martes, 17 de mayo de 2022

San Isidro (parte I): Faenón de El Juli y la raza de Ginés Marín.

Tras dos años sin feria, volvimos a Las Ventas ilusionados con una nueva edición del ciclo isidril. El primer cartel estuvo compuesto el domingo 8 por Daniel Luque (marino y oro), López Simón (gris marengo y oro) y Álvaro Lorenzo (fucsia y oro). Daniel venía con la vitola de ser uno de los triunfadores de Sevilla y voló con gusto y temple los trastos de torear. Tarde plomiza en la que Álvaro Lorenzo cortó una oreja y recibió un pitonazo de poca gravedad pero que no le impidió continuar la lidia. López Simón debe ponerse las pilas. El día que en la Escuela explicaron que hay que medir las faenas, él faltó, si no, no me lo explico. Trasteo interminable al noblón sexto. Cuando el murmullo aumenta en el ambiente, la gente masca pipas como si no hubiera un mañana y se pone con el móvil a mirar desde "twitter", "Instagram", "WhatsApp" o hasta el "Comunio" es cuando muchos toreros deciden que es un momento fabuloso para alargar faenas que no llevan a nada. Alucinante, pero es real.
 
El lunes 9 se lidió seis utreros de la ganadería aragonesa de Los Maños. La parte negativa fue que Arturo Gilio (celeste y oro) cayó herido de gravedad en su primero. Un encierro que tuvo muchas opciones pero cuando se traen a tres chavales con el poco bagaje que tienen García Pulido (blanco y plata), Carlos Domínguez (negro y oro) y el ya mencionado Gilio, pues poco se puede hacer.

Toros de El Pilar el martes 10 para Javier Cortés (negro y oro), Tomás Campos (grana y oro) y Francisco José Espada (blanco y plata). Oreja de fuste para Javier con un toro muy interesante lidiado en primer lugar: Bastardero. Una buena estocada premió la labor del torero de Getafe. Segunda tarde de Tomás Campos tras la del domingo de Resurrección. Ni templó ni mandó. Tarde para olvidar del extremeño. Por su parte, Espada se pegó el arrimón en el tercero y se puso pesado en el sexto con un largo trasteo. Lo decimos y repetiremos. Es fundamental medir las faenas. Es de primero de Cossío. Cansa y aburre ver a un torero pegar pases, pases, pases, pases, pases, pases y pases sin ton ni son.

El miércoles 11 se agotó el papel con un cartel de postín: Morante de la Puebla (blanco y azabache), El Juli (azul marino y oro) y Pablo Aguado (verde musgo y oro). Casi todo el mundo lo dice: posiblemente la tarde más importante de Julián en el ruedo capitalino. Estuvo inmenso. De no ser por la espada, habría salido el madrileño por segunda vez a hombros en Madrid. Una faena para enseñar en las escuelas taurinas. Aquel toro de La Quinta no valía un duro pero gracias a Dios cayó en las manos de Julián. Poco a poco, fue cociendo un faenón que puso a todos de acuerdo. Las Ventas se entregó a Julián. Chispazos de Morante como algún torero detalle ya fueran con capote o muleta y algo que ya nos está acostumbrando desde la temporada pasada: dirigirse a la plaza desde el hotel en coche de caballos acompañado de su cuadrilla. Pablo Aguado naufragó. Se mostró incapaz con el lote que le tocó.

El jueves 12 volvía Gonzalo Caballero tras sus dos brutales cornadas de 2019. Tarde sin historia. Los toros de El Torero fueron de espectacular estampa. Antonio Ferrera (verde y oro), Daniel Luque (blanco y oro) y Gonzalo (celeste y oro) se estrellaron contra un complicado encierro.

También volvía Talavante tras su parón. Firmó la exclusiva en la que no iba a actuar en cualquier otra plaza española que no fuera Madrid. El viernes 13 toreó con Juan Ortega (corinto y oro) mano a mano un decepcionante encierro de Jandilla. Talavante (azul noche y oro) cortó una oreja muy pobre al tercero de la tarde. Esperado como pocos, tenía Alejandro todo a favor para triunfar. En el quinto, en vez de jugársela y apostar, estuvo apático. Esperábamos mucho más.
Inédito Juan. Su lote no fue un dechado de virtudes pero tampoco quiso ni intentarlo. Mal en Valencia, mal en Sevilla y mal en Madrid. Más que discreto su comienzo de temporada. Decepción. Aún le queda una tarde.

El Domingo 15 torearon Curro Díaz (sangre de toro y oro), Álvaro Lorenzo (gris plomo y oro; sustituía a Emilio de Justo, herido el domingo de Ramos) y Ginés Marín (azul turquesa y oro). Un encierro desigual de hechuras y comportamientos esperaba en los corrales. Un toro fue devuelto y salió un sobrero de José Vázquez. Si hay que destacar algo, sería la hombría de Ginés. Mediada la faena del tercero, Ginés recibió una cornada de dos trayectorias, una de 20 y la otra de 25 cm. Estoico, aguantó en el ruedo sin mirarse, sin venderlo, sin ningún gesto tribunero a la los tendidos... Continuó como si nada hubiera pasado. Finalizada la faena, volvió igual de tranquilo al callejón para darle al mozo de espadas muleta y espada, y tras lavarse se fue por su propio pie a la enfermería. Deseamos a Ginés (y a Arturo Gilio) una rápida recuperación. Bochornosas orejas a dos faenas intrascendentes de Curro y Lorenzo. Madrid está muy barato y ayer lo volvimos a comprobar.

Breves apuntes: en general bien las cuadrillas, salvo alguna lidia catastrófica, estamos viendo buenas bregas y grandes pares de banderillas. En cambio, quitando algún puyazo aislado, está siendo un comienzo de feria muy mediocre en el tercio de varas.

Salvo algún toro destacado como el primero de El Pilar o la novillada de Los Maños, está siendo una feria muy pobre en lo que ha ganado se refiere. Y los toros buenos que se están lidiando, no terminan de ser cuajados por sus respectivos matadores. 

Ya lo ha denunciado la Asociación el Toro de Madrid, y yo me uno a esta protesta tantas veces sea necesario: el vergonzoso estado de la plaza. Goteras, barandillas oxidadas, suciedad, humedades... Recordamos que es un edificio protegido y a punto de cumplir un siglo de historia. ¡BASTA YA!

Orejas baratas, animales inválidos que no son devueltos, cambiar tercios de banderillas sin los palos reglamentarios... Hay que poner orden en el palco de Las Ventas.

Finalizo con un tema que está dando mucho debate: las terrazas que se montan cuando acaba el festejo. Lo que hace un par de años se planteó como un encuentro de jóvenes para hablar de toros y hacer amigos, ha desembocado en ver Las Ventas convertida en una macrodiscoteca, la música rebotando en todo el edificio incluso antes de morir el sexto toro o, como ya se ha dado el caso, con un torero en la enfermería en la mesa de operaciones; borrachos orinando tanto en pasillos o escaleras aumentando la suciedad y dando una imagen demencial y preocupante.


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