El miércoles 10 se agotó el papel para ver un cartelazo: El Juli y Roca Rey doctoraron al joven toledano Álvaro Alarcón. Álvaro, según dicen, llegó mellado pues días antes en el campo tuvo un percance en el campo que a punto estuvo de dejarle sin su tarde soñada. Esperé más de este muchacho que el año pasado salió a hombros tras una tarde redonda. Desconfiado y dejando algunos muletazos sueltos, se atragantó en una faena de altibajos. En el sexto alargó sin sentido la faena.
Por su parte, lo más destacado de Julián es que toreó con clase al boyante segundo. Brillaron algunos naturales magníficos. Hizo siempre las cosas a favor del animal y cerró la obra dando un mitin con la espada. En el cuarto dejó varios instantes que apenas tuvieron eco en los tendidos.
De Roca no sé qué comentar. Necesita Andrés un toro que se mueva. Su actitud esa tarde fue bochornosa. Ápatico y desganado, no fue el Roca Rey tremendo y bullicioso que suele ser. Su faena al primero fue larga y tediosa. Cientos de pases forzando la figura que acabaron enfadando al personal.
¿Algo para recordar? Sí, el soberbio par de José Chacón. En corto, citó y clavó un par de banderillas al sexto de la tarde que puso a Madrid en pie.
De gris y oro vistió "El Juli", de rosa y plata Roca Rey y de blanco y oro Álvaro Alarcón.
El jueves 11 llegó Morante a Madrid como el flamante triunfador de Sevilla por cortar un rabo tras una faena de ensueño. Había ganas de ver a José Antonio. Pero no pudo ser. El lote fue nefasto y Morante pegó un sainete de los suyos. Con lógica, abrevió en sus dos faenas y pegó con la espada un petardo de proporciones bíblicas.
Volvía Emilio a Las Ventas tras su encerrona el año pasado en la que fue fuertemente volteado sufriendo una lesión que le dejó en el dique seco varios meses. Se nota que aún tiene secuelas. Cortó dos orejas al quinto en una faena de muchos altibajos. Con la mano izquierda faltó más rotundidad. Solo dio una tanda que quedó muy pobre. Basó toda su faena con la mano diestra. Y faltó ajuste. Lo mejor fueron los remates de las series. Los pases de pecho fueron preciosos. Cerró la obra con una estocada defectuosa y dio una vuelta al ruedo muy protestada paseando las dos orejas. Entre el viento que sopló y que no se terminó de confiar, no consiguió hacerse con el encastado segundo.
Cerró cartel Tomás Rufo. Quedan muy lejos esas tardes de novillero en Madrid o en Carabanchel donde firmó faenas que aún recuerdo. A menos ha ido el manchego. O esa es mi impresión. Cortó una oreja tras una estocada que no fue del todo buena dejando antes algunos naturales muy profundos. Sin la mayoría necesaria, el palco concedió a Tomás una oreja verbenera. Entre el manicomio que es Madrid, una presidencia sin rigor y la complicidad de los mulilleros con los de luces, seguimos viendo pasajes esperpénticos.
La corrida de Garcigrande fue un despropósito. Hubo un toro que estuvo de sobrero en la Maestranza el año pasado y después en Salamanca. Nadie entiende como ha podido acabar lidiado en Madrid y el resto estuvieron justísimos de trapío. Y varios toros por lo visto estaban herrados con el hierro de Domingo Hernández. Destacó por su juego el lote de Emilio de Justo: El segundo de la tarde fue un animal nada fácil que puso en muchos aprietos a su matador y el quinto que fue premiado con una exagerada vuelta al ruedo. Fue muy ventosa esta segunda corrida de la feria. Morante vistió de negro y plata, de verde y oro lo hizo Emilio de Justo y de corinto y oro Tomás Rufo. Emilio de Justo salió por cuarta vez en su carrera a hombros en Madrid.
No hay comentarios:
Publicar un comentario