martes, 8 de octubre de 2019

Antonio Ferrera y don Fernando Sánchez brillan en el cierre de la feria.

El segundo fin de semana estuvo marcado por el mal juego del ganado. Quitando el sábado con varios toros de interés, el viernes y el domingo fueron dos jornadas soporíferas. Cuando no se viene a Madrid con un encierro digno de ella, esto suele ocurrir. Hay que venir a la capital preparado y si no se tienen animales con garantías de buenos resultados mejor no venir. Y no pasa nada. En el campo hay muchas y buenas ganaderías que llevan sin lidiar demasiado tiempo que merecen una oportunidad en la arena madrileña.


El viernes 4 torearon un encierro de Fuente Ymbro los espadas Manuel Jesús "El Cid" (malva y oro), Emilio de Justo (tabaco y oro) y Ginés Marín (frambuesa y oro). 19.500 espectadores.

Manuel se despidió de Madrid con un toro que tuvo un potable pitón izquierdo al que aprovechó el torero de Salteras. Lo más lucido de este  acto fueron unas verónicas y un pique con Emilio en el que ambos diestros quitaron por chicuelinas.

Poco pudo hacer en el cuarto porque el toro estaba justísimo de fuerza. Una vez arrastrado el toro, dio una vuelta al ruedo agradeciendo el apoyo recibido estos diecinueve años al público de Madrid. Detalle del sevillano que durante la vuelta, el único tendido en el que se paró y con gestos cariñosos dijo adiós a los espectadores fue el 7 (sí, ese que según muchos sólo protestan y revientan las faenas). Acabada la corrida, jóvenes aficionados y abonados del mencionado tendido bajamos a la arena y a hombros le sacamos por la puerta de cuadrillas. Detalle que ha dado muchísimo que hablar con opiniones en contra y a favor. Recordando el torero a varios abonados fallecidos de ese sector y tras unas palabras con los allí congregados le dijimos adiós por última vez. Madrid, sois muy grandes nos dijo Manuel antes de subirse y ver cómo se perdía la furgoneta subiendo la calle de Alcalá. Ahí acabó el idilio de un torero que de no ser por la espada, habría tenido las mismas puertas grandes que leyendas como Paco Camino, Andrés Vázquez o Antonio Bienvenida en vez de las dos que goza su palmarés.

                    

Por su parte, Emilio de Justo volvía para cerrar una gran temporada con tardes magníficas como las de Vistalegre, Madrid, Sevilla, Valencia, Bilbao o la encerrona en Dax con los Victorinos por citar algunas de las más importantes. En el segundo consiguió sacar de donde no había nada. El toro era más soso que una torta de arroz de las que venden en un herbolario y Emilio a base de sobar con la muleta logró pases de bella factura. Los pases de pecho y un cierre por naturales a pies juntos fue lo más destacado de su obra. En el quinto estuvo muy firme ante un toro muy complicado.

Ginés Marín toreó bien con el capote al sexto. Y con la muleta dio distancia en unas decorosas tandas. En su primer toro no pudo hacer nada.

                    

        

El sábado 5 se lidiaron seis reses de diferentes ganaderías para Antonio Ferrera (blanco y oro) que actuó en solitario. El orden de los hierros fue el siguiente: Alcurrucén (una raspa de sardina y con muestras de invalidez), Parladé (soso, flojo y nobletón), Adolfo Martín (feo de presentación y exigente de comportamiento), Victoriano del Río (bien presentado y con un buen pitón izquierdo), Domingo Hernández (bravo en el peto y que requería mucho sitio. Un buen toro) y otro de Victoriano del Río que remendó a uno de Núñez del Cuvillo (noble y con mucha calidad). 18.800 espectadores.

Once años tuvieron que pasar para que un torero que se encerraba en solitario con seis animales en La Villa y Corte volviese a salir por la puerta grande. Miguel Ángel Perera rubricó su gran temporada 2008 con seis toros en la feria de Otoño. Cortó tres orejas y recibió dos cornadas. Desde entonces, todos los que se aventuraron en esta exigente empresa naufragaron estrepitosamente. Daniel Luque, Alejandro Talavante en dos ocasiones, Miguel Abellán, Iván Fandiño y "El Cid" fracasaron en el intento. Hay quien pueda pensar que teniendo seis toros para un único espada haya muchas posibilidades de cortar un buen número de orejas. No es así y estos datos lo recuerdan. El torero va a ser durante dos horas el protagonista, por lo tanto hay que estar fresco de conocimientos y repertorio suficientes para salir airoso. De lo contrario, dos horas viendo al mismo espada se pueden hacer insufribles para el espectador. Y el factor que es determinante en una tarde como esta es el momento profesional en el que se encuentre dicho matador. No es lo mismo un chaval que empieza con mucha ilusión pero con poco oficio que un matador cuajado y en plena madurez. Habiendo explicado precedentes anteriores paso a narrar lo que ocurrió.

Variada y entretenida tarde en la que el balear bordó el toreo con la capa. Estuvo en maestro. El capote tiene un abanico enorme de suertes que Antonio desempolvó para deleite del público. Verónicas, caleserinas, chicuelinas, el quite de oro, la mariposa, galleos y lances de fantasía que llevaban la firma del recordado Rodolfo Rodríguez "El Pana". Poderoso y muy completo con las banderillas, se lució en un ajustado par al quiebro al sexto. 

                        


Y con la muleta hay que decir que faltó estructura en los trasteos. Otro detalle que agradecí fue la medida en las faenas, no se alargó ni se puso pesado. Algo muy positivo y que por el contrario, actualmente pecan muchísimos matadores. En cuanto al contenido, iba improvisando los pases según el comportamiento de cada animal. Acostumbra a no llevar la espada por lo que sus faenas se basan en torear con los vuelos de la muleta. Destacaron los naturales al segundo y al cuarto, la firmeza que mostró ante el difícil tercero, en el quinto planteó mal la faena porque ese animal pedía distancia en vez de cercanías y Antonio ahogó al burel. Tras un buen espadazo cortó la primera oreja. Y en el sexto cortó otra oreja. Se fue a la puerta de toriles para recibir al toro de rodillas y con la muleta estuvo breve e intenso. Salió a hombros por tercera vez en su carrera. 

                          


                           


Y como siempre hago, apunto brevemente lo más destacado de entre los de plata. Hay que mencionar el buen hacer de los picadores Manuel Cid al segundo y Antonio Prieto al tercero. Con las banderillas brillaron José Antonio Carretero en el segundo, Javier Valdeoro en el tercero y José Chacón estuvo sensacional con la capa y con los garapullos.

Mención aparte se merece un TORERAZO llamado Fernando Sánchez. Si habéis leído mis crónicas de los festejos habréis comprobado que es uno de los nombres propios de esta temporada madrileña. Banderilleó al complicado Adolfo y estuvo absolutamente imperial. Citó en corto y andando con garbo y despaciosidad se aproximó al animal. En cuanto el toro se vio amenazado apretó el paso hacia el torero y éste, con elegancia y poderío clavó en la cara saliendo de la suerte con mucha torería. Madrid en pie se dejó las manos aplaudiendo a don Fernando. Soberbio. Inolvidable.

                                            

Muchísima gente no notó que en el paseíllo había un banderillero de más en la última fila. Era Raúl Ramírez. Realizó la suerte de la garrocha en el tercero. Lance del toreo en desuso que consiste en saltar por encima del astado usando una vara como pértiga.

                                  


Tarde de expectación, tarde de decepción. Así reza un dicho muy taurino. El domingo 6 se cerró la feria con los cárdenos de Adolfo Martín ante una terna muy distinta. El pinturero Curro Díaz, de Linares que goza de buen cartel en este coso. El salmantino López Chaves que tras muchos años en el banquillo olvidado por los empresarios ha dado golpes en la mesa las pocas veces que ha toreado y ha demostrado que este parón le ha servido para prepararse ahora que tiene una nueva oportunidad de volver a las ferias. Ha sido un año excelente y la temporada que viene deberá de estar el de Ledesma en los carteles. Y por último el sevillano Manuel Escribano, que no es un torero de clase pero entrega y raza le sobran para parar un Talgo. Dos cornadas fortísimas ha recibido de estos grises toros y sigue enfrentándose a ellos. Pundonor y hombría.

No me extiendo más porque de este día no hay nada que contar. Citaré que Curro ante el exigente cuarto rendondeó varias tandas con su sello personal. López Chaves solventó la papeleta luciéndose en un gran manejo con el capote sacando al toro a los medios. Sin mucho brillo pero en un derroche de facultades fueron jaleados los tercios de banderillas de Manuel a sus dos oponentes. Ante un difícil tercero que desarrolló sentido, peleóse el de Gerena en una faena ya olvidada. 
19.130 espectadores.


                          

Así humilló el cuarto en la muleta de Curro Díaz.

(Fotos. Alvarado, Andrew Moore, Las Ventas y Ana Escribano)

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