domingo, 2 de febrero de 2020

Un rato con Jorge Isiegas.

Hoy os presento a un aragonés de nacimiento y madrileño de adopción, Jorge Isiegas (Zaragoza, 17/3/1995). Si hace poco pude hablar con un torero recién retirado como es El Cid, ahora lo hago con otro que acaba de tomar la alternativa y este invierno se prepara para su primera temporada como matador de toros. Repasaré su trayectoria para que le conozcáis un poco más.


Pregunta. Fuiste alumno de la Escuela de Tauromaquia de Madrid, Marcial Lalanda. ¿Qué recuerdos tienes?
Respuesta. Fueron unos años muy bonitos porque fue una de las etapas más felices de mi vida en todos los aspectos. Porque era un niño y dicen que para ser torero hay que perder la juventud, y eso no lo comparto porque los cuatro o cinco años que pasé allí hice grandes amigos. De novillero con caballos me costó arrancar un poco más, porque era un niño y no era consciente de esa importancia y de ese sacrificio. Gestionaron muy bien mi aprendizaje y mi preparación en clases prácticas y novilladas en las que conseguí triunfos importantes. Además lo compaginaba con mis estudios y el equipo de fútbol del colegio. Y como lo que más me gustaban eran los toros y a mis amigos también pues fue una etapa preciosa.

P. En 2012 fuiste declarado novillero triunfador de la escuela. En 2014 quedaste segundo clasificado en el Zapato de Plata de Arnedo. Fuiste finalista del Bolsín de Ciudad Rodrigo (Salamanca) y del Alfarero de Plata en Villaseca de la Sagra.
R. Tuve triunfos muy importantes durante esta etapa sin caballos y en la Escuela pude destacar muy pronto. Tenía facilidad, llegué a indultar un novillo en la final de las escuelas taurinas. En resumen, fue una etapa muy bien aprovechada hasta que di el salto con caballos. Eso fue otro cantar.


P. Das el salto al escalafón con caballos en Becerril de la Sierra (Madrid) ante una grande y complicada novillada de El Retamar. En 2017 te presentas el 22 de julio en Madrid y cortas una oreja y el 12 agosto vuelves a torear en este mismo ruedo. En Madrid toreas en abril del año siguiente con Carlos Ochoa y Ángel Téllez (íntegro de alumnos de Marcial Lalanda). En mayo y antes de San Isidro toreas la de Castillejo de Huebra y en 2019 toreas en septiembre una interesante novillada de Los Maños. ¿Qué balance haces de tu paso por Madrid? En Villaseca de la Sagra toreaste la de La Quinta en 2018 y la de Cebada en 2019 dando mucho que hablar. ¿Se tradujo en contratos? Hazme un resumen de esta etapa.
R. Al principio me costó abrirme camino. Empecé toreando novilladas por los pueblos serranos de Madrid, creo que di la cara y me repetían en las ferias pero al fin y al cabo sólo toreaba una o dos novilladas en septiembre. Era muy difícil coger oficio, poso, técnica... con tan pocos contratos. Lo recuerdo con dureza porque entrenaba todo el año si nada en el horizonte, hasta que surgían esos dos o tres festejos en septiembre, y no me volvían a llamar. Aprendí y me curtí mucho. Poco después me presente en mi tierra y en Zaragoza rocé la puerta grande. Aquel día me cambió la vida porque me apoderó Ignacio Zorita (QEPD) y gracias a él actué en Valencia, Madrid, Nîmes... en las cuales obtuve triunfos y en las nocturnas de Las Ventas con mi compañero Pablo Atienza fuimos finalistas. Ahí me abrí camino y me di a conocer. Por varias circunstancias al no mantener ese nivel me quedé fuera de San Isidro entre otros sitios y volví a torear poco. Al año siguiente no toreé hasta septiembre que me llamaron de diferentes ferias de novilleros. Triunfé en Azuqueca de Henares (Guadalajara), Casarrubios del Monte y Villaseca de la Sagra (Toledo), Valdetorres del Jarama (Madrid)... Pero aunque toreaba poco, seguía en boca de los aficionados que me hacía crecer en mi persona y en mi toreo por lo que no perdía la ilusión.


P. Otra plaza importante para ti es la de tu tierra. En Zaragoza has cortado tres orejas en tres tardes.
Llegas a la alternativa con 45 novilladas en cuatro años. Un buen número, ¿no? ¿Cómo has vivido tu etapa de novillero?
R. Sí, totalmente. La situación de las novilladas es muy difícil. Ir por derecho para que no cueste dinero, para pagar luego a tu gente... me lo inculcó mi entorno que tenía que ser así y bueno, pues a veces costaba. Es un número engañoso, ya que solía torear después del verano, por lo que había ocho o nueve meses en los que sólo entrenaba. Estoy contento por haber sumado esas 45 novilladas en estos tiempos que corren aunque si hago balance salen a siete u ocho festejos por temporada. El primer año sólo toreé una y al siguiente tres, o sea que ha habido unos años en los que me quedaba satisfecho y otros en los que no toreé nada.


P. En esta última feria de El Pilar, tomaste la alternativa con "El Juli" y Paco Ureña. Un buen cartel para empezar tu andadura en el escalafón definitivo. ¿Qué te dijo Julián en la ceremonia?
R. Sabía que de novillero había luchado mucho y le hacía ilusión darme la alternativa. En el segundo toro cuando le devolví los trastos, me dijo que le había sorprendido mucho porque nunca me había visto torear y que si seguía en ese camino podía tener cierto futuro en la profesión.

P. Variedad de encastes.
R. De novillero toreé todos los encastes. En Madrid actué cinco tardes y cada tarde ante una sangre diferente. No soy partidario de decir encastes minoritarios porque hay todo tipo de encastes en los que hay ganaderías que están en un buen momento y yo estaba encantado de anunciarme con esas ganaderías. Por ejemplo con Cebada Gago y La Quinta triunfé en Villaseca de la Sagra. He podido triunfar con los santacolomas de Los Maños en Zaragoza. Y en Madrid, Un Murube de Castillejo de Huebra en que de no haberlo pinchado habría triunfado. Otra novillada de Ana Romero que es sangre Santa Coloma, otra oreja que corté a un Atanasio de Couto de Fornilhos y pinché a un novillo de Guadajira que eso procede del Marqués de Domecq al que le podía haber cortado la oreja el día de mi presentación. En resumen, de todos los encastes ha habido buenos y malos novillos con los que he podido triunfar o me han hecho pasar un mal rato.


P.¿Cómo es un día de festejo? ¿Qué costumbres tienes?
R. Me gusta estar con la cuadrilla. Viajamos juntos y a la hora de comer igual. Suelo almorzar ligero. Lo intento llevar con normalidad. Procuro quedarme en el hotel, hacer un poco de deporte, estar tranquilo y sobre todo con ellos porque son los que hacen que esos ratos sean más amenos.

P. Eres otro de los ejemplos de jóvenes matadores que están estudiando en la universidad. Cursas 4º de Administración y Dirección de Empresas. ¿Cómo lo llevas?
R. Lo tengo casi rematado. No es fácil acabar de entrenar y cambiarse rápido para estudiar y viceversa: desde las ocho de la mañana que salgo hasta las diez que llego a casa no paro de entrenar y de estudiar. Eso es lo que hace que me sienta ocupado.

P. ¿Es difícil compaginar libros y muletas?
R. Un poco, ya que la mente hace que sólo piense en el toro. Incluso cuando estudio pienso en toros. No entreno veinticuatro horas al día porque no sería bueno, pero sí pienso veinticuatro horas en toros. Eso es lo que ha llevado a que esos momentos en los que toreaba menos, como tenía la mente puesta en mi profesión me costaba porque me era más difícil concentrarme.

P. ¿Cómo fue la reacción de tus compañeros de clase en El Recuerdo? ¿has recibido apoyo o indiferencia?
R. En el colegio me apoyaban a muerte y venían a verme torear porque me conocen desde pequeño. Me veían banderillear con lápices y mientras ellos jugaban al fútbol, yo pegaba muletazos. En cambio, en la universidad al ser ya novillero con caballos ya era más maduro, eran compañeros nuevos porque al arrastrar asignaturas no entablaba mucha amistad con esos compañeros y tampoco decía que era torero. En alguna ocasión por fotos o noticias algunos sabían que lo era pero no se hablaba mucho del tema. Cuando terminaban las clases me iba rápidamente a entrenar, por lo que no he vivido ese tiempo de vida universitaria.



Preguntas rápidas.

P. ¿Una película?
R. Nuevo en esta plaza.

P. ¿Un libro?
R. Joselito el verdadero.

P. ¿Un referente?
R. Paco Ureña.

P. ¿Un equipo?
R. Real Zaragoza.

P. ¿Una afición fuera de los toros?
R. El pádel.

P. ¿Un viaje que te gustaría hacer?
R. Roma.

P. ¿Manías, costumbres, supersticiones?
R. Los gatos negros. Es lo único que me saca de quicio. De hecho, en un hotel vi que en el aparcamiento había varios gatos y pedí al mozo de espadas que antes de salir yo de la habitación, bajase él primero para asustarlos.

P. ¿Te gusta que haya gente en la habitación o sólo los imprescindibles?
R. Mi familia no se mete en nada, van a los toros por su cuenta, mis amigos igual así que siempre suelo estar con mi cuadrilla. No me importaría que hubiese gente porque se hace más ameno todo, soy alguien que no tiene muchas visitas antes de torear.

P. ¿Con qué suerte del toreo te sientes más a gusto?
R. El toreo al natural.


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Fotos: Las Ventas, Víctor Luengo y Ángel de Castro.

Twitter : @jisiegas
Instagram: @jisiegas


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