Aún así, no me disgusta que una marca de prestigio como es Michelín enarbole su icono en la primera plaza del mundo. También hay quien piensa que habría sido mejor poner el muñeco en la explanada o en otro lugar que "atentara" lo menos posible para no profanar dicha plaza. ¿Dónde queda esa línea que separa la "profanación" de una publicidad? ¿Cuántas veces nos hemos quejado de que el toreo es algo que sobrevive al dinero que genera la taquilla y lo difícil que es buscar ayuda de empresas privadas que beneficiarían a muchos pueblos modestos a sacar sus ferias adelante? ¿Cuántas veces se han intentado hacer proyectos y al solicitar ayuda de dichas instituciones, éstas no han querido colaborar por la imagen que pueden dar a sus clientes? Es hablar de toros y mucha gente muestra indiferencia o rechazo. Cada vez que ha habido algún ataque de cualquier forma al toreo por parte de una empresa, los aficionados hemos protestado contra dicha institución por retirar dichas colaboraciones. ¿Es por vergüenza? ¿Es porque puede bajar la popularidad de la empresa? ¿Es porque pueden perder clientes? En vez de agradecer el apoyo que muestra una marca a nivel mundial para con el toreo, nos ponemos a criticar. No debemos tirar piedras en nuestro propio tejado y más en los tiempos que corren. De buen nacido es ser agradecido.
Merci Michelin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario