martes, 1 de octubre de 2019

Tomás Rufo, el capote de Daniel Luque y un toro de Cuvillo.

Comenzó el viernes 27 la feria de Otoño con una novillada en la que triunfó el toledano Tomás Rufo (verde botella y oro). En julio toreó este novillero en el ciclo de novilladas nocturnas y resultó ser el ganador del mismo. Se acarteló con El Rafi (verde y oro) y Fernando Plaza (malva y oro). Del encierro de Fuente Ymbro hay que destacar el gran quinto. Un novillo que según muchos, consideramos que era de vuelta al ruedo. 16.361 espectadores.
En el tercio de varas del segundo de la tarde se picó el de Talavera con Fernando. Los dos muchachos torearon por gaoneras y cada uno en su estilo caldearon el ambiente. Se agradece la rivalidad y más aún cuando son novilleros. Hay que demostrar ambición y ganas de ser torero. Fue éste un novillo soso, pero gracias al tesón y el buen hacer del matador fue lucido más de lo esperado. Inició su trasteo con unos estatuarios y encadenó más avanzada la faena varias tandas por ambos pitones. Lo mejor de esta faena fue su bello toreo al natural: encajada la cintura y asentadas las zapatillas tiró del animal en varias series muy profundas. Ligando siempre en el sitio emocionó al público de Madrid. Aún quedaba lo mejor pues rubricó su obra con unos ayudados por bajo de mucho gusto. Ese toreo por bajo y de sometimiento es el que cala muy hondo en la exigente afición venteña. Mató bien y cortó la primera de la feria. En el quinto volvió a torear con temple y rotundidad y de nuevo acertó  con la espada. Cortó otra oreja y salió a hombros. Con apenas cuatro festejos toreados la temporada pasada no se notó la falta de contratos. Disfrutamos de su toreo y le tenemos en mente para seguirle el año que viene.

                  

                  

Lo mejor de Fernando Plaza fue su arrimón en el sexto. Demostró su valor ante un novillo muy exigente y complicado y este madrileño no se amilanó. De Francia vino "El Rafi" y ante el primero sacó sin brillo unas tandas aseadas. Pasó en silencio por Madrid.

Fernando Sánchez y Rafael González en el quinto y Sergio Aguilar en el sexto se lucieron con las banderillas.                 
             

                   
 
                     

               (Fotos: Las Ventas y Alvarado)


Día de derbi en el estadio Metropolitano el sábado 28 con los dos grandes madrileños como protagonistas y esto hizo mella en la entrada. Aún así 12.000 personas no quisimos perdernos el encierro de El Puerto de San Lorenzo. Torearon Daniel Luque (caña y oro con remates negros), Juan Leal (espuma de mar y oro) y Juan Ortega (grana y oro). Muy bien presentada la corrida pero nula en comportamiento.
Tras una gran temporada realizada por Daniel Luque principalmente en plazas francesas, volvía a Madrid este sevillano a seguir su buena racha. Se dio de bruces ante dos toros que no dieron ninguna opción. Lo mejor de la corrida fue su buen toreo con el capote.
De nuevo, otro francés hizo el paseo en Madrid. Juan Leal con un explosivo pase cambiado de rodillas inició su faena al segundo y ante un toro que medio embestía estuvo francamente mal. Pegó un sainete con los aceros y fue pitado tras dos avisos. En el quinto dio muchos, muchos, muchos, muchos muletazos sin ton ni son. Fue silenciado.
El también sevillano Juan Ortega (que está licenciado en ingeniería agrónoma), dejó pinceladas de su concepto. Con la espada los tres matadores estuvieron mal.

                   

                   

Si los de oro pasaron de puntillas, fue en cambio una tarde en la que los de plata se llevaron las ovaciones por su buen hacer con las banderillas. Raúl Caricol y Jesús Arruga en el primero. Marco Leal en el segundo y en el quinto que era un toro que se defendía en los terrenos del 4, puso un par de banderillas por los adentros Antonio Chacón. De lo mejor del año.


                  

(Fotos: Alvarado y Su Ortiz)


Acabamos el domingo 29 la primera parte de la feria con un mano a mano protagonizado por dos toreros que triunfaron en San Isidro: Miguel Ángel Perera (lila y oro) y Paco Ureña (canela y oro). Los toros pertenecían a Juan Pedro Domecq (1º y 4º), Núñez del Cuvillo (2º y 5º) y Victoriano del Río (3º y 6º). Este sexto fue devuelto y salió un sobrero de José Vázquez.
Día caluroso en el que la taquilla agotó el papel. El pobre juego de los toros deslució el festejo. Destacó por su repetición y humillación el quinto de la tarde.

Rompió plaza Perera con un manso toro de Juan Pedro con el que fue silenciado. Insulsa faena llena de enganchones. Su segundo toro estaba muy justo de presentación y también fue silenciado. Lo mejor de la lidia a este toro fue un saludo con la capa rodilla en tierra. Lo templó y toreó con mucho gusto. De igual modo otro momento muy aplaudido fue un galleo por chicuelinas para poner al toro en el caballo. Toreó con mucha cadencia y manos bajas. Ya en la muleta hizo una faena tan larga como la Cuaresma a un toro insípido. Perera necesita un animal poderoso y que repita. De lo contrario muestra su cara más aburrida. Igual de frío que un témpano de hielo, le pedimos abreviar. Siguió toreando con las consiguientes palmas de protesta. Y en su tercer toro, que era el quinto de la tarde, la cosa mejoró. Si el de Puebla de Prior necesita un toro con motor para no mostrar su lado más desangelado, salió un colorado de Cuvillo que en el último tercio cumplió estos requisitos. Se llamaba Portugués. Tenía una presentación justísima para Madrid y además mostraba síntomas de invalidez. Hasta el tercio de banderillas muchos aficionados pidieron su devolución pero el presidente aguantó el chaparrón. Lo mantuvo y gracias a Miguel Ángel pudimos disfrutar de un buen toro de este hierro gaditano. Lo midió mucho y el burel fue recuperándose. Y lo mejor de esta faena fue la distancia. Tras acabar cada tanda, Miguel Ángel se iba lejos y citaba a veinte o veinticinco metros. El toro acudía a la franela con codicia y mucha clase. No es un torero de mi predilección pero me gustó ver como sometió con poder, temple y una mano muy baja las embestidas de esta res.
Lo cuajó por ambos lados y en el ambiente se barruntaba que si la espada entraba bien podría ser una labor de dos orejas. Cerró con unas ajustadas bernadinas y falló con el acero. Dio una vuelta al ruedo y el toro fue ovacionado. En las posteriores tertulias en los bares había quien opinaba que merecía la vuelta en el arrastre.




Por su parte Ureña toreó en primer lugar un toro muy soso y desrazado. Durante el tercio de varas hizo Perera a este toro un quite por tapatías. Comenzó la faena de muleta el de Lorca con unos ajustados estatuarios y firmó por cada lado unas tandas de bella factura. Madrid estaba con él. Entró a matar y la espada cayó desprendida. Cortó una oreja que me supo a muy poco. Faltó más. A mi juicio no fue una faena digna de premio. En el cuarto nada pudo hacer al toro de Juan Pedro y en el que cerró la tarde aguantó los cabezazos y derrotes del sobrero. Comenzó el trasteo con unos poderosos doblones en los terrenos del 6 y se pegó un arrimón. Recibiendo despachó al animal con una buena estocada.

              


En el segundo toro brilló Agustín de Espartinas con las banderillas. Y en el tercero hicieron lo propio Javier Ambel y Jesús Arruga.


              

El fin de semana toca la segunda parte de la feria. Vendrá Ferrera con seis toros para él sólo. "El Cid" torea su último paseíllo en Madrid, confío plenamente en Emilio de Justo y Ginés Marín y una terna muy interesante se enfrentará a los Adolfos el domingo. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario