jueves, 10 de diciembre de 2020

Alternativa de José Tomás.

Si en marzo escribí sobre Enrique Ponce, ahora haré lo propio en el aniversario del madrileño José Tomás.


"José, voy a tener el honor de otorgarte la alternativa, en mi tierra, a un torero español. Te deseo lo mejor. Que se conviertan pronto tus triunfos en realidad. Que seas una figura del toreo no sólo de aquí, sino de donde quieras serlo. Mucha suerte y que Dios te ayude".




Se han cumplido cinco lustros de estas palabras. Con este discurso Jorge Gutiérrez doctoraba en tauromaquia a un jovencísimo José Tomás tal día como hoy pero de 1995 en ese impresionante embudo que es el coso de Insurgentes. Completó el cartel Manolo Mejía. Unos meses después confirmaba este joven de Galapagar la alternativa en la capital del reino de manos de José Ortega Cano y Jesulín de Ubrique. La dura cátedra venteña aprobó con matrícula a un José Tomás que venía a revolucionar el cotarro. Ya habían oído de José los aficionados madrileños pues éste salió a hombros de novillero en la plaza de la calle de Alcalá el día de su presentación en este coso. Esa puerta grande era el fin de una etapa que comenzó allende nuestra tierra, pues este muchacho de la sierra de Guadarrama marchó a Méjico para hacerse torero. Esta historia comenzó cuando su abuelo Celestino le pinchó su balón, porque JT quería ser futbolista. El país azteca certificó que él no era uno más, tenía cuajo de figura. Así que tras aquella matrícula en el doctorado, quedaba emocionarse con un toreo que hacía mucho que no se veía. Los años de 1997, 1998 y 1999 fueron simplemente excelsos. 




En Sevilla abrió la Puerta del Príncipe dos veces consecutivas y en Madrid lo hacía cada vez que toreaba. Cinco puertas grandes logró en aquellos años. El resto de plazas se rindieron ante el madrileño. Días de miel y de hiel pues su sangre regó innumerables plazas de toros. Estos primeros años de su carrera recibió heridas de distinta consideración: la más grave tuvo lugar en Autlán de la Grana el 18 de febrero de 1996 donde sufrió dos paros cardíacos debido a la sangre perdida. Dicen que el valor de los toreros se va por los agujeros de las cornadas pero José seguía día tras día manteniendo su concepto del toreo. Famosa es la sentencia del gran Antonio Ordóñez, abuelo de Francisco: "donde todos los toreros ponen la muleta, es ahí donde se pone José Tomás". Es decir, que los terrenos que pisa nuestro protagonista, jamás lo ha pisado otro; arrimándose como pocos lo han hecho en la historia del toreo. La leyenda estaba más que consolidada. Y la culpa la tiene Antonio Corbacho (QEPD), un descubridor de toreros cuya mentalidad era seguir la filosofía del samurái. Es decir, a pesar del dolor hay que mantener el tipo sin mirarse. Este novillero cuya carrera quedó truncada por una cornada, su vocación de docencia taurina le sirvió para ayudar los que se iniciaban en el arte de Cúchares. Se llevó a José a su casa y en la soledad del campo le curtió bajo una formación totalmente espartana. Y años más tarde llevó a la primera fila del toreo a Alejandro Talavante.

El 31 de marzo de 1997 tuvo el primer duelo con los dos gallos del corral: José Miguel Arroyo "Joselito" y Enrique Ponce. Este suceso tuvo lugar en el anfiteatro romano de Arlés. La ganadería de aquella ocasión fue la salmantina de Domingo Hernández. La corrida lo puso muy difícil y José estuvo hecho un león. Famosa es aquella anécdota que mientras toreaba, en el callejón Enrique susurraba a Joselito: -Escucha, el nuevo está loco. A lo que éste sentenció. -¡Qué va! loco no. Lo que sucede es que tiene unos cojones que le arrastran, más que tú y yo juntos. A partir de ese día, la hegemonía de estos dos veteranos se vio amenazada por JT.



Otro matador de mucha raza se codeaba con los dos anteriores en los carteles de postín: Francisco Rivera Ordóñez. Junto a ellos formaban un cartel conocido como "Los tres tenores". Un empresario tuvo la idea en 1998 de juntar a José con Joselito, Enrique y Francisco en la cubierta de Leganés. Se podrán imaginar como acabó la cosa. El de Galapagar hundió a sus compañeros. Arrasó. Joselito aún tenía gas pero en su horizonte empezaba a clarear una posible retirada. Ponce tenía la curiosa costumbre de no bajar de más de cien festejos por temporada en aquella época y Rivera era un torero que no se dejaba ganar la pelea. Pero hete aquí que cuando cada uno ya sabía el papel que cumpliría en esta apasionante historia llegó al escalafón definitivo un chiquillo quinceañero cuyo nombre era Julián López Escobar tras haber realizado una trayectoria de novillero más que contundente. Tomó la alternativa y demostró que ni quería, ni que iba a ser el quinto gallo del corral.




Los años siguientes salvo algún borrón como el día de Adolfo en Madrid, fueron memorables. Menos Bilbao y Zaragoza como las plazas de 1º en las que apenas toreó por diferentes razones, se prodigó en el resto de sitios. Ahí están las crónicas. En 2002 paró de torear dejando un profundo vacío. Aquel valeroso matador que se pasaba al toro como pocos antes lo hicieron, en silencio se fue a casa y así estuvo un lustro. Nada se supo de él de ese año en adelante salvo que de vez en cuando se dejaba ver en los tendidos de alguna plaza y recogía los premios logrados la temporada anterior entre otros pocos actos sociales. En el invierno de 2006 se anunció el bombazo que todos esperaban: José volvía a los ruedos. En junio de 2007 toreó en su Barcelona del alma dando aliento a los maltratados aficionados catalanes. Desde entonces abarrotó todos los cosos en los que actuó y sus tardes eran prácticamente triunfales en todos los sentidos. En la Villa y Corte cortó siete orejas en dos tardes y la capital catalana mató con éxito seis toros de diferentes hierros en julio de 2009. Seguía siendo el rey. Así hasta llegar a aquel fatídico 24 de abril de 2010 en Aguascalientes: una fortísima cornada en la femoral izquierda puso una vez más su vida al borde la muerte. Los espectadores hicieron fila en la puerta de la enfermería para donarle sangre. Gracias a la Providencia y a los conocimientos de ese magnífico equipo médico, logró salvar la vida. Tras reponerse, comenzó una dura rehabilitación y en julio de 2011 volvió a las plazas. Esta vez fue en la ciudad del Turia. En la capital valenciana, José reunió a aficionados de todo el globo y empezaba una nueva etapa en su carrera. En 2012 se encerró con seis toros en una mañana absolutamente antológica y desde entonces redujo sus actuaciones a un número muy reducido.




Un rápido repaso estadístico:

Estos son sus datos totales en Las Ventas. Ha toreado dos novilladas con caballos saliendo a hombros el mismo día de su presentación (24-9-1995). Confirmó, como explico más arriba, con Ortega y Jesulín en la Isidrada del 96. Toreó, hasta la fecha, diecinueve paseíllos más. 
Su número de salidas a hombros de matador es siete sin contar aquella en septiembre del 95 y son las siguientes: el 27 de mayo de 1997, el 28 de mayo de 1998, el 18 de mayo y el 17 de junio de 1999, el 21 de mayo de 2002, el 5 de junio de 2008, y días más tardes, el 15 de junio, cortó tres orejas y recibió otras tantas cornadas.

Ha toreado con veintinueve compañeros sin contar a Pablo Hermoso de Mendoza en la Beneficencia del 99. Ha estoqueado reses de veintiún hierros diferentes, ha cortado veintitrés orejas, ha acabado cuatro veces en las manos de Don Máximo, ha realizado siete faenas de dos orejas y en una ocasión vio como un toro de Adolfo se fue vivo al corral. 

Barcelona. Es su feudo. La Ciudad Condal es posiblemente una de las ciudades que más veces le ha visto torear. Después de Antonio Borrero "Chamaco", el torero más querido por los catalanes es este madrileño. Allí ha toreado una veintena de tardes, ha cortado un rabo (23-7-00), reapareció tras cinco años sin torear (junio de 2007) volviendo a dar calor y levantando la moral de una afición que pasaba por delicados momentos debido a ataques de todo tipo. Ha indultado un toro (22-9-08), se encerró en solitario (5-7-09) y toreó aquella dramática tarde otoñal de 2011 que supuso el cierre de esta emblemática plaza. Dieciséis puertas grandes suma en este coso. 

Sevilla. La temporada de 2001 fue la de su entrada en la afición hispalense. El 15 de abril, Domingo de Resurrección, cortó tres orejas y salió en volandas por la Puerta del Príncipe. Unos días más tarde, en plena Feria de Abril, repitió triunfo y volvió a salir a hombros, algo que, hasta la fecha, casi nadie ha logrado. Son muy pocas las tardes de José en la capital andaluza.

Méjico. Por sus venas corre sangre azteca, literal. Querido y esperado, es una tierra en la que ha cuajado toros en diferentes plazas de su geografía: El DF, Guadalajara, León, Aguascalientes, Morelia, Juriquilla... Suma un total de treinta y dos actuaciones en ruedos mejicanos.

Francia. Los franceses conocen bien al de Galapagar. En tierras galas ha realizado un total de cuarenta y dos paseíllos. Su tarde más recordada allende los Pirineos sin duda es aquella de 2012. Una soleada mañana de septiembre en el coliseo de Nîmes toreó en solitario. Cortó nueve orejas, indultó un toro y salió a hombros.

Su quietud y valor ha hecho que en no pocas veces haya acabado en manos de los médicos. Hasta en veintiséis ocasiones con cornadas tan graves como menciono anteriormente las de Autlán de la Grana (Méjico) o la de Aguascalientes en abril de 2010. Ya fueran cornadas o lesiones, de esas veintiséis ocasiones, en diecinueve no pasó a la enfermería hasta matar al animal. 

Desde 1995 ha estoqueado 1101 reses y ha cortado 737 orejas. 

Continuará...







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