miércoles, 15 de abril de 2020

La desgracia de ser un animalista radical.

Hay que ser muy desgraciado para ser animalista. Y con ello me refiero a todos esos que anteponen los animales a las personas. Quitando esos extremistas con los que poco se puede hacer, también hay un gran número de ellos que debaten, opinan y discuten. Éstos y que a pesar de su pensamiento y que por ejemplo no aceptan determinadas fases de una corrida, cosa que entiendo y respeto, tienen un cierto apego por el toreo debido a todo lo que conlleva (economía, ecología, cultura, historia, el valor de enfrentarse a semejante bestia...). Así que todos ellos con los que es un gustazo compartir ideas y debatir hasta la saciedad, son totalmente bienvenidos.

Ahora bien, los otros son los que desprecio. Así de claro. Hasta que no empezaron a surgir las redes sociales, los antis daban la barrila en los vídeos de Youtube. No pasaban más allá de insultar a cualquier persona que sintiese el más mínimo aprecio a la tauromaquia. Con la llegada de Twitter y Facebook la tromba arreció. Víctor Barrio en 2016 e Iván Fandiño un año después perdieron la vida y la crueldad antitaurina descargó su más profundo y repugnante odio. El #Reichanimalista, que es como denominamos a aquellos que luchan a favor de esta nueva idología hasta el extremo, mostró su total bajeza.

Estos últimos tiempos es común que se reúnan todos esos a través de la red con el fin de atacar el toreo actuando como la Gestapo denunciando absolutamente todo aquello con lo que no comulgan. Son muchos los portales y perfiles taurinos en las distintas redes que han sufrido ataques de animalistas. En Youtube, ese aumento ha llegado al punto que debido a presiones antitaurinas, muchas de ellas han sido suspendidas. Horas y horas de un maravilloso trabajo que demuestran todo aquello a lo que nos referimos cuando hablamos sobre el toreo: ya sean faenas en la plaza, tertulias, conferencias y sobre todo lo que más impresiona y no es otra cosa que la majestuosidad del toro en la dehesa. Y no sólo Youtube, cada vez es más difícil encontrar lugares donde no se censuren imágenes toreras. Hay que recordar que la Tauromaquia está catalogada como Patrimonio Cultural de España y por ello tiene que ser protegida y difundida. Por ende es totalmente legal. Pues se ve que los señoritos de Youtube se pasan esa ley por el Arco del Triunfo dedicándose a aceptar las denuncias de semejante gentuza cerrando aquellas cuentas que son llevadas con dedicación y mucha ilusión.

Los últimos ataques han tenido lugar hace escasas horas. La ganadería de Alcurrucén sufrió un "hackeo" en su cuenta de Instagram y la de Facebook de la Asociación El Toro de Madrid, fue clausurada debido a la "discutida labor" de aquellos que dedican su tiempo a denunciar cuentas de temática taurina. La han podido recuperar. El hierro toledano desgraciadamente, tendrá que empezar de cero.
El fin de tanta censura no es otro que exterminar una cultura y una filosofía de vida de millones de personas. Libertad, respeto... ¿Es tan difícil de entender? Dirán que respetemos nosotros al toro. Que le demos libertad. No veo más respeto a un animal que cuidarlo con tanto esmero como hacen los criadores de lidia. Cinco años de respeto y su solemne sacrificio en quince fugaces minutos. Y no sólo el animal, también el torero se entrega pues se enfrenta con él en un combate a muerte.

Tristemente algunos activistas animalistas son cada vez más conocidos por semejantes actos. Según publicó el diario El Mundo paso a explicar brevemente algunos de los "hitos" que han hecho conocido a uno de ellos: Peter Janssen, un holandés al que auguraban una prometedora carrera deportiva como atleta que tenía como objetivo la Olimpiada de Londres 2012, se decantó por la disciplina de salto y no de vallas precisamente, abandonó a su mujer y a su hijo con el objetivo de hacerlo en las plazas de toros. Ha estado un tiempo considerable en busca y captura por las fuerzas de seguridad de España. Este pintamonas debe dinerales por numerosas sanciones y querellas puestas por matadores de toros. Las entradas a las plazas y las multas suelen correr a cargo de organizaciones que subvencionan a semejantes delincuentes. Yo no veo que defiendan  al toro o cualquier otro animal: defienden sus intereses. Su objetivo es acabar con cualquier industria que tenga relación con ellos: toros, circos, zoológicos, laboratorios científicos y un largo etcétera de negocios que necesiten animales. Que hay grandes multinacionales apoyando estas causas es de sobra sabido. En concreto las holandesas. Este bajito país tiene entre sus objetivos el auge de esta ideología. Un país que acepta con sorprendente normalidad tener mujeres en escaparates pero ataca a una industria que es completamente ajena en cualquier aspecto a su historia y cultura da muchísimo que pensar.

Este artículo ha sido totalmente en caliente; estos últimos actos demuestran el totalitarismo de unos miserables que valoran más la vida de un pájaro a la de un ser humano. Se encadenarían a un roble milenario para que no lo talasen antes que atender a miles de personas que pasan por circunstancias delicadas. Como dijo San Juan Pablo II: "Las ideas no se imponen, se proponen". Así que aquí desde mando mi ánimo a la ganadería, a la asociación y todos aquellos que sufren el rechazo de tanto miserable en cualquier ámbito de la vida. El animalismo es muy fuerte y tienen apoyo de muchas instituciones. No podemos ceder ni el más mínimo milímetro.

Saludos a mis lectores.


“La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos".



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