Estos últimos años a raíz del auge de las diferentes redes sociales, en especial dos han sido las que han tenido un tirón muy notable entre la gente más joven: "Tik Tok" e "Instagram". Gracias a ellas han surgido los "creadores de contenido" o como indica su correspondiente anglicismo: "influencers". Es decir, gente que genera ingresos gracias a sus publicaciones tratando de diversos temas, ya sean aquellos que puedan generar interés en la sociedad o sobre las más absolutas banalidades (la gran mayoría) para que éstas influyan, valga la redundancia, en la opinión pública. Muchos de ellos llegan a vivir íntegramente de lo que publican en sus cuentas, ya que las diferentes marcas negocian con ellos poder publicitar sus productos. Un negociazo si la jugada sale bien. Pero claro, uno debe estar dispuesto a pagar ese altísimo precio de estar ligado a una o varias marcas y ser su altavoz en Tik Tok, o cualquier otra y contar tu vida desde que te levantas hasta que te acuestas los 7 días de la semana y los 365 días del año.
¿Y a qué viene hablar de redes sociales? Pues que muchos aficionados nos hemos hartado de ver "influencers" invitados por toreros o empresarios dejándose ver en los callejones de las plazas de toros. Sobre todo en las plazas principales y más en Madrid donde en los carteles más redondos las caras conocidas de la sociedad hacen acto de presencia. O las pocas que se atreven, porque muy atrás quedan esos maravillosos años 90 en los que por el palco de invitados de Canal Plus desfilaba la flor y la nata del diverso famoseo de la época. Hemos convertido un callejón en un palco VIP. Aunque surja la discusión si un callejón debe o tiene que hacer las veces de lugar prominente para famosos yo sigo considerando que no. Un callejón es para quién de una manera u otra esté relacionado con el devenir de la tarde. Por eso ya hay burladeros para la prensa, para los apoderados, para los delegados de la autoridad etc. No hay burladero para los futbolistas, "instagramers", etc. Hablando de fútbol, matizo un detalle que es fundamental. Cuando Alejandro Talavante o Gonzalo Caballero invitan a sus amigos futbolistas, yo no les exijo que se muestren, pues esa no es su función. A los otros sí, si un "influencer" va a un sitio, tendrá que contarlo a los cuatro vientos pues a eso se dedican. Que este artículo también sirva de mensaje a todos ellos. A Tomás Páramo, a Pablo Castellano y demás "influencers" me dirijo de tú a tú: ¿Te gustan los toros? ¿Sabéis que un torero llamado Víctor Barrio opinaba que más que defenderla, la tauromaquia hay que enseñarla? Si no queréis que se sepa que vais a los toros, no os mostréis, no aceptéis ir a callejón o a barrera a la vista de todas las miradas. Pagad una entrada y mezclaos entre la multitud. Sentaos con abuelillos que os explicarán con todo lujo de detalle el transcurrir de una tarde de toros. Os contarán anécdotas de tantos años yendo a las plazas y puede que hasta os den de merendar rosquillas, embutidos y cualquier otro manjar de nuestra maravillosa gastronomía. Dijo en no pocas ocasiones San Juan Pablo II: ¡No tengáis miedo! No tiene sentido que contéis vuestra vida en verso a toda la humanidad y el día que vais a la plaza, os "olvidéis" de vuestras redes sociales durante dos horas y cuarto.
Si os invitan a callejón (pues intuyo que el empresario, consciente de vuestra dedicación, contará con que lo difundáis en internet), qué menos que publicitarlo, qué menos que explicar que ayer en Las Ventas hubo guerra civil. Que vuestro amigo Andrés Roca Rey (recientemente ha sido premiado el documental que él mismo protagoniza con la Concha de Oro, para el que no lo sepa) desata pasiones allá donde va, que es el primero en agotar las entradas, que sufrió dos cornadas de 15 centímetros cada una pero siguió con hombría y vergüenza torera delante de un animal de media tonelada de peso y dos pitones terroríficos. Contad la dureza de esta profesión, contad el valor que hay que tener para pasarse a un toro por la espalda mientras le citas en largo de rodillas. Contad el fervor con el que unos partidarios defienden a su torero.
Haced caso a Víctor Barrio porque si os gusta la tauromaquia, enseñadla y difundidla. De lo contrario, idos a una andanada o quedaos en casa. Porque si no, no servirá de nada. Vosotros sois un altavoz para miles de personas. No hagáis que toros e "influencers" sean una dudosa combinación.