viernes, 9 de abril de 2021

Toros en el confinamiento (IV).

 Madrid. Corrida de Beneficencia. Toros de distintas ganaderías para Franciso Rivera " Paquirri " en solitario. 18 de junio de 1980.


Otra de las muchas encerronas que se han realizado en la plaza de Madrid. Este bravo torero andaluz eligió para la tradicional Beneficencia organizada por la Excma Diputación los siguientes toros: Imperdible (Juan Pedro Domecq), Caratuerta (Atanasio Fernández), Gravero (Pablo Romero), Garcito (Samuel Flores), Carricero (D. José Matías Bernardos) y Voluntario (Viuda de Garrido). Como comprobaremos, veremos variedad de encastes y ganaderías... Igual que hoy día. Aquel día vistió de marino y oro.

Ante el primero toreó por unas elegantes verónicas a pies juntos cerrando la serie con la revolera. Quitó por chicuelinas de mano alta cerrando la serie también con la revolera. El toro no era un deje de virtudes y Paco estuvo decoroso. Las tandas de más fuste fueron con la mano diestra. Mató bien y escuchó la primera ovación de la tarde.

El toro de Atanasio fue muy protestado por la afición que lo quería devolver. No ocurrió tal cosa y ante semejante animal, Paquirri abrevió.

Con el PR se puso de rodillas pegando dos largas cambiadas en el tercio. Unas decorosas chicuelinas, unos pares de banderillas que fueron protestados por algunas andanadas (cuando el 7 no existía) y unas tandas breves con ambas manos fueron lo momentos más notables. División de opiniones.

Los mejores momentos llegaron en la segunda parte. El Samuel que hizo cuarto permitió al gaditano crujir Madrid toreando por unas templadísimas verónicas ganado terreno y saliendo hacia los medios. Peleó bien Garcito en el caballo y se animó Paquirri a banderillear. A toro pasado escuchando palmas de tango que se oían desde la andanada del 8. La faena de muleta comenzó con la mano diestra para torear por bajo mediante unos doblones. Varias tandas por ambos pitones fueron ovacionadas pero el momento más álgido llegó con unos derechazos que hicieron vibrar Madrid. Buscaba la colocación y no quedarse fuera de cacho. Se encaró con dicha andanada haciendo al público volverse contra ellos.
A esos derechazos siguieron unos naturales a pies juntos que sí hicieron crujir Las Ventas. Mató de una gran estocada al tercer intento en el centro del anillo y cortó la primera oreja de la tarde. El toro fue premiado con la vuelta al ruedo.

Bajó el festejo a partir de ese buen Garcito, en los dos últimos toros no hubo nada que destacar. Un buen puyazo de Manuel Cid Casimiro al quinto, la buena pelea en el peto del sexto y el gran puyazo que recibió.

Bilbao. Toros de Victorino Martín para Emilio Muñoz, Víctor Mendes y Emilio Oliva. 22 de agosto de 1991.

Interesante cartel que se unió un día gris en tierras vascas. Dos Emilios acompañaron a Víctor para lidiar los toros de la A coronada. Aquella lluviosa tarde trenzaron el paseíllo Emilio Muñoz (marino y oro), el portugués de Vilafranca de Xira, Víctor Mendes (corinto y oro) y Emilio Oliva (rosa y oro). Los toros se llamaron Basilero, Escribiente, Portero, Pobretón, Minerito y Escudero.

El primer toro del trianero (azul marino y oro) propició una correcta pelea en varas. Antes le había recetado el sevillano unas decorosas verónicas. El toro se fue complicando a medida que avanzaba la lidia. El inicio consistió en unos elegantes doblones con la pierna flexionada y la mano en la cintura. El toro empezó a probar, a gazapear y a medir. Se fue a por el acero y concluyó el primer acto. Leves pitos. El cuarto fue aplaudido de salida gracias a su bella estampa. El toro humillaba y cumplió en el caballo. Con las banderillas, el subalterno Gregorio Cruz Vélez estuvo sembrado. En los primeros lances de tanteo el público empezó a protestar. Fue sacando agua de un poco vacío. El toro se quedaba cortísimo y no pasaba más allá de donde acababa el pase. Cimentó las primeras series con la mano diestra y con la izquierda relucieron algunos naturales de muchos quilates. Cerró por bajo y tras  un fallo con la espada, mató a la segunda y escuchó división de opiniones. El toro fue aplaudido en el arrastre.

El portugués lució un bonito corinto y oro. Su primer toro era muy alto de cruz. Bilbao aplaudió a Víctor gracias a unas verónicas ganando terreno y cargando la suerte. Durante el tercio de varas galleó por chicuelinas y ejecutó la suerte de la navarra. Este toro realizó una justa pelea en el caballo.
Se lució el luso en tres pares de banderillas. El trasteo con la muleta fue de poder. El toro por el derecho no quería saber nada y por izquierdo tampoco facilitó la lidia. Faena de constancia y tesón. Ovación al torero y palmas al "victorino" en el arrastre. El quinto superó los 600 kg. También voló con soltura el capote saliendo a los medios para ganar espacio al toro. Otro cumplidor albaserrada en el peto. Este toro cumplió los cánones de aquellos míticos victorinos: se quedaba corto buscando al torero revolviéndose como un tejón tras cada lance. En un momento de la faena, un espectador recriminó al torero que usase la mano izquierda pero, demostrando instantes antes que por ese pitón no había mucho que hacer, satisfizo los deseos de aquel aficionado y el toro arreó. Mató en la suerte contraria y dio una merecida vuelta al ruedo. Palmas al toro en el arrastre.

El chiclanero llegó a esta ciudad luciendo un rosa y oro. Sustituía a Fernando Cámara. También manejó con lucidez la capa ante el tercero pero en una de esas buenas verónicas, el toro le desarmó. Faena de combate al son de los acordes del solemne pasodoble "Agüero". Encastado el victorino, exigió mucho al andaluz y éste respondió gallardamente. El fallo con la espada silenció la labor.
Cuando la tarde llegaba a su fin, El Paleto de Galapagar tenía un as en la manga: Se llamaba Escudero. Este animal que cerró la tarde tuvo casta, emoción, fijeza, prontitud... Su lidiador estuvo a la altura. Las verónicas mas cadenciosas de la tarde las dio Oliva en el centro del platillo. Unas  chicuelinas fueron muy aplaudidas. No perdió el tiempo y se puso directamente a torear en redondo por el pitón derecho. Después llegó lo bueno: unos naturales que fueron muy profundos, puros y templados. No fueron demasiados pero sí los suficientes para poner en pie Bilbao. Se pasó la franela a la mano derecha y el toro acusó el comportamiento de su sangre. Volvió a coger la zurda y dio distancia para no agobiar al animal. Lo toreó a pies juntos, de frente y a cámara lenta... La espada se llevó una justa oreja. Agradeció el cariño de Bilbao dando otra vuelta al ruedo.

Madrid. Toros de distintas ganaderías para Curro Vázquez. 30 de septiembre de 1994.

Se retiraba Manuel Antonio Vázquez Ruano, Curro Vázquez en los carteles. Nacido en Linares (Jaén) en mayo de 1952 y tomó la alternativa en octubre del 69 en Carabanchel. Siempre quedarán en el recuerdo aquel día en Almería, Logroño y por supuesto muchas tardes en Las Ventas: la del toro de Victorino, otro trasteo bajo una intensa lluvia... Un total de dos puertas grandes en Madrid luce su historial: en el 82 y en el 89. De tabaco y oro apareció cuando el presidente ordenó comenzar el paseíllo y así cruz por último vez el ruedo de esa plaza que tanto le quería. Saludó una cerrada ovación al acabar el mismo.

Los toros fueron por este orden: Gavioto de Arauz de Robles (encaste Arauz de Robles), Madroño de Torrealta (Domecq), hubo dos Galleros de Mercedes Pérez Tabernero (Domecq) 3º y 5º, Cantinisto de Los Bayones (Atanasio) y Desertor de João Moura (Murube). 

La tarde fue un compendio de su toreo. Lástima de un desfile de mansos que aguó la ilusión de Curro de irse por última vez a hombros de los madrileños. Con el capote anduvo templado y muy clásico. Con la muleta firmó destellos inmensos de torería: la pureza de sus naturales, la hondura de sus derechazos, los ayudados, los trincherazos... Y poco más. Tras cinco lustros toreando, se despidió Curro. Torero de Madrid.
Saludó en banderillas Faustino Barragán "Gitanillo Rubio" en el tercero de la tarde .

Valencia. Toros de Jandilla para Curro Romero, "Espartaco" y Manuel Caballero. 18 de marzo de 1999.

La generosidad de Valencia es por todos los aficionados conocida. Es una plaza que no tiene el más mínimo reparo en dar orejas por doquier o en indultar toros que no merezcan tal honor. Y así ocurrió aquel 18 de marzo de 1999. Torearon Curro Romero (vainilla y oro), Juan Antonio Ruiz "Espartaco" (botella y oro) y Manuel Caballero (blanco y plata). Saludaron una ovación al romper el paseíllo excepto Curro ya que según él mismo, prefería agradecerla tras una buena faena y no así por así.
Los toros se llamaron Leñador, Hostelero, Mochuelo, Gritador, Herrero y Encubridor. Pertenecían al hierro de Jandilla. Petardo ganadero de D. Borja, flojos y de nulo juego salvo el decente tercero.

Curro mostró su cara más aguerrida, más enrazada. Su primero salió con muchos pies y el Faraón, escaso de facultades supo manejar con gracia su capote para llevar las embestidas de Leñador. En el tercio de varas regaló a los valencianos tres verónicas y una media que fueron de ensueño. De las que amortizan una entrada. En banderillas se lució "Alcalareño". Un toro soso y blando que iba decayendo a medida que avanzaba la lidia. Surgieron chispazos "made un Curro: varios derechazos, unos trincherazos muy toreros... Curro estaba con la misma ilusión que la de un torero que tiene que salir a por todas. Se cruzaba, buscaba siempre estar colocado... Estaba entregado. No mató bien pero aún así cortó una oreja. En el tercero, durante el tercio de quites regaló unas pinceladas más: cuatro y la media. La plaza se puso en pie. En el cuarto, mostró las mismas ganas, pues en el burladero, esperando a que saliese el animal, se le veían esas ganas de comerse el mundo. Incluso cuando salió el Jandilla, Curro se pegó un trotecillo para recibir con el capote a aquel animal. Fue éste un toro absolutamente reservón ( fue duramente castigado en varas), así que hizo lo que cualquier buen torero habría hecho en esta situación: macheteo, pasarlo un par de veces y a matar. Valencia le pitó. ¿Querría ver al camero perder el tiempo sin poder lucirse como hacen todos los matadores hoy día alargando las faenas aún sabiendo que nada se podrá hacer? Incomprensible. Con la espada estuvo mal y le pitaron con razón. Pero las protestas anteriores no tuvieron fundamento.

Dejaré a Juan para el último lugar. No sólo Curro estuvo bien pues Manuel también manejó con temple y suavidad la capa. En sus dos toros meció el capote suavemente. Se animó a quitar al quinto y tras pegar dos bellas chicuelinas, el toro le arrolló haciendo girar su cuerpo trescientos sesenta grados. Se levantó como si nada. En banderillas se lucieron José Antonio Carretero y Juan Pedro Alcantud en el tercero y Gonzalo González en el sexto. Su faena a Mochuelo fue la más decorosa y completa. Enjarretó varias tandas de mano baja templando siempre las embestidas. Este toro iba y venía sin molestar así que lo toreó a placer. Falló con la espada y perdió la oreja. El toro fue aplaudido en el arrastre. Cerró la tarde matando de una buena estocada tras una nula faena a otro blandito animal al que poco pudo hacer.

Aquí llegó el regalo. Espartaco toreó elegantemente por verónicas al segundo y dedicó a Vicente Ruiz "El Soro" un emotivo brindis. Un toro que no se entregó, iba con la cara alta, cabeceaba... lo puso complicado. Juan se mostró firme pero sin recursos lidiadores y aprovechando cualquier decoroso viaje del animal para pegar un muletazo. Abrevió y cortó una ridícula oreja. Al quinto lo bregó con solvencia Espartaco Chico y lo banderilleó con gracia Juan Currín. Otra paupérrima oreja tras una faena larga y aburrida. Se esforzó ante otro toro con poco contenido al que pegó innumerables pases. Mató mal y necesitó varios descabellos. Debió gustar porque le premiaron con la oreja y a hombros salió por la calle Játiva.

Ciudad de Méjico. Toros de Los Ébanos para Rodolfo Rodríguez "El Pana" y Morante de la Puebla. 6 de enero de 2008.

Volvía José Antonio a los ruedos. Tras la encerrona en Madrid en San Isidro y una tarde en Granada, saltó la noticia que afirmaba que el sevillano dejaba en verano de torear. Fue por poco tiempo y ese invierno volvía el de la Puebla a ponerse el chispeante. Lo hizo el día de Reyes como regalo al morantismo.
Aquel día quiso que le acompañara un torero hasta entonces poco conocido por los españoles pero que a partir de ese fecha salió del anonimato debido a su personal y genial concepto de entender, no sólo el toreo, sino también la vida: el irrepetible "El Pana" (QEPD).   De oliva y azabache vistió el azteca y de negro e hilo blanco el torero patrio. Los toros se llamaron Maelito, Canto, Fabiruchis, Miguelito, Consejero y Lumbrerito. Nada que destacar en el juego del ganado.
El festejo comenzó con un paseíllo en el que mejicano en vez de lucir un capote de paseo llevaba una jarapa tradicional de su tierra y convidó a su compañero a un buen habano para cruzar el ruedo. No tenían prisa. Esos andares vagos y reposados de Pana hicieron que el paseíllo durase más de lo habitual.

La tarde de Rodolfo se puede resumir en que nada ocurrió en el primero. El tercero se le fue vivo. Es este torero uno de los que más animales se le han ido en esta plaza. Fue un animal soso y nobletón al que "El Pana" toreó con su estilo único: la fantasía de su capote y con la muleta, unas series de mano bajísima. Unos derechazos casi desmayados. Los tres detallitos que firmó hicieron que la porra del alcohol se pusiera en pie. Rugía el embudo de Insurgentes. Y cayó herido en el quinto. Tras interpretar el "par de Calafia" con las banderillas se dio una vuelta al ruedo por su cuenta. En el último tercio bajaron la musas y toreó arrebatadamente. La plaza estaba absolutamente entregada. Tras varios avisos, el toro le hundió el pitón en la pierna derecha y se lo llevaron a la enfermería.

Si Rodolfo fue la inspiración y la genialidad, Morante fue el poderío y el temple. Ante el segundo nada hizo y cortó una oreja a cada uno de los toros restantes. Al cuarto lo toreó por unas preciosas verónicas y obró un faenón con la muleta. Un toro soso y desrazado al que Morante metió en la canasta. Lo mató de un gran espadazo. Con el sexto fue un trasteo de paciencia y tesón. A base de insistir consiguió sacar varias tandas de muletazos que remataba con un pase de la firma, una trinchera, molinetes, un cambio de mano... o sea, "Made by Morante". Mató de una estocada honda y salió a hombros.

Bilbao. Toros de diferentes ganaderías para Iván Fandiño en solitario. 12 de junio de 2012.

Única tarde en solitario de Iván Fandiño en la plaza de su tierra. Duro examen pues la plaza de Bilbao es uno de los puertos importantes de la temporada por la exigencia de su palco y por la seriedad del toro que allí se lidia. Se conmemoraba el 50º aniversario de aquella plaza. Vistió de azul rey y oro y donó sus honorarios a la Casa de Misericordia. Los sobresalientes fueron Álvaro de la Calle y Víctor Manuel Blázquez. Fue un corrida concurso de ganaderías.

El primer toro se llamó Lumbrero y pertenecía al hierro de La Quinta (encaste Santa Coloma). Un toro muy astifino y bien presentado. Peleó en varas y el torero de Orduña cuajó un primer trasteo basado en la mano derecha. Fue un toro noble y gazapón que requería sitio. Con la mano zurda no se terminó de asentar el espada vasco. Tiró de oficio y técnica para sobreponerse a este animal. Falló con la espada y saludó una ovación. 

Ciclón fue el segundo de la tarde. El toro era una lámina. Precioso aquel toro de Pablo Romero. Interesante también la pelea de esta res en el primer tercio. Fijeza y prontitud en los tres puyazos que recibió. A medida que avanzaba la faena de muleta fue a menos su comportamiento y creciendo en dificultades. Fandiño abrevió y fue silenciado. 

El tercero fue  Minador que pertenecía al hierro de Victorino Martín (encaste Albaserrada). Un toro muy interesante pues aunque nada importante sucedió en los primeros tercios, Iván cogió la muleta y se fue al centro del ruedo para torearlo directamente al natural sin antes probarlo. De no haber fallado con el acero habría cortado una oreja de no ser por el palco. La faena tuvo emoción pues el Victorino humillaba y se iba largo. Los instantes más profundos surgieron con la mano diestra. Por este pitón pegó Iván varias tandas de derechazos de bella factura. Había que estar muy espabilado porque el toro iba aprendiendo. Con la mano izquierda bajó la calidad de la faena y en uno de los compases de la lidia arrolló al torero sin consecuencias. Cerró la obra con unos torerísimos ayudados por bajo. 

Pocosueño fue el que hizo cuarto. Este toro de Torrestrella fue bravo y empujó en el peto. Quitó por chicuelinas nuestro protagonista y empezó la faena de muleta con un pase cambiado desde el centro del anillo. El toro fue a menos, tuvo genio y Fandiño solventó rápidamente para acabar con un animal muy brutote.

Avanzaba la tarde e Iván no presentaba síntomas de cansancio. El quinto se llamó Gladiador y llevaba el hierro de Torrealta (encaste Domecq). Lo recibió con unas verónicas preciosas pero fue devuelto en banderillas. Salió un sobrero de El Cortijillo (encaste Núñez) de nombre Alcachofo. Abanto y huído de salida fue poco a poco el vizcaíno metiéndolo en la canasta. Antes de matar con una gran estocada, consiguió hacerse con el animal en un toreo despacioso con la mano derecha. Solventó sin complicaciones las dificultades que presentó el morlaco y saludó una ovación. 

Cerró la tarde otro toro de la familia Lozano. Si antes era un animal de uno de los hierros de la casa, éste estaba marcado con el hierro de la ganadería titular y del mismo encaste: Alcurrucén. Se llamó Sultanato y era un galán, estaba muy bien presentado. Acometió con pujanza en los cuatro puyazos que recibió. Un toro que optó a un premio que finalmente no se llevó. Volvió a torear Iván con lentitud y profundidad por el pitón derecho pero marró la faena porque no estuvo certero con el acero.  

Pocosueño fue premiado como el más bravo en el caballo y el premio al mejor puyazo quedó desierto. En las cuadrillas destacaron con banderillas Roberto Martín "Jarocho" en el 2º, Vicente Osuna en e 4º y Miguel Martín en el 6º. Con el capote destacó en el 3º el ya mencionado Miguel y fueron ovacionados los picadores Juan José Esquivel en el 4º y Borja Ruiz en el 6º. 

Plasencia (Cáceres). Toros de Hernández Plá y novillos de El Pilar para Emilio de Justo, Julio Parejo y Alejandro Fermín. 4 de agosto de 2014.

Tarde triste porque esa noche se corrían los últimos toros de una ganadería legendaria: Hernández Plá. El reducto santacolomeño perdió un nombre muy notable. Los cuatro toros que lidiaron presentaron un trapío excepcional pero de juego fueron de diferente comportamiento. El cartel, salvo los salmantinos toros de El Pilar, era cien por cien extremeño. El último toro de los HP se llamó Bollero y pesó 550 kg.

Emilio de Justo seguía en su vagar por los pueblos de su tierra esperando un anhelado triunfo que le permitiera entrar en el circuito de las grandes ferias. Cortó una oreja en el primero y dio una vuelta en el cuarto. Este toro se rajó y buscaba las tablas. El de Torrejoncillo no estuvo muy atinado con la espada.

Por su parte, Julio Parejo estuvo digno en el segundo. Fue una faena jaleada pero faltó ajuste y asentamiento en cada pase. Saludó una ovación y arrancó al sexto otra oreja gracias al tesón debido al escaso juego de aquel animal.

El joven Alejandro es un chaval cuya carrera la forjó en la dura tapia de la ganadería de Victorino Martín. Ante el tercer animal, cuajó un trasteo largo y a medida que avanzaba la faena, el público aumentaba la petición de indulto. Fue éste un toro soso y tontorrón que de lo bondadoso que fue, yo lo habría indultado para mandarlo a Calcuta con las Misioneras de la Caridad. Menos mal que el presidente aguantó el chaparrón e ignoró el perdón. Fue premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre. Ante sus paisanos fue este novel ganas e ilusión. Cortó otras dos orejas en el sexto. Este muchacho toreaba su segunda novillada con caballos. La primera, ni más ni menos, fue en Madrid unas semanas antes.

Alberto Cruz y  Felipe Peña (cuadrilla de Emilio) junto a Domingo Siro (cuadrilla de Fermín), brillaron en banderillas. El picador José Antonio Escobar, de la cuadrilla de Julio, fue derribado y sufrió una cornada de dos trayectorias.




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