lunes, 12 de junio de 2023

Un manicomio aplacado por la seriedad de un presidente.

 Se celebró este domingo 11 de junio la corrida "In Memoriam" en honor de un príncipe que pudo ser rey si Burlero no lo hubiese impedido en un pueblo de la sierra madrileña en agosto de 1985. José Cubero "Yiyo", que no "El Yiyo" como mucha gente pone por activa y por pasiva, vio como en su recuerdo hicieron el paseíllo Julián López "El Juli", Alejandro Talavante y Andrés Roca Rey ante toros de Victoriano del Río y Toros de Cortés (1º, 3º y 4º), los dos hierros que la familia Del Río posee en Guadalix de la Sierra (Madrid). Un invento de festejo que Plaza 1 se sacó de la manga subiendo precios salvajemente para los no abonados. Al romper el paseíllo se guardaron unos segundos de silencio que fueron interrumpidos por algún impresentable. 

Julián López "El Juli" vistió de sangre y oro. Me aburrió a mí y aburrió a Barbuquejo, que así se llamaba la primera res de la tarde. Con el capote me gustó pero con la muleta empezó a dar Julián pases por doquier. Un toreo soso y lineal basado en la mano derecha. A mi juicio, Barbuquejo pidió sitio pero Julián hizo caso omiso. En vez darle tres o cuatro metros más, siguió en esas cercanías de las que pocos matadores salen. Con la mano izquierda la cosa bajó mucho. Faltó ajuste. Y mató mal. Una vez más, con su habitual saltito, cerró el trasteo con una estocada indecente. Y poco más que contar. Si en el primero aburrió, en el cuarto tres cuartos de los mismo. Pegó algún que otro muletazo con enjundia y volvió a matar mal. No vamos a enumerar los grandes estoqueadores de cada época que manejaban la espada con eficacia y efectuaban la suerte de matar con pureza y pulcritud. Lo de Julián con la espada pasa de castaño a oscuro. Sus formas no gustan a muchos aficionados y sus múltiples fallos le han hecho perder orejas y triunfos importantísimos. Él lo sabe de sobra y si a él le da igual, a mí más. 


Un alma en pena vestida de malva y oro y llamada Alejandro Talavante, pechó con dos mansurrones que hicieron segundo y quinto. Una tarde más, un petardo más. La gente, ilusionada, espera a un torero que parece que no quiere ser esperado. Sin opciones ni ganas, Talavante fue silenciado en Madrid una vez más.

Cerró cartel Andrés Roca Rey. El peruano cortó una oreja al tercero tras dos avisos y a punto estuvo cortar otra al sexto. Salvo unas tandas profundas, Roca desplegó sus habituales pases por la espalda o los vulgares pases en la cara del toro de pitón a pitón a milímetros de la cadera. Tarde de clavel, tarde de jarana. Si cuando vienen las figuras suelen acabar los festejos como el rosario de la aurora, ayer no fue menos. Si la bochornosa Beneficencia de 2019 dejó el listón altísimo, esta que ahora comento, la superó con creces. Cada año es peor y peor. La gente quiere orejas y puertas grandes. No me extraña, con el puyazo que ha dado la empresa en la taquilla, hay que amortizar la entrada. Parece que hay que llegar al día siguiente a clase, a la oficina o a donde sea y decir: ayer vi una puerta grande. Y que pongan los amigos los dientes largos. La gente no entiende, no acepta otro resultado que no sea un  triunfo. Hablemos del público. Si a un torero le protestas la colocación eres un maleducado y mal aficionado. ¿Y qué pasa con los que están dos horas y cuarto gritando "¡VIVA ESPAÑA!"? ¿ Y el que grita interrumpiendo un minuto de silencio? ¿Y los que jalean mantazos, trapazos y horrendas estocadas?¿Y los que tiran almohadillas desde las andanadas que siempre acaban cayendo en los tendidos bajos?

Madrid es un manicomio. El triunfalismo es el camino que se busca y fomenta. Todo vale, todo sirve. En el sexto, se formó la marimorena y Roca sufrió un fuerte revolcón que hizo que media plaza se encarase con la otra media acusándoles de causantes de tal accidente. Roca se encaró con éstos últimos y los tendidos del sol le defendieron gritando ¡Torero!, ¡torero!
Ante un animal que no lo puso fácil, Andrés hizo una faena valiente y dispuesta pero mató fatal: una media estocada tras un pinchazo. Daba igual. Había que pedir la oreja. Había que sacar a un torero a hombros para fastidiar a aquellos que no habían aceptado que Roca no hubiera redondeado de principio a fin la faena. Pero entre la locura y la petición de oreja, surgió un presidente que puso orden y negó, con total acierto, una puerta grande que no era. Pero ni en Madrid ni en Ronda. ¿Había petición? Sí. ¿Era de oreja la faena? No, y muchísimo menos con esa pésima estocada. Aunque a muchos les sangren los ojos por leer este renglón o monten en cólera porque don Ignacio Sanjuan no cumplió el reglamento, me da igual. Señores, no es el fin del mundo. Si hay que mantener el rigor de la plaza y negar una oreja, se niega. ¡Y no pasa nada!

"Roca ganó la batalla de Madrid", dijeron unos. "Explosión de Roca Rey" dijeron otros, "Roca revienta Madrid"...  ¿Es ganar encarándose con un tendido? ¿Es ganar sin hacer dos faenas macizas y rotundas de principio a fin? un toreo vulgar y accesorio? ¿Habría sido ganar cruzar la puerta grande tras un pinchazo y una vulgar media estocada? Los que vimos a Andrés debutar en Madrid de novillero, en su confirmación o con la de Adolfo, sabemos de la dimensión que tiene. Podrá gustar o no gustar, pero esas tres tardes puso a todos de acuerdo. Nadie discute su capacidad. Al igual que Yiyo en muchas tardes, el peruano lució un precioso burdeos y azabache, aquel vestido que tanto le gustaba a José.



Próximo festejo: sábado 17 de junio a las 7 de la tarde, toros de Daniel Ruiz y Juan Pedro Domecq para Sebastián Castella, Emilio de Justo y Fernando Adrián.





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