jueves, 21 de marzo de 2019

Fallas Valencianas. 2º parte.

Dejé mi crónica en la gran tarde del muchacho peruano y ahora os contaré lo que ocurrió desde el sábado 16 hasta el día de San José.
Tras arrasar Andrés Roca Rey el viernes, los valencianos volvieron a la plaza para ver el día siguiente a la gran figura valenciana Enrique Ponce, que el año que viene cumple tres décadas de alternativa y hace unas semanas superaba los 5000 toros lidiados. Sigue batiendo marcas el valenciano. El otro espada era el murciano Paco Ureña que tras ser herido en Albacete y perder el ojo izquierdo, tras un intenso invierno de recuperación volvía a los ruedos. Los toros eran del hierro sevillano de Juan Pedro Domecq. Recuperándose de una lesión en la espalda, no pudo torear con ellos José María Manzanares. Lo mejor de la tarde no sólo fue la vuelta del lorquino, sino que no pareció que llevaba parado desde septiembre. Su carta de presentación fue un ajustadísimo quite por gaoneras que levantó a la gente del asiento. Con la muleta demostró que la cornada no le va a amedrentar. Volvió al hotel con una oreja en el esportón. El incombustible Ponce cortó otra oreja.

                  

El día de San Patricio la empresa cerró un cartel muy interesante pues estaba compuesto por Diego Urdiales, el francés Sebastián Castella y Cayetano Rivera con los toros extremeños de Jandilla, cuyo propietario es Borja Domecq. La corrida estuvo marcada por el constante viento.
Urdiales dejó destellos de su toreo caro, mató de una gran estocada y Cayetano por su parte no tuvo su tarde. El momento álgido surgió en el quinto. Los protagonistas fueron Sebastián y Horroroso, un gran toro negro de capa y nacido en septiembre de 2014. Bravo y repetidor, derribó al caballo en los dos embites y aunque se debería haber puesto una tercera vez, el presidente cambió el tercio. Durante la faena de muleta, la petición de indulto fue creciendo pero el presidente no la concedió. Castella lo mató de una estocada y tras cortarle las orejas salió a hombros. Un toro para no olvidar.

                            

El lunes 18 volvía Ponce para torear en un festejo en el que abría plaza el rejoneador Diego Ventura y completaba la terna Toñete. La buena presentación de los toros de la Casa Matilla fue lo más positivo en cuanto al tema ganadero. Diego Ventura cortó un trofeo en su segundo toro y Ponce que arrastraba una lesión de ligamentos en su rodilla, sufrió una cornada y al caer se dañó la pierna ya mellada. Pasó a la enfermería y se espera que tenga un parón largo de recuperación. Toñete pasó sin brillo realizando dos deslucidas labores.

                                    


El día del patrón cerró la feria un cartel compuesto por los toreros Finito de Córdoba que sustituía a Emilio de Justo (lesionado semanas atrás en Carabanchel), Román y Ginés Marín. Los toros de Fuente Ymbro fueron los elegidos para tal ocasión.
Juan Serrano "Finito de Córdoba" hizo en su primer toro unos naturales iniciales que auguraban faena grande pero luego quedó en agua de borrajas y la falta de ajuste reinó en su trasteo. En el segundo toro dejó el Fino una faena de altibajos pero firmando pasajes habituales de su repertorio: trincherazos, pases de la firma, cambios de mano... en fin, detalles de inmensa belleza. Cortó una oreja.
Román se las vio nada más y nada menos que con Damasco. Un fiero y encastado animal que humillaba y buscaba con ganas los vuelos de la muleta del torero valenciano. Un torrente de bravura. Empezó con un explosivo inicio de rodillas dando una arrucina y resultó volteado. En el tercio de banderillas de este toro Iván García brilló en dos soberbios pares. En el segundo de su lote firmó buenas tandas con la mano izquierda. De no ser por el mal uso del acero en ambos toros, habría salido a hombros.
Ginés estuvo apagado en su primer toro y en el sexto remontó con unas tandas de muletazos aplaudidas por los allí congregados, Jarrero fue un toro interesante y el joven jerezano lo mató de un gran espadazo.

                            

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