le catapulta y entra en el circuito. En septiembre se presenta en Madrid y confirma la alternativa. El cartel fue el siguiente: Toros de Diego Garrido para Rafael de Paula y Luis Francisco Esplá. Al año siguiente torea dos tardes en Madrid (Los Bayones y Celestino Cuadri) y se presenta en Sevilla. El día de la Paloma torea en La Maestranza y cinco día después actúa en Bilbao. Corta dos orejas a un toro de Torrestrella y sale a hombros. La crítica es unánime.



Un año después, o sea 1992, torea en San Isidro la corrida de Samuel Flores en la Beneficencia con José María Manzanares y César Rincón. Enrique sale a hombros en Madrid por primera vez en su carrera. Vuelve a Bilbao y corta tres orejas en esta ciudad vasca, ante dos torerazos como Ortega Cano y César Rincón. En Murcia indulta a Bienvenido de Jandilla y en Madrid mata en Otoño sin pena ni gloria seis toros. Ese mismo año actúa en 100 corridas de toros y corta 110 orejas. Desde entonces no bajó del centenar de corridas por temporada. Famosa es la marca que dejó "El Cordobés" en 1971. Toreó 121 festejos y Ponce se propuso en batir ese registro pero una de esas cornadas a principios de su carrera le impidió conseguirlo.

1993: 110 tardes  y 135 orejas.
1994: 114     "          172     "
1995: 120     "          174     "
1996: 110     "          172     "
1997: 108     "          159     "
1998: 104     "          136     "
1999: 108     "          175     "
2000: 101     "          118     "
2001: 100     "          137     "

Unas cifras que no están al alcance de nadie. Torear esa cantidad de festejos con las figuras de aquel entonces, con los jóvenes que venían dispuestos a todo, todas las ganaderías, en todas las plazas y salir airoso, demuestran la capacidad del diestro valenciano. Su siguiente año importante fue 1996. En pleno San Isidro se enfrenta en una faena mítica a Lironcito de Valdefresno. Un año después vuelve a saborear la gloria en Madrid. El dos de mayo y vestido de goyesco ante toros de Juan Pedro Domecq y Victorino Martín vuelve a salir en volandas por la calle de Alcalá.



Esa misma temporada y rememorando la tragedia de uno de los toreros más legendarios que ha habido, actuó en Linares cincuenta años después de que Islero arrebatase la vida a Manolete: toreó la corrida de Miura, lo hizo vestido de rosa y oro y en uno de sus toros entró a matar en el mismo lugar que lo hiciera Manolete en 1947. Ese día cortó un trofeo. A finales de la década surgen dos madrileños que amenazan la hegemonía de Enrique: José Tomás y "El Juli". Pero el de Chiva aguanta el tirón y mantiene su cartel. En 1999 y después de años de intento por fin lo consigue: Ponce abre la ansiada Puerta del Príncipe. Aquel 26 de septiembre se retiraba su amigo "Litri" y cerraba la terna "El Juli". En esos últimos centenarios sigue sin mostrar cansancio o debilidad. En el año 2002 y después de esa locura de cifras baja la cantidad pero no la calidad, torea menos pero mejor. Dos graves cornadas recibe ese año: Sevilla y León. Ese mismo año en San Isidro vuelve a salir a hombros en Madrid por tercera vez. Lo logra ante toros de José Luis Pereda y Javier Pérez Tabernero. Los años siguientes son un rosario de triunfos en muchas plazas y ante toros de diferente condición.  Sigue el levantino forjando su leyenda. En 2006 borda el toreo en Sevilla, en 2008 en Bilbao y en 2010 torea en Ronda y en su Goyesca celebra un número redondo: dos mil festejos toreados. Apabullante. En 2017 vuelve a salir a hombros en dos plazas de primera: por cuarta vez en Madrid y por sexta vez en Bilbao.
Y en ultramar las plazas americanas conocen bien a Enrique. Una de sus plazas predilectas es el enorme embudo de Insurgentes. En La Monumental mejicana ha cuajado muchos toros y dejado faenas para el recuerdo. En la Méjico ha llegado a cortar dos rabos y está considerado como "consentido" de la afición.


A pesar de haberse enfrentado a tantísimos toros, el número de cornadas que ha sufrido es insignificante si se compara con la trayectoria de otros toreros. Han sido muy pocas, pero sí de gravedad: Cieza (Murcia) y Méjico DF en 1993, Sevilla y León en 2002, Alicante en 2004, El Puerto de Santa María (Cádiz) en 2005, en su plaza de Valencia cayó herido en 2014 y 2019. Ocho percances tras enfrentarse a más de 4000 reses.

En el aspecto ganadero hay que decir que ha toreado todos los encastes y ha triunfado prácticamente con todos los hierros de cada uno. Si repasamos su carrera, vemos que hay una variedad enorme: Sánchez Fabrés, Alcurrucén, Juan Pedro Domecq, Victorino (llegando a matar él solo un encierro de este hierro en su tierra y salió a hombros) y Adolfo Martín; Celestino Cuadri, Veiga Teixeira, Torrestrella, Marqués de Albaserrada; los Atanasios de El Puerto de San Lorenzo y Valdefresno son dos ganaderías que Ponce conoce bien, al igual que Sepúlveda, en horas bajas pero que en los 80 y 90 era predilectas de las figuras. Miura, con los de Samuel Flores ha toreado y triunfado en las principales plazas de España y Francia. Atanasio Fernández es otra muy conocida por Enrique y un larguísimo etcétera. Para acabar esta parte ganadera, nuestro protagonista ha indultado en torno a 50 animales desde que José le cediera los trastos en 1990.

Entre los muchos premios que pueden recibir un torero en su trayectoria, uno de ellos es la prestigiosa Oreja de Oro, que Radio Nacional de España otorga al mejor de cada temporada. Ponce ha llegado a ganar siete (1992, 1993, 1994, 1996, 1997, 2016 y 2017). En el año 2007 fue premiado con la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes.



Ahora daré mi opinión y pondré algunos puntos de su vida a debate. Ponce es máxima figura y si hubiese que hacer una lista con los mejores de todos los tiempos, indudablemente él formaría parte de ella. Eso es innegable. No es el valenciano torero de mi predilección y que me mueva para ir a verle torear. ¿Más de cuatro mil toros estoqueados y apenas un puñado de percances? ¿Se debe a sus conocimientos o a que no arriesga tanto como otros? No deseo el mal a ningún torero pero estas cifras me hacen pensar que a lo mejor no se la juega tanto como otros. Otros buenos matadores con muchisímos menos festejos tienen el doble de percances. Que si usa el pico de la muleta para torear y el gran tamaño de sus trastos de torear han sido cuestionados por no pocos aficionados. Y otra cuestión es la cantidad de indultos que tiene en su haber. El que haya visto torear a Ponce muchas veces, habrá observado que suele torear a media altura dejando al animal que vaya a su aire sin obligarle, por lo que esos toros sin sometimiento, pueden aguantar las eternas y soporíferas faenas modernas. Con ello se consigue que si el toro repite sin cesar una y otra vez una cantidad enorme de muletazos, la gente emocionada pedirá el perdón. Un antiguo dicho de los hombres de campo afirmaba que un indulto en la plaza es un error por parte del ganadero. Y yo pienso, ¿Es Enrique un descubridor de malos ganaderos? En el caso opuesto de las grandes figuras actuales, el mejor ejemplo es Morante, ya que es de las pocas figuras que no tiene indultos en su haber. Su toreo de mando y sometimiento hace que los animales no aguanten la exigente lidia del sevillano.

Natural de Enrique Ponce a su segundo toro de Juan Pedro Domecq este jueves en Zaragoza

Y aunque más arriba hablo de ganaderías, las figuras se quedan en unas cuantas y no salen de ellas. Saldrán los pesados de turno diciendo que son figuras y pueden elegir. Sí, muy bien, pero ¿no gustaría volver a verle con diferentes encastes a lo largo de un año? En este aspecto, la sangre Domecq es la que más ha lidiado en los últimos años pero también es cierto que puntualmente ha estoqueado diferentes encastes estas últimas campañas. Pero le exijo más, porque es figura y sé que puede hacerlo. No pido que mate la camada entera de Miura o Dolores Aguirre por ejemplo, pero de vez en cuando como sigue haciendo incluso toreando esas ganaderías duras en las plazas de primera en vez de plazas menores sería un gesto hacia esos aficionados que pedimos a las figuras abrir ganaderías. Diferentes sangres y comportamientos que harían que siguiésemos a lo largo de un año disfrutando de la capacidad lidiadora de Enrique.
Y añado su faceta más humana. Su presencia en los festivales benéficos que se hacen contra el cáncer u otras causas ha sido constante durante toda su carrera. Siempre apoya a aquel que lo necesite y la gestión de su carrera compartiendo cartel con todos los matadores de las diferentes generaciones es de agradecer. Nunca ha puesto pegas a ningún compañero y ha toreado en todos los sitios.

Una carrera inacabada, nadie sabe cuando dirá adiós. Me he alargado un poco y he intentado resumir pero tres décadas de trayectoria lo merecen. Pudo con los que estaban cuando él llegó, con los de su generación y con los que vinieron después. Treinta años en la cumbre, y lo queda. Espero que hayáis conocido un poco más a uno de los toreros más importantes que ha habido en el planeta de los toros: Enrique Ponce Martínez.
Enhorabuena, Maestro.

Ceremonia de la alternativa de Ponce. Treinta años le contemplan./ APLAUSOS



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