jueves, 1 de junio de 2023

Una vuelta al ruedo que hizo historia.

No siempre tienen por qué ser los matadores los protagonistas de mis recuerdos. La última vez escribí  sobre un gran toro de El Puerto de San Lorenzo. Así que vuelvo a contaros en un nuevo capítulo otro estelar momento que he vivido en la plaza de Las Ventas. En esta ocasión me remonto al año 2013.

Aquel tórrido 1 de junio se lidiaban en Madrid los imponentes Cuadris; ganadería con un largo e importante historial en la capital de España. El cartel lo componían Fernando Robleño, Javier Castaño y el colombiano Luis Bolívar. El gran acontecimiento de esa tarde se vivió en los primeros tercios del lote del salmantino. La cuadrilla de Javier Castaño rayó a gran nivel unos días antes con los toros de Adolfo Martín y se esperaba que algo grande ocurriese de nuevo. Y ocurrió. 
Ese día me senté en la solanera y desde mi localidad en el Alto del 6 presencié una de las actuaciones más rotundas que ha podido hacer una cuadrilla al completo en la exigente plaza venteña.

Marco Galán empezó a caldear el ambiente en el tercio de banderillas del segundo toro, de nombre Ebanista con unos capotazos suaves y precisos. Bajaba mucho la mano y exigía al animal obedecer a los toques de sus telas. Dejó al toro perfectamente colocado y entraron en escena David Adalid y Fernando Sánchez. Dos toreros de plata que con estilos diferentes se lucieron al clavar las banderillas. Pureza y clasicismo en la formas, nada de saltos ni maneras deportivas: citar con despaciosidad, ir con torería hacia el animal y salir andando con garbo y chulería de la cara del burel. La abarrotada plaza empezaba a vibrar. Finalizado el tercio, el público obligó a saludar a David y Fernando. Se comenzaba a gestar una tarde absolutamente memorable. 

Si en el primer toro del diestro charro levantaron sus banderilleros al público de sus asientos, en el quinto hizo lo propio un gran picador llamado Tito Sandoval. ¿Y qué hizo Tito? Pues torear. ¿Se puede torear encima de un caballo? Sí. Su jefe de filas le indicaba y tras dejar el toro en suerte, comenzó Tito a torear desde la montura. Movía el jaco de un lado a otro y con la voz y la vara se dejaba ver con el fin de que Pilarico se fijase sólo en él. Embistió el toro con prontitud y empujó en el peto en dos encuentros cuyos puyazos fueron sensacionales. Gran ovación mientras se marchaba por el callejón. Pero la cosa no acabó ahí.

De nuevo Marco se encargó de bregar al toro mientras sus compañeros con un par cada uno, se dirigieron al centro del ruedo. Con el ambiente en ebullición que había dejado previamente Sandoval, los hombres de a pie siguieron esa estela. Banderillearon como pocas veces se ve. Fernando Sánchez se lució yendo al toro lentamente y con parsimonia. Citaba acompasando cada paso con el mover de los brazos a la vez que se encaminaba al encuentro con Pilarico. Clavó con gracia y tomó el olivo pues el Cuadri hizo hilo. Adalid se gustó en las formas pero al llegar a la jurisdicción del animal, tropezó la banderilla con otra ya colocada y se cayó. Pidió un último par al presidente y éste lo concedió. Y lo bordó. Madrid era un clamor. Atronadora ovación para la cuadrilla de este salmantino que se lució en uno de los tercios de banderillas más brillantes que se recuerdan. Saludaron la obligada ovación y ante la petición de muchos aficionados y con el consentimiento de su matador dieron la vuelta al ruedo. Hace mucho que no se daba esta situación. Se paró la corrida y antes de que Castaño cogiese muleta y espada dieron una histórica vuelta al anillo. Chaquetas y sombreros en la arena. Al llegar al tendido cuatro y por la puerta de cuadrillas, se unió a ellos el ya mencionado picador.

Las 24.000 almas que llenamos la plaza ese día volvimos pletóricos a casa para comentar uno de los momentos estelares de esa temporada en Madrid: el espectáculo que nos brindaron Tito Sandoval, David Adalid, Marco Galán y Fernando Sánchez. La eficacia de esa cuadrilla sumada a la generosidad de Javier por ceder el protagonismo a sus hombres de plata. Fue absolutamente inolvidable. 


              




                        


No hay comentarios:

Publicar un comentario