miércoles, 21 de mayo de 2025

El rugido de Madrid.

De los sótanos de Twitter rescato este vídeo de 2019 del maestro Santiago Martín "El Viti" visitando a los alumnos de la escuela de tauromaquia de Salamanca. Imagínense la escena: una leyenda del toreo alentando a la nueva hornada, es decir, unos críos de sexto de Primaria para abajo. El que no sepa quiénes son los protagonistas o el contexto de esta anécdota podría pensar que es un abuelo contando batallitas a sus nietos. Pero el que haya podido ver este vídeo o sepa que es lo que se ve, recordará al gran maestro salmantino sentenciar con solemnidad a un grupo de infantes ojipláticos: "...Pero quien os lo dice es el público cuando se levanta de los tendidos... ¡Eso es el temple!".

A esta anécdota me remonto para contar la tarde de hoy. Porque Madrid ha rugido este 21 de mayo de 2025. Nos hemos puesto en pie. Lo primero de todo y antes que nada...¿Qué es el temple? No es torear despacio como muchos pueden pensar. No. Templar es, ni más ni menos, ralentizar la embestida. Frenar al toro en resumidas cuentas. Tener la extraordinaria capacidad de aplicar al animal la velocidad que el toreo desea en ese pase, ya sea con el capote o la muleta cuando éste llegue desde donde el lugar del que arranque la embestida hasta la jurisdicción del matador.

Hoy Madrid ha rugido con Saúl Jiménez Fortes. Un malagueño que ha sufrido la crueldad de las empresas y las cornadas de los toros. Un malagueño que en los pocos paseíllos que ha podido hacer estos años ha demostrado un valor a prueba de bombas nucleares sumado a un temple exquisito y unas maneras clásicas. Sin alharacas ni excentricidades. Porque no queremos, ni necesitamos bernadinas, luquesinas, manoletinas, cambiados por la espalda ya sean de rodillas o de pie, ni un largo etcétera de suertes que en el momento pueden levantar a uno del asiento pero que tres horas después nadie recuerda. ¿Qué ha hecho Saúl? TOREAR. Asentar las zapatillas en la arena, dar el pecho, embarcar al animal y guiar su embestida todo lo que la poquita raza del toro de Araúz de Robles le ha permitido. La corrida ha dejado que desear, y un punto más de fuerza habría aumentado la emoción de la tarde y más en particular la faena a ese segundo toro.


Los que seguimos la temporada sabemos del buen momento de este torerazo, de su injusta situación y también sabemos de unos ineptos empresarios que se reparten los cromos despreciando a los toreros que como él, se lo ganan en el ruedo. Según las crónicas no pisa Madrid desde junio de 2021. Y el número de festejos que ha firmado desde que acabó la dramática pandemia ha sido irrisorio.

Porque así ha ocurrido en la Villa y Corte este 21 de mayo de 2025. Madrid ha rugido. No han sido esos olés insulsos y chirriantes cuando un torero se pasa por la espalda de rodillas un par de veces a un morlaco de media tonelada y una plaza ebria de alcohol hasta las trancas estalla en vítores que caen en el olvido cuando acabada la tarde la gente se va al bar y piden la primera caña y una tapa. No. Unos olés roncos y secos. Largos como los muletazos del torero en cuestión. Porque esos olés son diferentes. Suenan diferente. Escuchar el primer olé o el segundo a ciegas hay una diferencia abismal. Su duración y tono puede hacer entender qué es lo que está pasando en la arena. Busque querido lector vídeos y compruébelo. Seguro que en la web de Telemadrid está la corrida repetida en el archivo. Y si no, busquen por ejemplo vídeos de Ángel Sánchez y Pavito, de Fernando Robleño y Camionero, de Pablo Aguado y Tapado y entenderán perfectamente a qué me refiero.


Hoy hemos ocupado una tarde más nuestro escaño de ese duro tribunal que es la plaza de Las Ventas al reclamo de lo que más nos apasiona: la tauromaquia. Sabíamos que era una tarde de tiesos, de tres toreros que no mueven masas ni abarrotan plazas. En los análisis y opiniones de la afición en invierno cuando se presentó la feria, muchos auguramos que esta tarde era de interés. Morenito de Aranda sabe lo que es triunfar en Madrid y Adrián de Torres sigue buscando ese triunfo un plaza de renombre que le permita entrar en las ferias. En esta plaza ya lo ha demostrado. Y ante toros de diferentes encastes. Hemos juzgado y hemos dado nuestro veredicto: Saúl Jiménez Fortes ha demostrado que sabe y que puede. Apostamos incondicionalmente en febrero por Saúl y no defraudó. Y en el tejado de los empresarios está ahora la pelota. Ahora les toca a ellos demostrar que tienen afición y contar con él o quedarán retratados por Saúl demostrando lo podrido que está el sistema. Porque recuerden que el toreo es un gran espectáculo gestionado por gente mediocre. Un talento así no puede quedarse en su Málaga natal o en la intimidad y tranquilidad de los tentaderos. Su paso por San Isidro ha sido excelente. Hasta hace no mucho, un torero si daba una vuelta al ruedo en Madrid, se daba una vuelta a España que no la daba ni el gran Ocaña o Bahamontes. Era una llave, al menos un voto de confianza de los empresarios que ponían en sus plazas, al reclamo de un triunfo en Madrid con el objetivo de premiarle y darle oportunidades. Ahora no. Espero equivocarme y pensar que no sé si le valdrá de mucho.


Con el capote ha estado exquisito. Las verónicas han sido excelsas. Y con la muleta ha habido toreo de mil kilates, ajuste con el toro y muchísima naturalidad. Y suavidad. Los toques, los cites... nada de golpes bruscos ni trallazos ni nada similar. Una lección de cómo manejar las telas. Todo ha sido con mimo, lentitud y temple, por supuesto. Y algún que otro precioso remate, por ejemplo el gracioso kirikikí. Y de la espada... Eso Saúl lo sabe mejor que nadie. La vuelta al ruedo ha sido unánime. No como la de ayer de Iker Fernández "El Mene". Una vuelta de chichinabo tras dejar ir un lote que tenía un cortijo en cada pitón. De no ser por el acero hoy habríamos visto una puerta grande rotunda. A años luz de la de Talavante el otro día. Así da gusto ver a un torero. La cara lo decía todo. Saúl estaba pletórico. Desde la última fila de la andanada se podía ver la felicidad en la cara de Saúl.

Lo único que necesita es que le den contratos. Estamos hartos, hastiados, aburridos, cansados, agotados, exhaustos... de ver toreros que aburren a las moscas y siguen copando carteles porque su apoderado o su entorno tiene influencia en el sistema. Mientras aquellos que se lo han ganado o merecen una oportunidad, no gozan de ella porque nadie apuesta por ellos si no ven la garantía que tendrán tirón en la taquilla.

Volví a casa feliz. Un buen Rioja, un jamón ibérico, el mejor foie de Francia... No sé a qué se puede comparar lo que esta tarde hemos presenciado. Una tarde que jamás olvidaremos. Nuestro pequeño deseo es que las dos tardes de Fortes en 2024 sean 50 este 2025. Que este triunfo no caiga en el olvido. Que aquí hay torero para rato.

No olvidaré el cadencioso toreo de Saúl Jiménez Fortes. No olvidaré como puso Madrid en pie un 21 de mayo de 2025. Y no olvidaré como los que asistimos ese miércoles de feria a la plaza, vibramos con el toreo de Jiménez Fortes. Clamorosa tarde. Toreó Saúl y rugió Madrid.




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