martes, 5 de marzo de 2019

Oportunidades y huelgas de hambre.

Acaba de terminar una huelga de hambre el novillero Jesús Álvarez tras ver que no está anunciado en la temporada de su Sevilla natal. Tras varias jornadas al raso en la reja de la Real Maestranza con un saco de dormir y una pancarta reivindicativa a la espera de una reunión con los empresarios, ha pasado los días y las noches con la esperanza de que llegase una oportunidad. Habiéndose reunido con los mandamases maestrantes y según las noticias que he leído, por lo visto el joven torero tendrá campo para entrenarse y novilladas para rodarse por los pueblos con el objetivo de llegar a la capital andaluza con un mínimo de oficio la temporada siguiente.

Leyendo situaciones como la de Antonio Camarena, Franco Cardeño o Juan Belda que caminó desde su Fortuna natal hasta Las Ventas en 2013 con el mismo propósito y aún no ha toreado en dicha plaza, o la reciente que protagonizó el sevillano Javier Velázquez el pasado verano en Madrid y así ocurrió: tras varias jornadas de protesta durante el mes de agosto, consiguió torear una tarde en esta misma plaza días después. Un petardo y el enfado monumental de los aficionados allí reunidos fueron el resumen de su actuación; comprobamos ver que por mucho que se proteste, si luego no das la talla, se paga caro. Todos ellos pasaron sin pena ni gloria en las oportunidades que recibieron.
Hay un dicho que reza: no se torea porque no se triunfa y no se triunfa porque no se torea.
Recientemente ha sido emitido en Tendido Cero un reportaje en el que tres toreros con falta de contratos han contado su experiencia de entrenar duramente sin saber cuando se va a torear y sobre todo, de como la afición y la ilusión les hacen no desesperar: Miguel de Pablo no estuvo en Valdemorillo tras ser el triunfador el año pasado, Fernando Adrián dejó una gran impresión en Ajalvir y Cristian Escribano que toreó el pasado otoño en Las Ventas en la que se recuerda aquella magnífica estocada. Debo mencionar a Alberto Pozo, un chaval manchego que sin pinta ni hechuras de torero, en el estío madrileño toreó en el ruedo capitalino dejando una impresión más que positiva: ganas, ilusión y oficio. Nadie sabía de este muchacho curtido en las capeas. Debe volver. Mientras unos reclaman en la calle, otros se cuajan en plazas de carros durante las fiestas de los pueblos ante toros que aterran por su descomunal volumen. Ahí están los resultados.

Quiero hablar de dos toreros que también pasaron por el trance de no tener contratos y a base de esfuerzo y suerte están en boca de todos sin protestar ni hacer huelgas: el riojano Diego Urdiales que tomó la alternativa en 1999. Después de mucho tiempo en el banquillo logró el indulto de un toro de Victorino en 2007 en la capital de su tierra y una gran tarde el año siguiente en Madrid le hicieron volver al circuito para estar en la agenda de los empresarios. Otro torero es similar situación era el extremeño Emilio de Justo, que vio como en 2010 un toro se le iba vivo en Madrid y desde entonces descendieron los contratos. Una gran tarde en Hervás (Cáceres) en 2013, un exilio colombiano y sus continuos triunfos en Francia le han hecho volver a las grandes ferias siendo uno de los toreros más destacados en 2018 en el que la guinda fue la puerta grande en Madrid. Otro torero que está en el circuito triunfando con todo tipo de encastes es Manuel Escribano. Tomó la alternativa en el año 2004 y como otros tantos tras el doctorado, no toreó muchas tardes los años posteriores. En el año 2013 "El Juli" toreaba la corrida de Miura en Sevilla pero días antes cayó gravemente herido. La empresa llamó a Manuel para que sustituyese a Julián y el de Gerena salió a hombros. Gracias a ese triunfo es un torero habitual en todas las plazas.

"El banquillo, o te curte o te hunde", afirma otro dicho taurino. Cada uno es libre de hacer su camino y protestar como considere, pero en el toreo estas protestas siempre son más difíciles sabiendo que no solo depende del torero sino también del de las cuatro patas. A mí no me gustan esas maneras, porque opino que el toreo no puede ser una ONG en la que haya que dar un contrato al primero que lo pida. De nada sirve si luego no se cumple en la arena. Y así lo he comprobado al curiosear otros casos parecidos.
Jesús ni será ni el primero ni el último que buscará una forma de hacerse escuchar. El gran juez que hay aquí, ni más ni menos es el toro y el que de verdad mostrará las ganas que tenga de triunfar el torero que tenga delante. Ojalá este joven sevillano tenga suerte.

El novillero delante de la Plaza de Toros de Sevilla donde ha acampado



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