Feliz Navidad.
"La historia del toreo está ligada a la de España, tanto que, sin conocer la primera, resultará imposible comprender la segunda". José Ortega y Gasset.
domingo, 25 de diciembre de 2022
domingo, 4 de diciembre de 2022
¿Lo sabes?
A. Barcelona, 25 de mayo de 1953
B. Alicante, 24 de junio de 1955
C. Sevilla, 23 de abril de 1958
2. El Campeño fue un banderillero que cayó mortalmente herido en Madrid en 1988. ¿En qué cuadrilla actuó esa tarde?
A. Emilio Muñoz.
B. Curro Vázquez.
C. José Miguel Arroyo "Joselito".
3. ¿Cuál de estas ganaderías no es de encaste Santa Coloma?
A. Adolfo Rodríguez Montesinos.
B: Víctor Huertas.
C. Bernardino Piriz.
4. ¿Dónde se celebran las peligrosas corralejas?
A. Ecuador.
B. Colombia.
C. Venezuela.
5. En 1968 Diego Puerta cuajó en Sevilla a Gallineto una faena histórica y le cortó el rabo. ¿ A qué ganadería pertenecía ese toro?
A. Marqués de Domecq.
B. Murube.
C. Atanasio Fernández.
6. El pase del fusil es una suerte que se realiza con...
A. Capote.
B. Muleta.
7. ¿A qué rejoneador perteneció el mítico caballo Opus 72?
A. Ángel Peralta.
B. Simão da Veiga.
8. ¿A qué rejoneador pertenece la finca El Hondillo?
A. Leonardo Hernández.
B. Sergio Galán.
C. Andy Cartagena.
9 ¿A qué famoso toro picó "El Rubio de Salamanca" en Las Ventas?
lunes, 14 de noviembre de 2022
Master and Commander.
No tenía ni idea de lo que me iba a encontrar una noche invernal de 2003 cuando entré en un cine de Madrid porque estrenaban Master and Commander.
No tenía ni idea de quién era Jack Aubrey. Ni Stephen Maturin. Ni William Blakeney. Solo sabía que era la historia de una fragata británica. Desde el primer momento que empecé a oír el crujir de los cabos y las velas azotados por el viento y del casco rompiendo las olas, vi que iba a ser una película diferente.
Al alba de un día de abril de 1805 y frente a la costa brasileña, unos tañidos de campana rompen el silencio indicando que toca cambio de guardia. De repente, entre la bruma y cual aparición fantasma, un buque francés rompe la paz y ataca la fragata. La derrota es contundente. Es un enemigo infinitamente superior. Ponen nuestros amigos pies en polvorosa para huir de los franceses. Contar con el barlovento no es lo mismo que contar con la ayuda de los dioses. Aquí no mandan las supersticiones: el que tiene el control del viento, tiene el control del combate.
- ¡A los hombres hay que gobernarlos! - Sin respeto, la disciplina salta por la borda. Master and Commander es la vida misma. En un barco no hay lugar alguno para los rebeldes. A los que se pasan de la raya se les castiga para ejemplo del resto.
¡Pite a zafarrancho! En el día del Saludo beben vino en vez de grog. Juegan al cricket. Capturan iguanas y buscan pájaros no voladores. Tocan música. Las piezas barrocas de Corelli, Bach y Luigi Boccherini suenan para deleite del espectador. Luchan contra los franceses. Operan a los heridos en combate. Salvan el barco de hundirse en una tormenta. Rezan por el compañero caído.
La música nocturna de las calles de Madrid no deja de resonar en mis oídos. ¡Arriar en banda! Se aprende que sin ruedas, un cañón nunca podrá recargar pero ganará elevación; que es fundamental echar arena alrededor de la mesa de operaciones durante una intervención quirúrgica para no resbalarse con la sangre del paciente y que un fásmido en un insecto que adopta la apariencia de una rama para escapar de sus depredadores.
A pesar de todo, los que hemos visto Master and Commander desearíamos navegar en la Surprise y poder luchar con Jack en las costas del Brasil, en las Galápagos o en el fin del mundo si hace falta; descubrir la naturaleza con Maturin, aprender el oficio de soldado junto a los jóvenes guardiamarinas, cenar en la cámara de oficiales para cantar viejas canciones marineras recordando anécdotas de aventuras y batallas y por supuesto brindar por que nunca las esposas conozcan a las amadas.
¿Llegará a ser el señor Blakeney un gran marino y científico?¿Será Tom un gran capitán como Jack? No me cabe la menor duda.
Nunca querré ver una guillotina en Picadilly. Ni cantar la Marsellesa, ni llamar rey a Napoleón. Un barco es un hogar. Y la Surprise, aún al otro lado del mundo, no sólo es el hogar de unos soldados enrolados para una misión casi suicida. Es el hogar de todos aquellos que desearíamos alguna vez navegar en sus sollados, en el alcázar o en la cofa del vigía. Ese barco es, ni más ni menos, Inglaterra.
Master and Commander es una oda al mar, al patriotismo, a la valentía y a la amistad.
Han pasado diecinueve años.
jueves, 20 de octubre de 2022
Cinco lustros absolutamente irrepetibles.
Nació nuestro protagonista el 2 de octubre de 1979 a orillas del río Guadalquivir en un pueblo a las afueras de Sevilla: La Puebla del Río. Con su primo Juan Carlos y sus amigos jugaba al fútbol, al escondite, al toro y a otros tantos juegos que cayeron en el olvido por culpa de tanta maquinita y otras modernas tecnologías. La niñez de Morante se limitaba a la calle Cervantes donde vivía y a las calles adyacentes. Durante su infancia, Morante solo tenía un sueño: ser torero. Por fin llegó el día en el que pudo ponerse delante de una becerrita. En la Vuelta del Cojo tentaba Manolo Vázquez, así que Rafael Morante se llevó al niño a lo de Pérez de la Concha y con apenas seis años consiguió dar un par de lances a la vaca. Sufrió un revolcón pero José Antonio estaba feliz, algo grande había ocurrido. A partir de ahí empezó a pulular por los tentaderos de los que se enteraba y recorría esa comarca marismeña buscando becerras que torear. Y por fin, con diez años, toreó en público en su pueblo en una fiesta que organizaron su padre y unos amigos. Un par de años más tarde, José Luis Peralta fue enseñando a José Antonio los misterios del toreo. Acabó encontrando a su primer mentor: Bizcocho. Era un taurino que se dedicaba a ayudar a los torerillos de La Puebla y localidades cercanas en sus primeras etapas así que ayudó a que nuestro protagonista lanzase su prometedora carrera. No fue Bizcocho un apoderado como tal ya que no hacía las funciones propias pero se las arregló y consiguió, un poco más tarde, que Leonardo, padre de Emilio Muñoz apoderase al joven sevillano.
Pero por la cabeza de Morante rondaban mil cuestiones. Y también una enfermedad psíquica. Tras fallar estrepitosamente el Domingo de Resurrección de 2004 en la capital de España, Morante cortó su temporada y fue a tratarse a Estados Unidos. Reapareció una temporada después para seguir haciendo el toreo más bello: Espartinas, Jerez de la Frontera, Valencia, Málaga, San Sebastián, Salamanca, Granada, Huelva, Sanlúcar de Barrameda, Almería, Palencia, Valladolid, Barcelona, Bayona, Santander...
A finales de 2006 surgió un bombazo que nadie se esperaba: José Antonio sería apoderado por el irrepetible diestro jerezano Rafael de Paula. En junio de 2007 volvió a retirarse no sin antes dejar obras como las de Jerez de la Frontera, las dos orejas en Sevilla, la Beneficencia en Madrid y en Granada por el Corpus con los toros de Gavira. Como regalo a los morantistas, volvió el día de Reyes de 2008 en la capital azteca, y toreando con "El Pana" demostró que estaba en plena forma. Entre sus hitos fue una oreja que cortó bajo el diluvio a un toro de Victoriano del Río en San Isidro y dos buenas faenas en Bilbao y San Sebastián, y entre sus fracasos mencionaré el petardo que pegó en solitario en Zaragoza. En 2009 mató Victorinos en Sevilla con "El Cid" y cuajó a Señorito, de Juan Pedro Domecq; en Madrid dejó una tarde para la historia: el toreo con el capote a otro toro de Juan Pedro Domecq. Absolutamente inolvidable.
Banderillas: Morante tiene el aroma de los clásicos banderilleros. No es un torero al uso deportivo y explosivo. Lo suyo es la torería. Cita en corto, se deja ver y poco a poco arranca la carrera cuarteando hacia el animal. Clava en la cara y sale de la suerte con toda la gallardía posible. Un ejemplo, la goyesca de Jerez en 2003 con las antiguas banderillas de bullón, la Beneficencia de Madrid en 2007 o Valladolid en 2021.
Muleta: Si el repertorio de capote es inmenso, con la muleta no se queda atrás. Sus inicios de faena son una delicia. Si el toro exige suavidad y temple, Morante inicia por unos ayudados por alto y remata con el kirikikí. Si el toro tiene poder y fuerza, Morante se dobla con él por bajo. Si el animal tiene clase y recorrido, Morante improvisa una fantasía enorme de lances como por ejemplo el pase de la firma, hace un molinete, o pega un pase cambiado como en Madrid en la reciente feria de Otoño. O recuerda a Pepe Luis y su famoso Cartucho de pescado. Los naturales tienen la gracia del toreo sevillano. Tanto a pies juntos como cerrados, ya sea con la ayuda o no de la espada, Morante obra el mejor toreo. Los cierres también son sorprendentes: remates, cambios de mano, giraldillas, serpentinas, trincherazos, trincherillas, abaniqueos... Y cuando llega el toro exigente, Morante se faja con él y le puede. Ya sea en una faena de poder o espantar las moscas a un toro manso, brilla la torería en sus faenas.
Espada: Morante procura ejecutar la suerte con pureza y pulcritud. Se perfila y va detrás de la espada. No pega saltos ni hace ademanes raros. No es un estoqueador contundente, y muchas veces, la espada le ha dado disgustos ya fueran tras faenas absolutamente insulsas o de cante grande. Pero cuando mata, mata de verdad.
jueves, 13 de octubre de 2022
Un suspenso general y un triunfalista fin de temporada.
En la víspera de la Virgen de El Pilar se celebró la tradicional final del certamen "Camino hacia Las Ventas" que este año cumple su décima edición. El martes 11 se lidio una gran novillada de Lorenzo Rodríguez Espioja, de Ledesma (Salamanca) para Pepe Luis Cirugeda (botella y oro, Escuela de Navas del Rey), Alejandro Chicharro (blanco y oro, escuela de Colmenar Viejo) y Joel Ramírez (marino y oro, escuela de Tauromaquia de Madrid).
La gran noticia fue la cantidad de gente que asistió. Trece mil personas según la empresa. ¡Más de media plaza! A punto estaba de salir el primer eral y aún seguían entrando espectadores por las bocanas de los tendidos altos de sombra como si de una tarde de figuras se tratare. Y mucha gente joven, muchísima. A la vista está que se dejó de hacer el festejo en horario matinal y se quitó a un novillero con caballos que aumentaba el festejo en dos animales más y salió bien. Era infumable tragarse ocho toros una mañana, salir pitando a comer y volver corriendo a la plaza para asistir al festejo vespertino con el café y el postre aún en el gaznate.
Me aburrieron los muchachos. Mecánicos, iguales, sin personalidad... Mismos quites, mismas formas, mismos inicios. Cortados por el mismo patrón. El que se llevó el premio, porque decir triunfador no sería justo, fue Cirugeda. Dio una vuelta en el primero y cortó una oreja al cuarto. Por mí, el trofeo habría quedado desierto. Me acuerdo del buen toreo de David González en la primera edición, de las puertas grandes de Carlos Ochoa en 2015, de Francisco de Manuel en 2016 y de Álvaro Burdiel en 2019, de la raza y actitud de Isaac Fonseca un año antes... Todos ellos dejaron un gran sabor de boca con lo que salió por toriles pero este martes es que no hubo por dónde cogerlo. Una novillada enclasada y que dio enormes opciones de triunfo, pero no fue aprovechada por tres chicos que a medida que toreaban, parecía cada uno un calco del anterior. Son chavales que empiezan, por lo tanto no hay que tener la misma exigencia que con un veterano matador, pero me consta que algunos de ellos ya llevan tiempo toreando por los pueblos y cogiendo experiencia. Por lo tanto un toque de atención sí hay que darles. Así se las ponían a Felipe II. Y así se las pusieron a tres novilleros que torearon ante la cátedra madrileña y suspendieron un examen ante una novillada que garantizó una matrícula de honor.
Fueron muy aplaudidos los buenos pares de Raúl Ruiz al segundo.
Se acabó la temporada. El miércoles 12 fue el único día que se abarrotó la plaza. Ni los sevillanos el viernes ni Morante el sábado consiguieron vender todo el papel. Madrid se llenó para ver al torero del momento: Andrés Roca Rey. La terna la completaron Alejandro Talavante y Francisco de Manuel. Los toros lucieron hierro y cintas de Victoriano del Río. En segundo lugar tuvieron que salir hasta dos sobreros del mismo hierro y la corrida en conjunto fue noble y boyante.
La última vez que Madrid vio salir a dos matadores de toros juntos fue en 2016, en aquella Beneficencia José María Manzanares y Alberto López Simón salieron tras cortar dos orejas cada uno. Este día del Pilar Andrés y Francisco cortaron dos y tres orejas respectivamente. La plaza volvió a ser un manicomio. Roca cortó dos orejas al segundo. Fue una faena en la que el peruano tiró de su habitual repertorio. Los habituales inicios cambiados por la espalda citando de lejos al animal, unos derechazos muy profundos y unos naturales que no fueron redondos del todo. El peruano consiguió sacar todo lo que tenía aquel "victoriano" y cerró la faena con unas desiguales bernadinas. La faena fue buena pero no como para tal premio. Así un manicomio enloquecido pidió una exagerada segunda oreja haciendo de ella el salvoconducto para abrir la puerta grande, así pues tras las de 2016 y 2019, Andrés salió a hombros de Madrid por tercera vez. Ante un vulgarote sexto, RR fue silenciado.Talavante cerró pésimamente su temporada más gris. Salió derrotado de Las Ventas. Apático y desganado, se dejó vivo al cuarto toro. Año absolutamente en blanco del extremeño.
Los toreros vistieron respectivamente de burdeos y oro, corinto y oro y blanco y oro. Entre los de plata destacó Miguelín Murillo banderilleando al primero y en el sexto la lidia de Juan Carlos Rey y un par de Fernando Sánchez.
(Fotos: Ana Escribano y Andrew Moore )
miércoles, 12 de octubre de 2022
Un toro de bandera y la clase de Uceda Leal.
jueves, 6 de octubre de 2022
Cantinillo honró al encaste Atanasio.
Su tarde más rotunda y es la que hoy nos ocupa fue su primera salida a hombros como matador de toros. Ha llovido, ya que nos vamos a remontar al año 2007. En una fresca tarde otoñal toreó con Miguel Abellán y Miguel Ángel Perera ante un encierro de El Puerto de San Lorenzo.
Hablar de esta ganadería salmantina es hablar de un hierro que es clásico en Las Ventas. Su antigüedad data de abril de 1982. Suele lidiar varios encierros en esta plaza durante una misma temporada y los aficionados más avezados recordarán toros muy importantes. El que hoy quiero desempolvar se llamó Cantinillo.
Cantinillo fue un toro hondo, con mucha caja y muy serio, como es habitual en el encaste Atanasio-Lisardo. Salió en quinto lugar y en los primeros instantes de la lidia acusó las características de esta sangre. Huido y difícil, no se dejó torear con el capote. Los primeros lances de tanteo demostraron los primeros esbozos de la gran clase que atesoraba Cantinillo, pero claro, se requería un torero capaz de conseguir que el animal sacase esas virtudes. Ahí estaba Juan Bautista preparado para tal desafío. Y en los medios del platillo, este torero de Arlés toreó a la verónica y a cada pase el animal metía humillaba y buscaba con tesón los vuelos de la capa. Durante los primeros tercios no ocurrió nada reseñable.
Pero la cosa cambió en el último tercio, vaya si cambió. Una vez que JB cogió muleta y espada, el toro lució su extraordinario comportamiento. Fue a más desde el primer muletazo. Pronto y repetidor, hizo que el francés emocionara a Madrid con su toreo. Lo citaba de largo y cual Talgo, el toro salmantino acudía a las telas del matador. Éste, encajado y asentado en la arena, crujió Madrid con varias tandas por cada pitón. Una de esas tandas con la mano izquierda fue soberbia. Madrid estaba en pie. Aquel animal no se cansaba de embestir. Cada serie de muletazos era rematada con diferentes suertes que el francés realizaba con muchísima personalidad: los pases de trinchera, el desdén, el de la firma... Fue un trasteo breve, muy intenso y lleno de torería. Juan estuvo a la altura de tan gran toro. Templaba y mandaba sometiendo al animal con los vuelos de su muleta.
Lo cuajó, como se dice en el argot. Quedaba el cierre, o sea, rubricar, completar la obra. Si José María Manzanares está catalogado como un soberbio estoqueador y un especialista en la suerte de recibir, Juan era otro cañón con la espada. Sus estocadas eran certeras. Y también era otro matador que la suerte de recibir la realizaba con una sensacional efectividad. Y así cerró el trasteo. Dejó la espada en lo alto y la hundió hasta la roja empuñadura. En cuanto el toro dobló, veinticuatro mil almas flamearon sus pañuelos. La dos orejas fueron rotundas. Por segunda vez en la historia de Las Ventas, un francés cruzó a hombros ese umbral mudéjar tras la que consiguió su paisano Sebastián Castella ese mismo año en el mes de mayo. Y no sólo fue premiado JB. Cantinillo fue despedido con una fortísima ovación mientras era arrastrado por las mulillas. Un toro para el recuerdo junto un bravo francés que supo lidiar con la casta de aquel Lisardo y rellenaron juntos otra página de oro en la historia de Las Ventas.
(Fotos: Juan Pelegrín)
lunes, 26 de septiembre de 2022
Un faenón de Fernando Robleño, las ganas de Luis Gerpe y el capote de Gómez del Pilar.
El domingo 4 en Las Ventas se celebró la novillada concurso de ganaderías. El orden fue el siguiente: Los Bayones, Alejandro Vázquez, Montealto, Toros de Brazuelas, Quintas y Pablo Mayoral para Rubén Fernández, Alejandro Adame y Fernando Plaza.
Tarde aburrida y descafeinada. Ni los novillos dieron el juego esperado, ni los novilleros se tomaron en serio la concurso. Abrió plaza un novillo de Los Bayones. Ni toro ni torero. Rúben llegaba a Madrid con tres costillas rotas de su anterior actuación en Francia. Le tocó en primer lugar un novillo absolutamente inválido del que se pidió con insistencia el sobrero, cosa que el presidente hizo caso omiso. Inseguro y desconfiado anduvo el muchacho. Dos avisos recibió en el cuarto. De nuevo pechó con otro animal vulgarote y dio el de Arganda del Rey un sainete con el descabello. Desafortunada presentación de Rubén.
El segundo de la tarde fue un escurrido animal de Alejandro Vázquez. Se ve que Alejandro está placeado. El tener dos hermanos mayores toreros ayuda mucho. Mostró oficio pero sin alma ni alegría. Una faena que fue a menos y la rubricada con una espada que cayó baja. Aún así se dio el mejicano una vuelta al ruedo sin que nadie la pidiera. En quinto lugar salió un toro berrendo de Quintas, encaste Martínez. Bonito de lámina y correcto de presencia. El toro se paró en la faena de muleta así que Alejandro abrevió. También el descabello le hizo pasar un mal trago y llegó a ser pitado. Excesivo el trato que reciben los Adame en Madrid. Exigidos con dureza sin sentido.
Cerró cartel Fernando Plaza. Lo mejor de la faena a su primero toro fue un buen inicio en la faena de muleta. Rodilla en tierra, le recetó varios doblones por bajo. Tuvo nobleza y humillación el novillo, condiciones que no terminaron de ser aprovechadas por el madrileño. En sexto lugar salió un precioso novillo de Pablo Mayoral. Fue devuelto y salió un novillo de Rekagorri. Otra soporífera faena para cerrar una soporífera tarde fue la que hizo Fernando a este toro.
Los chicos vistieron de verde y oro, malva y oro y lila y oro. Aburrida, larga y tediosa tarde. Ni los chicos hicieron todo lo posible por lucir a los animales, ni éstos tuvieron la casta para aguantar un festejo concurso. Ni hace falta decir que los premios habituales en estos festejos, es decir, mejor toro, mejor picador y mejor brega, quedaron desiertos.
El lunes 5 me fui a El Álamo. Cartel más que interesante: estaban anunciados Morante de la Puebla, Curro Díaz y Gómez del Pilar. Se lidiaron tres toros de Castillejo de Huebra (1º, 2º y 6º) y tres de Carlos Núñez; dos encastes diferentes: Murube y Núñez respectivamente. Morante sigue su periplo de torear cien tardes esta temporada. El último matador en torear la centena de tardes o superarla, fue El Fandi en 2008. El granadino acabó aquel año con 111 actuaciones. Muy lejos quedan aquellos años locos de festejos por doquier y matadores haciendo dobletes de tarde y noche. Según el portal Mundotoro, con la actuación en este pueblo madrileño, José Antonio lleva 71 festejos. Sin casta ni bravura no hay emoción. Al igual que en Las Ventas, el ganado fue desrazado. De Morante siempre se esperan cositas y ese lunes desplegó su tauromaquia: un inicio por largas y unas garbosas chicuelinas en su primero y otro inicio basado en recortes con medio capote al cuarto de la tarde. Saludó una ovación en su primero y fue injustamente pitado en el cuarto. Ante un toro que no dio ninguna opción, Morante, con lógica, optó por abreviar y parece que no gustó. Cuando un toro no vale, se abrevia en vez de estar aburriendo al personal y alargando faenas sin sentido. Morante pasó sin pena ni gloria por esta localidad. El siguiente matador era un torero de Linares que tiene muchísima personalidad: Curro Díaz. Cuando torea desmayado, con la muleta plana y ligando las series de muletazos, es una delicia, pero cuando hace lo mismo pero haciéndolo descoyuntado y poniendo la pata atrás, es completamente antiestético. A mi juicio es un torero que tiene ligazón y consigue bien hilvanar las series de muletazos pero con esos modos tan feos, la faena queda deconstruida cual receta de chef moderno. Mató bien y cortó una oreja. El quinto pegaba gañafones y enganchó la muleta de Curro en cada pase. Curro estuvo mal y fue silenciado. El que triunfó fue el diestro madrileño. Mientras los dos andaluces salían a pie al finalizar el festejo, Noé cortó dos orejas al tercero. Otro toro mansito de comportamiento y Noé procuró hacerlo todo a favor del animal. Su labor tuvo premio. Cerró la tarde con un animal brusco de embestida y que tampoco quería saber mucho de la muleta de Noé. Intentó sacar alguna tanda pero como el de Castillejo de Huebra se cerró en banda Noé, al igual que Morante, se fue a por la espada para concluir la faena. Cerró el trasteo con una buena estocada y salió en volandas por la puerta grande.
Los toreros vistieron de lirio y azabache, verde y oro y gris perla y oro con remates negros respectivamente. En banderillas destacaron Juan José Trujillo en el cuarto, Candelas en el tercero y Ángel Otero en el sexto. Con la capa se lució Candelas en el sexto.
El domingo 11 lidiaron dos ganadería que son sinónimo de emoción y que ambas tienen un importante historial en Madrid: Palha (1º y 3º), de Portugal y Saltillo (2º y 4º), de Andalucía. Y de Andalucía vinieron los toreros: De Cádiz Octavio Chacón; de Sevilla Pepe Moral y de Jaén el joven José Carlos Venegas.
Los que no fueron se ahorraron un petardo. Tarde decepcionante. Y larga. Un sobrero de Pereda (5º) permitió a Moral hacer un toreo moderno y circular pero que apenas tuvo eco en los tendidos y otro de Torrealta (6º) que salió simplón y que le tocó a Venegas. Antes en el tercero, el de Jaén dio una intrascendente vuelta tras una gran estocada. Lo más decente fue el interesante juego en la muleta del toro de Pereda y la pelea en el caballo de los toros de Saltillo. El veterano Chacón pechó en primer lugar con un toro que se vino arriba en la faena de muleta y que previamente empujó con fuerza en el segundo puyazo. El cuarto fue un toro que debió ser devuelto pero, aún con toda la gente pidiéndolo, el Usía hizo caso omiso y la faena quedó en nada.
Los toreros vistieron de celeste y oro con remates negros Octavio Chacón, de canela y oro Pepe Moral y de fucsia y oro Venegas. Juan Melgar picó con tino al sexto.
El desafío del domingo 18 estuvo compuesto por las siguientes ganaderías castellanas: la salmantina Hoyo de la Gitana (1°, 2° y 3°) y la abulense José Escolar (4°, 5° y 6°). Para mi gusto un cartel muy interesante: el veterano Fernando Robleño (oliva y oro) y dos toreros jóvenes: Miguel Tendero (azul pastel y oro) y Luis Gerpe (marino y oro) que se confirmó la alternativa. Salvo el cuarto, lo demás fue un rosario de toros descastados y sin emoción.
Por dejar lo mejor para el final, diré que el garbanzo negro le tocó a Miguel. El de Albacete pechó con un lote que fue totalmente nulo. No tuvo Miguel ninguna sola opción.
En segundo lugar hablaré de Luis Gerpe. Un torero nacido en Madrid y que estos años ha contado con muy pocas oportunidades. Ha estado cruzando el océano estas temporadas cuando aquí escaseaban los contratos. Poco a poco consiguió hacerse un hueco en las ferias de los pueblos y a base de sudor y mucho esfuerzo, ha entrado (y triunfado, que no es poco) en el circuito de las plazas portátiles viéndose las caras con toracos de imponente tamaño: los pueblos de Madrid, Ávila, Toledo, Segovia, Cuenca, Guadalajara... han sido testigos del crecimiento de este torero. No sólo ha aprendido y mejorado su técnica con el paso del tiempo si no que además tiene gusto y sabe manejar los trastos de torear. Tuvo una oportunidad de oro y no la desaprovechó. Sus toros fueron devueltos y por ello, hasta en cinco ocasiones demostró su toreo con el capote. Dejó destellos de buen toreo y pegó varias verónicas preciosas. En su primero toreó con primor al natural y rubricó la obra con un espadazo soberbio. Hubo cierta petición de oreja pero como no fue mayoritaria, Luis dio una vuelta al ruedo. El sexto, un toro de Couto de Fornilhos al que incomprensiblemente el presidente devolvió sin motivo alguno. Un toro cuajado y muy serio. Mostró fijeza y recorrido en su comportamiento... Un toro con el que Luis seguramente habría hecho algo importante. Salió un flojo toro de Montealto y Gerpe hizo un esfuerzo más. Madrid lo reconoció y dio otra vuelta al ruedo.
Y cerraré con la actuación de Robleño. Sin espada no hay paraíso. Fernando tendrá pesadillas esa noche. De no ser por el acero, habría abierto la puerta grande. Sería la tercera de su carrera. Su primer toro blandeó al principio y durante la faena de muleta puso mil y una complicaciones. Fernando fue todo paciencia y valor. Mató mal y dio una vuelta al ruedo. La obra cumbre llegó en el cuarto: Camionero de nombre y del hierro de José Escolar. Madrid rugió. Fernando tiene el poso y la madurez de los toreros veteranos. Aplicó lo que siempre pido en estos artículos: brevedad. La faena fue perfecta. Tuvo un prólogo, un desarrollo pero faltó el epílogo. Un manojo de doblones por bajo, un puñado de muletazos hondos y profundos con cada mano y tras un vistoso cierre faltaba matar. Los olés roncos y secos resonaron en todo el edificio. Madrid estaba en pie. Y estaba expectante. Pero falló. Hundió la espada tras dos pinchazos y toda posibilidad de salir a hombros se desvaneció. ¡Torero! ¡Torero! Madrid aclamó a Fernando y éste, agradecido, dio dos clamorosas vueltas al ruedo. Inolvidable. Camionero fue grande e imponente. Tuvo nobleza y fijeza en las telas.
Tres vueltas de Fernando y dos de Luis. Situación poco habitual y menos en Madrid. En una noche de derbi madrileño y la Selección arrasando en la final de baloncesto, todos aquellos aficionados que eligieron ver un partido de baloncesto o de balompié, se perdieron una de las faenas más toreras y apasionantes de esta temporada. Hay que ir a la plaza. Por aquello de "que no te lo cuenten".
Los picadores estuvieron mal y entre las cuadrillas destacaron Fernando Sánchez, Iván García y José Pedro da Silva.
El domingo 25 se cerró el verano en Madrid con una corrida concurso de ganaderías. Este fue el orden de lidia: Juan Luis Fraile, Fermín Bohórquez, Pallarés, José Escolar, La Palmosilla y Sobral para Javier Castaño, Rubén Pinar y Gómez del Pilar (respectivamente caldero y oro, celeste y oro y sangre y oro respectivamente). Sin duda por su trapío y presentación, los dos toros más imponentes fueron el de Escolar y el de Sobral. Y por comportamiento el toro ganador del concurso fue el de La Palmosilla.
Lo más destacado lo hizo Gómez el Pilar. El madrileño lo bordó con el toro de Pallarés. Con el capote estuvo sensacional. Su toreo a la verónica puso Madrid en pie. El desastre llegó en el tercio de varas. Recibió un criminal puyazo en un costillar que lo lesionó. Madrid montó en cólera con el desafortunado picador. Con la poca fuerza que le quedaba al animal, y aún con la boca cerrada, embistió con mucha clase a la muleta de Noé. Cerró la tarde con un precioso toro del hierro luso de Sobral. Deslucido el animal y el torero sin verlo claro, nada pasó en este último capítulo. Aún así Noé vuelve a dar un toque de atención y demuestra que es un torero a tener en cuenta.
El albaceteño mató al segundo de una gran estocada. El toro de Fermín tuvo nobleza pero le faltó fuerza. Lo más vistoso de aquel trasteo fueron algunos naturales sueltos. En quinto lugar anduvo con el gran toro de La Palmosilla. Un toro de lío y para hacer algo importante pero Rubén se perdió en un toreo moderno y circular y en vez de aprovechar la calidad de aquel animal pegó pases por doquier que nadie se acordaba cuando acabó el festejo. El animal fue ovacionado fuertemente en el arrastre.
En cuanto a las cuadrillas destacaron en banderillas Juan Sierra en el 2º y Ángel Otero y Pedro José Cebadera en el 3º.
Los toros para la inminente feria de Otoño estarán expuestos al público en los corrales de la Venta de El Batán, en la casa de Campo de Madrid. Desde mañana martes 27, los toros de Fuente Ymbro y Adolfo Martín desde las 10 hasta las 19 horas. Entrada gratuita.