martes, 23 de abril de 2019

Los antis y los toros de compañía.

Una vez más los antitaurinos quieren demostrar con burdas imágenes que el toro es una fuente de bondad y nobleza. Para ello, se dedican en esos lugares que llaman santuarios a hacer vídeos con toros a los que alimentan, abrazan y si se tercia, no dudarían en tomar con él una cerveza. Pues no señores. Un toro no es un animal de compañía. Desde la noche de los tiempos la relación entre hombre y toro ha sido constante: es una representación de la muerte, un animal mitológico, un emblema de fuerza y poderío. Muchas culturas y religiones tienen este animal en su simbología: la cristiandad, las antiguas civilizaciones... Por lo tanto, ver a un animal tan bello como éste al que se le trata cual perrito casero, da que pensar.

Últimamente he visto casos como los de Marius, Fadjen... la lista es curiosa. También puedo mencionar a una chica llamada Lucía que tras publicar una fotos con un animal que no era de lidia, hizo el ridículo de una manera colosal. Me doy cuenta de que dichos animales suelen tener hechuras desproporcionadas, son mastodónticos y casi siempre exceden ampliamente el peso que suele dar una res brava... Podrán ser de tiro, para carne o lo que sea. Cualquier cosa menos un animal para torear.
¿Qué quieren demostrar con eso? ¿Por qué siempre lo hacen con animales que no son de raza de lidia? Alguna vez he llegado a leer que los responsables de esos santuarios aseguran que son animales que han rescatado de ganaderías. ¿Cómo puede ser que degeneren a medida que crecen? Porque esos animales a los toros bravos se parecen como un huevo a una castaña. ¿Lo harían llegado el momento en una ganadería brava?
Dichos actos son de una irresponsabilidad enorme y los animalistas podrían hacer caer en el error a los que lo intenten ¡Ay de aquel infeliz insensato que se crea que un toro de lidia es un animal pacífico e inofensivo que permite que se le acerquen! Las consecuencias pueden ser terribles. Los toros matan. Victorino Martín padre recibió en el campo nueve cornadas de un toro llamado Hospiciano que casi le cuesta la vida y los mayorales podrían contar miles de momentos de peligro en las fincas ganaderas. A un caballo, a una valla, a un Land Rover... desde que nacen, embisten a todo lo que se les pone por delante. Siempre hay peligro cuando hay un toro bravo cerca.
Demuestran lo mucho que les importan los animales y lo poco que les preocupan las personas. Eso es lo más triste.



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