miércoles, 11 de agosto de 2021

De Morante y su encerrona.

"Quien no ha visto toros en El Puerto no sabe lo que es un día de toros". Legendaria cita que en su día dijo el mítico Joselito El Gallo. Morante de la Puebla quiso hacer suya esta frase y se encerró con seis toros de la ganadería de Prieto de la Cal el pasado 7 de agosto en El Puerto de Santa María. Primero fueron los rumores y después la confirmación oficial. Torero, ganadero y empresario cerraron esa fecha en la citada localidad gaditana y el papel voló. Nadie quiso perderse este acontecimiento. De Andalucía, de Extremadura, de Madrid... El morantismo peregrinó hasta este rincón de España para ver a José Antonio torear en solitario un encierro de esta mítica divisa. 

No pude ir y por lo que he leído, fue un petardo. Un ganado simplón, un presidente que devolvió el quinto y sacó un sobrero inválido de Parladé (que fue peor que el titular llegando a echarse durante la faena de muleta)... Y Morante no estuvo. Unas véronicas de mucho empaque y los pares de banderillas de Joao Diego Ferreira y Fernando Sánchez, que pusieron a la plaza en pie, amén de algunos detalles más, fueron los momentos más álgidos de esa tarde. Una vez muerto el sexto, el torero cruzó el ruedo entre división de opiniones y algunas incompresibles palmas. 



 El año pasado se cumplió el centenario de la muerte del legendario Joselito el Gallo y el de La Puebla, que profesa a José una inmensa admiración quiso recordarlo de diferentes maneras pero la pandemia impidió que se celebrase el centenario con normalidad en las distintas plazas y ferias de España.

De la tarde que ahora escribo también tenía su atractivo. Esta legendaria ganadería es de sangre Veragua y sus toros son inconfundibles por ser de capa jabonera (es decir, el color blanquecino propio de las pastillas de jabón). A La Ruiza, que así se llama la finca, acudió Morante con asiduidad, y para deleite de sus seguidores, en las redes sociales se veían fotos y vídeos de tentaderos del maestro que hacían sonar más fuerte esos rumores de que el sevillano torearía estos animales.

Así que yo le doy las gracias a Morante. ¿Por qué? Por querer marcar diferencias. Por al menos, intentarlo. Acabase la tarde en triunfo o en desastre (como así ocurrió), Morante tuvo animado el cotarro las semanas anteriores. La figuras del toreo son las que tienen que tirar del carro. Y aunque se barrunte que nada pueda pasar, el simple hecho de hacerlo es algo para recordar. Y agradecer. Por eso hace días en "twitter" comenté que el runrún previo de este festejo, me hacía recordar a aquella tarde de Iván Fandiño en Madrid. También acabó mal pero el simple hecho de ver a la afición volcada los días previos fue espectacular. De esto es lo que se nutre el toreo. De tardes que levanten verdadera expectación. O por ejemplo la tarde de los toros de Reta hace unas semanas en Ceret (Francia). 

De gestas vive el toreo. Hay que mantener la ilusión y el interés. Hay que buscar la emoción. A eso vamos a una plaza, a emocionarnos. Lo digo y lo repetiré: por eso hay que exigir a las figuras. Si Roca Rey, por ejemplo, mata seis toros de Cuvillo en Valencia, estará bien, pero un mes después nadie se acuerda. Hay que hacer lo ordinario extraordinario. En esta temporada, Morante está anunciándose con todas las ganaderías: Miura en Sevilla, El Puerto de san Lorenzo en Santander, Prieto de la Cal en El Puerto de Santa María, Ana Romero en Calatayud, Paco Galache en Salamanca... Después de mucho tiempo en la comodidad, está saliéndose del guión habitual y está haciendo extraordinario lo ordinario (o lo que yo creo que debería ser lo ordinario). Y no debería ser así. Que haya un equilibrio. Que lo toree todo y en todos lados. Como han hecho las figuras a lo largo de la historia del toreo. No sé si es mucho pedir. Yo creo que no. Parece que Morante está cambiando la política de gestionar su carrera. Nunca es tarde. Ojalá dure mucho. Que el resto de figuras tomen nota.

Gracias Morante.








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