domingo, 22 de mayo de 2022

San Isidro (parte II). Los naturales de Ángel Téllez, una puerta grande de chichinabo, un espectáculo bochornoso y una estocada de ley.

El lunes tuvo lugar la novillada de El Conde de Mayalde el lunes 16. En el cartel figuraban Santana Claros (obispo y oro) y dos novilleros que están gozando de muy buen ambiente estas últimas temporadas: el mejicano Isaac Fonseca (verde y oro) por su actitud y Álvaro Burdiel (marino y oro) por su toreo clásico. Lo mejor fue la disposición de Fonseca: quites ajustadísimos y muy complicados por el viento que sopló, una estocada sensacional a un toro que debía ser devuelto pero el presidente no quiso, el darle tiempo al quinto toro para sacar todo lo que tenía... Lástima la espada. Si al quinto lo mata, hubiera cortado una oreja. Novillero muy a tener en cuenta. El malagueño Santana Claros apuntó retazos de buen toreo y unas finas maneras. 

El martes 17 llegó desde Jaén un encierro de la ganadería Araúz de Robles. Hasta dos toros tuvieron que devolverse en el primero de la tarde. Hasta ese día, posiblemente fue el encierro más desigual de presentación de todo lo que llevamos de feria. Tarde plomiza y muy larga. Trenzaron el paseíllo Joselito Adame (celeste y oro), Pepe Moral (verde y oro) y Ángel Téllez (blanco y plata).
Disposición total del mejicano, con un ambiente muy a la contra. Duramente exigido, fue injustamente tratado. Pechó con dos toros que tuvieron recorrido y el azteca ligó varios redondos por el pitón derecho. En el quinto, sufrió un revolcón espeluznante pero a pesar de quedar magullado, siguió en el ruedo. Añado que el toro requería algún puyazo de más, pero Adame dejó al toro muy entero para toda la faena. Y lo pagó. Planteamiento desastroso, ese toro en los primeros compases de la lidia, mostró mucha dificultad por el pitón izquierdo. Lo que hizo Joselito en vez de empezar en cercanías e ir tanteando al animal, empezó precisamente por ese lado y de largo; es decir, le dio toda la ventaja al animal. El toro hizo caso omiso de la muleta y arrolló al matador. Acabó dando una vuelta al ruedo. Los momentos más toreros corrieron a cargo del toledano. Téllez pegó un manojo de naturales excepcionales al tercero. Encajado, siempre de frente, siempre en torero. Meciendo la muleta con suavidad y embarcando al animal con los vuelos y llevándolo hasta detrás de la cintura... Toreo de muchos quilates. Madrid vibró. Un toro suavón y noblote, embistió con mucha calidad a las telas de Ángel. La vuelta que dio el manchego fue más que merecida. 
Pepe Moral lleva un par de ferias pasando de puntillas. Su lote fue imposible pero tampoco consiguió hacerse con ellos. El sevillano estuvo a punto de ver como volvía al corral el segundo de la tarde. Anduvo perdido. 
Otro de los momentos álgidos de la tarde tuvo de protagonista a Fernando Sánchez. Puso a Madrid en pie por sus pares de banderillas. 

El miércoles 18 no estuve. Torearon López Chaves, Javier Cortés (negro y oro) y Jesús Enrique Colombo (marino y oro) y por lo que me han contado hubo un toro muy importante de la ganadería de Pedraza de Yeltes: Huracán, lidiado en tercer lugar. Javier Cortés no terminó de redondear su faena y Colombo estuvo muy vulgar poniendo banderillas.

El jueves 19 se llenó la plaza para ver a José María Manzanares (azul y oro) y a Roca Rey (azul y oro) para confirmar la alternativa a Fernando Adrián (sangre de toro y oro). Impresentable encierro de Victoriano del Río, tanto en juego como en trapío. Con semejante ganado, poco se pudo hacer. Fernando Adrián se ganó esta tarde por ser triunfador de la Copa Chenel, certamen que se celebra con toreros que gozan de pocas oportunidades por los pueblos de Madrid. Roca pegó un arreón en el sexto. Se puso encimista y pegó banderazos por doquier intercalando con desplantes y adornos a los tendidos de sol. De no ser por la espada, Andrés habría salido a hombros por segunda vez. 

El viernes 20 repetían tarde "El Juli" (azul bondí y oro) y Alejandro Talavante (obispo y oro). Confirmó la alternativa el toledano Tomás Rufo (blanco y oro). Llegaba a su presentación venteña como triunfador de Sevilla ya que salió a hombros por la Puerta del Príncipe. Si no me equivoco, desde que tomó la alternativa en septiembre en Valladolid ha salido a hombros todas las veces que ha toreado. Pero ayer no salió a hombros, le sacaron. Un público bullanguero regaló al de Pepino una puerta grande vulgar y baratísima. Templó y toreó con gusto a su primero, pero se pasó al toro no por la M·30, sino por la M-50. Y me da rabia, porque él puede cortar dos o tres orejas en Madrid toreando rotundamente. Los que le vimos de novillero en esta plaza en 2019 o el año pasado en Carabanchel somos conscientes de su dimensión como torero y su gran proyección. En el sexto tiró de desplantes y adornos jaleado por los tendidos de sol exactamente igual que hiciera Roca Rey la tarde anterior. Quitando algún muletazo suelto fue una faena muy insípida. La diferencia es que la espada entró mal, pero entró, y la gente, exaltada, pidió una oreja que fue concedida. Se consumó un esperpento que la espada impidió 24 horas antes. Si esta faena la hace en agosto o septiembre, no sale ni a saludar. 
El Juli, que al igual que Tomás, también venía de Sevilla tras salir a hombros por la Puerta del Príncipe. Demostró por enésima vez que es un privilegiado y sacó todo lo que tenían los semejantes mulos que le tocaron en suerte. Volvió a matar mal. Importante actuación en conjunto de su paso por Madrid. Tala estuvo frío en su primero al que despachó de un bajonazo. Sabe de sobra que Madrid exige y en el quinto sí dio la talla. Se puso de rodillas y el comienzo de faena duró varias tandas. Se la jugó pasándose al animal por los muslos y pegándose un arrimón de más calado que el de Rufo. Perdió la oreja por matar mal. 
Volvió a bordarlo en banderillas Fernando Sánchez. Petardo ganadero. Aburrido encierro que trajo el ganadero Justo Hernández, además de muy mal presentado. Llenazo hasta la bandera en tarde nublada pero muchísimo bochorno. Un día más, dio vergüenza ver el comportamiento del público. 

El sábado 21 se encerró Paco Ureña (salmón y oro) en solitario. Después de ser el triunfador de la última temporada sin pandemia (2019), no están contando con él. A la desesperada, ha pedido esta gesta confiando en remontar su carrera y recuperar el crédito que le llevan negando desde ese año. 
La tarde fue un despropósito en todos los sentidos. Se enfrentó a seis toros de diferentes ganaderías: La Ventana de El Puerto, Domingo Hernández, Adolfo Martín, Juan Pedro Domecq, José Vázquez y Luis Algarra (este fue rechazado por la mañana y remendaron el encierro con un toro de Victoriano del Río). Indecentes. Una vez más la presentación del ganado fue indigna. Y de mal juego. El esperpento vivido en el quinto toro, demostró por enésima vez la decadencia de la plaza madrileña. Los abonados mayores han ido falleciendo, los que quedan están aburridos o cansados y dejan de ir... Consecuencia: ese criterio uniforme de aficionados de toda la vida se ha perdido y ahora reina una opinión diferente cada día. 
Poco importan los toros, eso es secundario, lo importante es beber como cosacos rusos. Una cosa es entrar con una cerveza y otra es llevar bolsa, sacos de hielos, coca-colas y botellas de ron para ponerse ciegos. El público quiere jarana. Quiere triunfalismo. Cayeron cuatro gotas en ese toro y la gente jaleaba cada pase de Ureña como si fuesen goles. Le regalaron la oreja. La última moda en Las Ventas es lanzar almohadillas, sea cuando sea y pase lo que pase. Sin venir a cuento y con el torero y su cuadrilla en el ruedo con el toro de por medio, empezaron a lanzar almohadillas los tendidos tres, cuatro y cinco. De hecho un banderillero recibió un almohadillazo. Y otro energúmeno lanzó una lata de cerveza que acabó en el centro del ruedo. Por eso apoyaré siempre al tendido 7. Siempre. Muchas veces se equivocarán y meterán la pata, pero ese rigor y esa exigencia que demandan (no solo ellos si no también otros sectores de la plaza donde hay grandes aficionados) es la que da importancia a la plaza de Madrid. Esos sinvergüenzas que insultan al Siete cada dos por tres los días de figuras y les recriminan lo que protestan, son los que lanzan almohadillas ya sea en las primeras filas o desde las andanadas. Y luego piden respeto gritando esos lemas tan manidos: "baja tú", o "hay un hombre un jugándose la vida". Las almohadillas de Madrid son gordas y pesadas. Un día ocurrirá una desgracia. Dios no lo quiera. La pena es que poco hay que comentar en lo que a la corrida se refiere. El momento más inspirado de Ureña fueron unas preciosas chicuelinas en el segundo toro rematadas con una larga. 

Llevamos quince días y y todavía quedan dos semanas. El domingo 22 torearon David Fandila "El Fandi" (azul marino y oro), Manuel Escribano (tabaco y oro) para confirmar la alternativa a Leo Valadez (verde manzana y oro). Un encierro de Torrealta que tuvo que ser remendado con dos toros de García Jiménez fue noblón para la muleta y destacó el primer toro por su buen juego en el caballo. Varios toros no tenían la presentación adecuada para una plaza como es la de Madrid. 
Valor de Valadez. El mejicano, a pesar de ser un torero recién doctorado, y con la evidente falta de oficio que tiene un torero nuevo, mostró valor y muchas ganas durante todo el festejo. Quitó por gallosinas en el primero y lopecinas en el sexto. No se dejó nada en el tintero llegando a sufrir un revolcón espeluznante en este toro. Consiguió pegar algún que otro natural de buen trazo y rubricó la faena, posiblemente, con la mejor estocada en lo que llevamos de feria. La oreja que se pidió quizá era muy justa, pero por ese soberbio espadazo, no la protesté. Valadez y su paisano Isaac Fonseca (que precisamente esta misma tarde debutaba en Sevilla y ha salido a hombros tras cortar dos orejas al sexto) han mostrado más ganas y actitud que muchos toreros patrios que también están empezando y que por ello necesitan arrear para ser toreros importantes. Hay que espabilar. Los dos mejicanos han mostrado hambre y ganas de querer llegar lejos. Ahí lo dejo para reflexionar... 
Se juntó a tres matadores banderilleros y el espectáculo fue más bullicioso y espectacular que puro en lo que es en sí el arte de banderillear. Los 18 pares que se vieron fueron más bien vulgarotes. Fandi anduvo simplón y Manuel, actitud y ganas no le faltan, pero no es un torero exquisito. Tras una faena intrascendente, se pegó por su cuenta una vuelta al ruedo que fue protestada. 
El viento condicionó mucho la tarde. Después del esperpento del día anterior, mis amigos y yo mostramos desde la Grada 6 una pancarta que rezaba: MENOS ALCOHOL Y MÁS EDUCACIÓN. 




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