lunes, 15 de julio de 2019

Tres becerristas salen a hombros en «Las Nocturnas de Colmenar».

Los viernes de julio se celebran becerradas en la sierra de Madrid a las diez de la noche. Hoy os cuento que me acerqué a Colmenar Viejo el pasado viernes 12 por la noche para presenciar una clase práctica. Esta localidad serrana organiza dicha serie de festejos para los noveles desde hace un par de veranos. Este año está teniendo lugar la IX Edición de este certamen. En esta ocasión torearon seis añojos de diferentes ganaderías los alumnos de dos escuelas taurinas madrileñas ("Yiyo" y Navas del Rey) y de dos manchegas (Guadalajara y el Centro Internacional de Alto Rendimiento ubicada en Fuentelencina). Las ganaderías anunciadas eran la de Hermanos Quintas, Flor de Jara y Navalrosal.

Rúben Núñez cortó dos orejas a su becerro. Fue éste un animal que salía suelto desde que salió por toriles. Se lució el chaval en varias tandas pero faltó acople y ajuste. Tras cada tanda intentaba el novillero recuperar el sitio y quedarse preparado para ligar los muletazos. Ante un novillo que huía y poco quería saber, se puso Rubén a torear bonito. Error que espero que lo solucione a base entrenar y torear en el campo. Cuando el toro no permite lucirse, hay que mandar y pelearse con él. Y para ello están los Maestros, para dar el consejo oportuno. Cerró la obra con unas bernadinas y mató de una buena estocada.

Joaquín Caro usó la muleta con temple y gusto. También cortó dos trofeos. Lo mejor fue un variado tercio de banderillas en el que lo dio todo. Se la jugó en un cierre de faena también con bernadinas, pero rizando el rizo, las hizo de rodillas. Se llevó un golpe y tras ponerse de pie, interpretó unas luquesinas. Antes de la estocada, pinchó una vez.

Carla Otero también triunfó. A pesar de su poca experiencia demostró ganas y ambición. Estuvo muy dispuesta. El animal le dio un susto en banderillas pero se levantó y siguió sin mirarse.

Iñaki González se mostró solvente. Cortó una oreja gracias a una faena de toreo moderno que caló en el público. Sus modos me recordaron a las figuras actuales. No me convenció ese toreo sin alma, no me llena. Ligó varias tandas con ambas manos. Aún así, en este novillero vimos que lleva bagaje y más conocimiento que sus compañeros de cartel.

Candela saludó una ovación. No terminó de confiarse. Sobrepasada ante las dificultades que presentaba su novillo y tras dos fallos con el acero, consiguió meter la espada con habilidad.

Alejandro Velasco también tocó pelo. Su becerro fue uno de lo mejores de la noche. Faena de altibajos en la que eché de menos algo de temple y hubo varios trallazos. Su novillo pedía suavidad y un toreo más lineal que llevarlo detrás de la cadera como hizo el alumno de Navas del Rey. Al final de la faena logró pegar los mejores naturales. Fue éste el chaval que más me gustó.

Al no haber tercio de varas, antes de poner banderillas se realizan en estos festejos quites con la capa. Chicuelinas, gaoneras, lopecinas... Me gustó la variedad capotera de cada uno de los chavales que realizaron un lance. "El Juli", "Joselito" y los toreros mejicanos son el mejor ejemplo para aprender la variedad que ofrece el capote. Hay que seguir aprendiendo y practicando.

Siempre apetece ir a ver a los más jóvenes esperando que haya alguno que llame la atención. La monotonía en el escalafón de los toreros impera y son pocos los que tienen una marcada personalidad. Esto repercute en el de los chavales, pues ven en ellos un espejo a la hora de torear y actuar no sólo en la plaza sino también en la calle. A ellos no les pido técnica ni oficio. Les pido eso: personalidad y ambición. Lo demás ya llegará. Les deseo suerte.


Rubén Núñez (CITAR): dos orejas.

Joaquín Caro ( Yiyo): dos orejas.

Carla Otero (Guadalajara): dos orejas.

Iñaki González (CITAR): oreja.

Candela (Yiyo): saludos.

Alejandro Velasco (Navas del Rey): oreja.

Rubén, Joaquín y Carla salieron a hombros.

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