En primer lugar hay que explicar quiénes son. Los monosabios son los auxiliadores que tienen los picadores. Durante el paseíllo, se colocan justo detrás de ellos. En caso de que el toro derribe al caballo, lo hiera u ocurra cualquier accidente, atenderán tanto al picador como a su montura.
A mediados del siglo XIX llegó a Madrid un circo en el que unas de sus atracciones era una cuadrilla de monos amaestrados que realizaban unos ejercicios de habilidades y eran llamados los "monos sabios". Estas funciones solían tener lugar en el café de Cervantes (antes de Solís y luego acabó convirtiéndose en el teatro Apolo). En este lugar se celebraban una gran variedad de actuaciones y exposiciones diferentes pero sin duda, los que se ganaron el cariño del público madrileño fueron estos simpáticos monos. Así que dicho nombre artístico caló entre los espectadores.
En las plazas de toros, a los mozos responsables de los diferentes menesteres en el callejón se les denominaba como chulos (véase chulo de toriles, chulo de caballos y chulo de banderillas). En el caso que hoy nos ocupa, no tenían un uniforme concreto. Durante aquellos años llegó a la plaza vieja de Madrid un empresario llamado Justo Hernández y dotó a este personal de una vestimenta parecida a la que llevan en la actualidad; con colores encarnados al igual que los monos de aquel espectáculo circense. Los espectadores que se sentaban en el tendido 5 de la plaza de la Fuente del Berro empezaron a llamar a dichos mozos "monosabios" y desde entonces con ese nombre se quedaron.
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