miércoles, 29 de abril de 2020

Un rato con Jesulín de Ubrique.

Aparte de Enrique Ponce hay otro importante matador que este año celebra tres décadas en los ruedos: Jesús Janeiro, Jesulín de Ubrique. Con él he tenido la oportunidad de hablar y hacer un repaso de todos estos años en los ruedos.

Pregunta. ¿Cómo fueron sus comienzos?
Respuesta. Mis comienzos fueron bastante prematuros. Yo empecé bastante jovencito a torear, empecé con doce años, casi trece. Estuve un año en la escuela taurina de la Diputación Provincial de Cádiz durante un año. Hice una etapa sin caballos de los trece a catorce años y con quince debuté con picadores. Entre 1989 y 1990 toreé 170 novilladas. Tomé la alternativa y quitando dos paréntesis debido a una retirada que yo decidí y otra fue por un accidente de trafico. Hasta que me retiré en el año 2007 fue una trayectoria con un número impresionante de corridas. Contento con mi labor y mis defectos y virtudes. En el año 2010 cumplí veinte años y toree otros tantos festejos. Quería hacer lo mismo ahora pero la situación no acompaña.

P. Cuando usted empezaba, ¿en quién se fijó?
R. Yo tenía predilección por dos toreros: Rafael de Paula y particularmente Paco Ojeda, que ha sido mi maestro y el espejo en donde yo quería mirarme.

P. Como madrileño me gustaría que me contase de su relación con la plaza de Las Ventas.
R. De novillero no fui, no por el interés de la empresa que en esa época eran los Lozano, sino que bueno, no se dieron las circunstancias. De matador toreé alrededor de 25 tardes. No he sido un torero del gusto de un sector de la plaza. Te digo que tengo buenos recuerdos y he podido disfrutar de esos olés aunque no haya podido cortar una oreja. También hubo tardes difíciles en las que por parte mía o parte del toro que no nos entendíamos y no llegaba la cosa a ningún puerto. Aparte de esas tardes malas, por supuesto tardes buenas en ese ruedo que me hicieron disfrutar en esa catedral del toreo.

P. ¿Cómo fue su relación con las principales plazas de España y el extranjero?
R. Pamplona fue una plaza muy importante en mi trayectoria, en Castilla y León pude disfrutar en ciudades como Salamanca y Valladolid donde tuve tardes muy buenas. Sevilla ha sido una plaza muy importante en mi carrera; no tuve grandes éxitos pero pude triunfar y también por el resto de Andalucía que es mi tierra. En general en toda la geografía española: cuando se torea tanto en una temporada como hacía yo con ciento cincuenta tardes pues acaba toreando en todos lados. En general me he sentido querido y respetado no sólo aquí sino también Francia, Portugal y América.

P. Valor, temple, raza... ¿Cómo definiría su toreo?
R. Nunca he sido un torero artista. He sido catalogado como un torero poderoso, de ver muchos toros rápido, en cuanto a estar muy espabilado. Mi arma principal aparte del temple, era el gran porcentaje de toros que a mí me servían para poder triunfar. He sido un torero más tremendista que artista.

P. Capote, muleta... ¿Y las banderillas?
R. Me veía mejor con la muleta. Con el capote mejoré mucho con el tiempo. De hecho, en ciertos sitios hubo toros a los que cuajé con el capote y bueno, fui un torero que con el tiempo mejoré en todos esos aspectos. Con la espada también. De novillero banderilleé bastante, cosa que dejé cuando tomé la alternativa. En los primeros años lo hacía cuando veía que un toro me iba a permitir el lucimiento y lo hacía sin ningún tipo de problemas.

P. ¿Qué nos podría contar sobre el tercio de varas?
R. Cada toro tiene que ser picado según lo que considere el torero que tiene enfrente. Lo que si es verdad es que mi época los toros se caían  con frecuencia y había que medir muchísimo. En los últimos años con el auge de los correderos el toro tiene mas fuerza y con ello se reducen esas caídas. Con ello, el tercio de varas era más brillante porque el toro tenía más poder. La suerte de varas es algo que medía mucho porque si el toro era bueno y tenía buenas condiciones lo picaba poco para someterlo y quedarme con él. Cuando el maestro está delante es el que mejor lo ve y por tanto el que decide si tiene que ser picado más o menos.

P. ¿Cómo era aquel toro e los 90 cuando usted toma la alternativa al de años después cuando usted deja de torear?
R. Cuando yo empecé no existían los correderos donde entrenan a los toros y con el tiempo se fortalecen y se nota cuando llegan a la plaza. Hubo una época en la que al toro se le criaba en un cerrado y se le alimentaba. Cogían peso y volumen pero después con el tiempo se desinflaban. Con el tiempo, los ganaderos se dieron cuenta y adaptaron las dehesas para criar toros de una manera óptima. Con la llegada de los correderos la diferencia era notable. Al igual que los toreros se preparaban como deportistas de élite para medirse a un toro de lidia, este animal también era entrenado para ser lidiado. Con ello se consigue fortaleza física. Entonces claro, los toreros que no tengan capacidad de pulmón, pues cuesta mucho más trabajo. Ahora, la preparación actual es como la de un boxeador. De fondo y de todo, no de músculos sino de aguante, de fibra... y muy estilizados. No quiere decir que antes no lo eran pero el toro lo exige y hay que estar preparados.

P. Al igual que, por ejemplo, Julián López "El Juli" tiene Garcigrande o José Tomás el hierro de Núñez del Cuvillo como habituales. ¿Usted tuvo algún hierro por el que sintiera más predilección?
R. Bueno, Cuvillo nació con Espartaco y conmigo. La base de la ganadería de Núñez del Cuvillo como toreros primero fue Espartaco y más tarde Jesulín. El criterio, conocimiento, la afición y el talante es el ganadero quien lo pone pero es esencial tener una figura del toreo que la respalde.   Todos los años mataba catorce o quince corridas de Cuvillo, en torno a los cuarenta o cincuenta toros. Cuvillo y Jandilla han sido las más predilectas para mí. Luego había una que con el tiempo fue bajando era la de Bernardino Píriz y otra que era portuguesa: Cunhal Patricio. Esos cuatro hierros  siempre los maté. Dónde podía pedir las pedía y donde podía imponerlas, las imponía. ¡Eh! pero también maté de todo: Victorino Martín, Murteira Grave, Dolores Aguirre, Guardiola, Conde de la Maza, Conde de la Corte... Menos Miura, maté de todo.

P. Hablemos de los carteles mediáticos. A los que discrepan de esos carteles, ¿qué les diría?
R. No tendría que decirles nada, es más, esos carteles salvaban una feria y con eso lo digo todo. En una feria había carteles muy buenos con figuras en los cuales el público respondía pero aparte de ese cartel estrella, estaban los mediáticos en los que también había figuras. Pero... ¿A qué le llamamos mediático? Muchas veces lo he preguntado. ¿Qué es un torero mediático? ¿más o menos conocido? Yo creo que cuando una figura del toreo es conocida, es conocida en general. -¿Qué es un cartel mediático  para ti?- ¿los toreros que llevan a la masa? -Esos toreros son los que afortunadamente el escalafón tendría que tener, pero no uno o dos si no ocho o diez. ¡Lo que pasa es que eso es muy difícil! Lo importante es un torero que mueva al aficionado y también a la masa porque desgraciadamente las plazas no se llenan sólo con los primeros. Hay que contar con todo el público en general. Por ejemplo, un estadio no se llena sólo con aficionados al fútbol, se llena también con gente de fuera. Yo voy y no me gusta pero si hay un partido de máximo interés me apetece ir aunque no sea muy futbolero. Hay equipos y equipos y también hay toreros y toreros.

P. ¿Usted cree que el escalafón está falto de toreros con esa personalidad y carisma como usted fue?
R. Y o fui un torero que con mis defectos y virtudes pude plantar batalla a todas las figuras. Desperté bastante interés. Tuve esa suerte. Ahora mismo el escalafón tiene toreros muy importantes y muy buenos y también grandes figuras. También hay que pensar que hay matadores que han dado treinta vueltas a España y el que no, lleva veinticinco. Claro, veinticinco años en los ruedos llega un momento en el que los toreros tenemos una fecha de parada, donde hay que decir basta ya. Si estiras las cuerda acabas perdiendo el interés. El torero tiene que saber cuando quitarse o cuando poner un paréntesis. Opino que el que es figura, es figura por dos motivos: primero por sus méritos y segundo porque ha sabido atraer el interés del público. Si llevas muchos años, esa atención se pierde y vendrán otros. Lo que pasa es que la cantera lo tiene difícil, que lo chavales se abran paso es muy complicado. Si la Fiesta queremos que siga, tenemos que tener toreros nuevos y que despierten interés. Y ojalá salgan. Cuando yo llegué al escalafón mayor con Enrique Ponce ya estaban Dámaso González, Niño de la Capea, José María Manzanares, Ortega Cano, Paco Ojeda, Roberto Domínguez, Espartaco... Había un plantel de diez o doce figuras y a las cuales nosotros nos acoplamos, después ellos se quitaron y seguimos nosotros. Estaba Joselito... en fin, había unos cuantos toreros que fuimos funcionando. Después apareció Morante, "El Juli" y a uno lo van desplazando. Más tarde aparece Roca Rey, aparece Cayetano... A Litri, Jesulín, Camino etc nos iban quitando. Esto es así. Unos duran más y otros menos.

P. ¿Podríamos llegar a la conclusión en que las figuras del momento como no tienen competencia dura, están tranquilamente sin temor a que les quiten el cetro?
R. Cómodo no se está nunca delante de un toro. Hoy en día tú ves que hay un escalafón que a lo mejor no hay un tirón de toreros importantes te puedes relajar más porque una feria de Sevilla o de Madrid, tienen que contar contigo. También es verdad que estos últimos años las ferias se han reducido una barbaridad. En mi época Algeciras tenía seis corridas de toros, ahora dos. En Granada daban siete y ahora dan tres. Málaga daba siete y ahora hay cuatro. En Córdoba daban cinco y ahora son dos. Donde tienes que partir el peso es esos sitios pero luego hay otros lugares en los que hay cabida para todos. No es que se hayan acomodado, cuando están ahí es porque interesan y generan lo que ganan, digo yo.

P. Si el toreo no pasa por sus mejores momentos, el coronavirus ha complicado la situación. ¿Como ve el panorama?
R. Fíjate, a mí me ha cogido por partida doble. Como torero y ganadero. Como ganadero es un desastre porque no tenemos una idea clara de como se va a reactivar la temporada. Yo quería conmemorar mis treinta años con una temporada bonita y se ha ido todo al traste. Lo importante es velar por la salud de mi familia y la mía y la ganadería queda en un segundo plano. Es esencial es que esto se controle lo más rápido posible y a partir de ahí los toros, toreros... en general todos los que vivimos del mundo del toro tenemos que estar más unidos que nunca. Si hemos estado dañados con los animalistas, imagínate ahora con esta pandemia. Yo no quiero hacerme a la idea de muchos ganaderos que desgraciadamente van a tener que sacrificar animales porque no van a tener salida. Lo último que hay que hacer es tirar la toalla. Hay que tener en cuenta que también son números y nadie va a ir a tu casa a darte nada. Habrá que hacer de tripas corazón y sacrificar lo que haya que sacrificar. Son tiempos difíciles y complicados donde hay mucha incertidumbre, no sabemos en la situación a encontrar y como vamos a quedarnos y a partir de ahí habrá buscar un horizonte nuevo. El mundo del toro tendrá fuerzas para salir adelante y no me cabe duda si alguna vez nos hemos tenido que necesitar todos va a ser ahora más que nunca. Habrá que hacer una restauración de todo. Cómo se harán los próximos festejos y afrontar los costes de una corrida, un festival o una novillada. No sé tampoco las plazas como se van a adaptar para mantener la distancia... tendrá que estar todo claro y a ver que sucederá. Ojalá sea pronto y lo más rápido posible. Tengo mis dudas de ver si se puede hacer algo ya en 2020. A ver si en septiembre y octubre las ferias de estos meses, no puedes colapsarlos con más ferias de las que ya hay por calendario natural. Es inviable y así lo veo yo. Debemos centrarnos en la campaña 2021 y ya está en lo que queda de año a ver qué sucede y hay suerte de que salga una vacuna, esto se controle y la gente pueda volver a la normalidad dentro de unas medidas estrictas que en principio tendremos y bueno, que todo vuelva a su cauce. la Fiesta de los toros está siendo afectada como cualquier otro sector. Ahora te digo que como ganadero, tenía previsto lidiar en torno a cuarenta novillos y eso me da un dinero que entra en la finca y me permite mantener la ganadería un tiempo, tener un vaquero, un mayoral, cubrir gastos etc. Sin salida esos ingresos son inexistentes y bueno, me siento un privilegiado porque aún puedo lidiarlos el año que viene. Estoy viendo todos los toros de cinco años preparados para ser lidiados estos meses con los enormes costes que supone que rondan los cinco mil euros y tener que mandarlos al matadero por cuatrocientos euros, pues multiplica eso por la cantidad de animales que hay que sacrificar. Es una pena. Supongo que si antes adaptabas una hectárea por animal, ahora habrá que poner tres. Eso te obliga a reducir las ganaderías.

P. La última propuesta es la de lidiar toros a puerta cerrada. ¿Cómo lo ve?
R. No lo veo. Cuando he tenido que torear a puerta cerrada sin público ni nada, lo he pasado fatal. Me veo solo y vendido. Los toros tienen que ser con gente. Comprendo y entiendo que es una manera de poder dar un espectáculo para que la gente no se olvide de esto y lo importante es dar salida a todos esos animales. No lo veo... ¡es muy frío para mí!. No puedo decir de este agua no beberé. ¿Qué te van a proponer?¿como lo van a proponer ?¿qué se va a plantear? ¿? También habría que verlo. No sería el primero o  el último. Como me ha dado tanto miedo torear solo a puerta cerrada... lo veo exactamente igual. Tendrás que poner un par de cámaras... tendrás que poner una ambulancia ... ¿Y el toro? ¿en puntas? ¿con o sin fundas? No he puesto mucha atención a este tema porque no me lo he planteado. No lo veo claro. Si luego lo realizan y queda bien, ¡pues bienvenido sea! pero en principio no lo veo claro a eso.

P. ¿Qué me podría contar sobre su ganadería?
R. Adquirí un lote de vacas de Bernardino Píriz en el 90 y metí sementales de Jandilla hasta el año 2000. En ese año lo pasé todo a una segunda finca y compré un lote de vacas de D. Joaquín Núñez del Cuvillo de la rama de Osborne y después llegaron toros de Juan Pedro. Me he vinculado siempre a ese encaste. He tenido dos indultos y cuando estaba en activo solía lidiar un par de corridas de toros que las mataba yo en pueblos y demás. Porque mi toro no era grande, de vez en cuando salía alguno y lo llevaba de sobrero a alguna feria de primera. Y el resto era lidiado en las plazas de tercera. Lidié una ocasión un festival muy bueno en Bilbao y otro en Zaragoza, eso como plazas importantes. Pero como mi tónica fue tenerlo por afición y no por negocio, solía ir al circuito de los pueblos porque no buscaba el mercado del toro grande y la competencia con las ganaderías más importante en las plazas de 1º, porque es difícil competir con ellos.

P. ¿Qué opina de la televisión? ¿Hay que dar toros a mansalva o medido y eligiendo bien los carteles?
R. Yo soy un torero al que se le ha televisado muchísimas ocasiones y a mí, siempre y cuando se respeten los honorarios por derechos de imagen, nunca he tenido problemas. Pero bueno, el estar televisando muchas corridas no sé si será positivo. Yo creo que se pueden seleccionar muchas ferias o algunas y ya está. A mí no me fue mal.

P. ¿Cuál o cuáles fueron las tardes más rotundas de su carrera artísticamente hablando?
R. Las tardes que más me han dado fueron unas Fallas en Valencia y después dos tardes en Pamplona. En una corté cuatro orejas y en otra tres y un rabo.

P: En los 90, usted, Ponce y otros muchos toreaban dos veces en el mismo día. ¿Cómo los planteaba? Si agosto tiene treinta y un días, usted toreaba "35".
R: ¡O "38"!. Hubo un año en el que en el mes de agosto hice doblete cuatro o cinco veces. Buscaba localidades que estuviesen a corta distancia. Y la manera de llevarlas a cabo, para que diese tiempo a cumplir esos contratos, las corridas de la tarde las adelantaba y las nocturnas las atrasaba.

P. Famosa es aquella marca de 161 festejos toreados un mismo año natural, que fue en 1995.
R. Hay que tener en cuenta es que eso era entre marzo y octubre. O sea, la temporada en Europa. Los meses restantes toreaba en Lima, Quito, Bogotá, Méjico... por lo que la cifra podía subir hasta las 180 tardes en un sólo año sin contar festivales.  En el año 93 toreé 100 tardes, en el 94 fueron 154, en 1995 fueron 161, en el 96 hice 121 paseíllos, 90 en 1997...

Para acabar le voy a recordar diferentes anécdotas de su vida:
P. Corrupipi.
R. Un año tenía dos tardes en Bilbao y tras el primer festejo, me invitaron al circo Mundial junto a Bertín Osborne a ver la función y a apadrinar una tigresa que tenía unos cachorros. Fuimos y disfrutamos los dos un montón. Hacía mucho que no iba al circo. Cuando vimos los animales, le dije al director que qué animales tan bonitos y que me gustaría tener uno. La segunda tarde, mientras estaba en el hotel Ercilla apareció el director del circo con una caja. Me dijo que me traía un regalo y llevaba dentro un cachorrillo. Lo tuve en casa varios años.

P. El vestido amarillo.
R. Me hice ese vestido para romper un poco ese mal fario que hay con ese color. Para mí no lo tenía en absoluto así que en vez de uno, me hice tres de los cuales dos fueron en plata porque resaltaba más. Nunca lo hice con deseo de molestar a nadie. Es un color que a mí me gusta. Cuando juego al parchís por ejemplo, me gusta usar dicho color o el azul. Pero lo siento mucho por el torero al que le molestara pero no era mi problema.

P. La aventura musical de cantar Toda.
R. Tenía bastante tirón como torero. Lo que pasa es que vi que podía afectarme negativamente y corté por lo sano. Fue un capítulo que paso rápido por mi carrera. Hice el disco a primeros de año y en julio decidí cancelarlo y dedicarme a lo mío que era torear. Yo tenía una gira apalabrada para dar conciertos toda una temporada en vez de paseíllos pero ese mes de junio cambié de opinión. Asumí las consecuencias afrontando los gastos que eso conllevó y se acabó la historia.

P. La corrida de Aranjuez.
R. Fue una idea exclusivamente mía y de nadie más. No tenía ninguna necesidad de publicidad y lo hice para agradecer al público femenino tanto apoyo incondicional. La idea original era Toledo, pero días antes un toro me cogió en Bilbao, me partió la mandíbula y tuve que cambiar el plan. Busqué una plaza céntrica geográficamente hablando y elegí Aranjuez. Tras la noticia, varias cadenas se interesaron y con la que firmé la exclusiva de tres corridas fue con Antena 3. No sólo fue Aranjuez donde maté siete toros, pues también lo hice en El Puerto de Santa María (también fueron siete) un año después y al siguiente la plaza elegida fue Granada (seis toros) ya que entraron en aquella exclusiva.




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